Luego de las observaciones de la relatora especial sobre la reforma judicial, la Cancillería califico de “insólita” esa actitud.
A través de la Cancillería, el Gobierno argentino expresó su “malestar” por las críticas de la relatora especial de las Naciones Unidas, Gabriela Knaul, quien sugirió reconsiderar el proyecto que modifica el Consejo de la Magistratura y el que regula las medidas cautelares
La Cancillería consideró “inusitado” el comunicado de prensa emitido por Knaul, estimando que “los términos del mismo se apartan no sólo de los estándares de ética profesional e independencia esperados del titular de un mecanismo especial como lo es la Relatoría, sino que por su falta de imparcialidad, mesura y equilibrio representan un desvío del mandato mismo encomendado a la Relatora”.
Agregó Cancillería que “resulta paradójico que quien ha recibido el mandato de proteger la independencia de magistrados y abogados atropelle principios básicos del derecho, prejuzgando y adelantando conclusiones sin haber recibido las respuestas a las preguntas que planteó en la noche del viernes pasado al Estado argentino”.
Para la cartera que conduce Héctor Timermann, no sólo la relatora “manifiesta su ignorancia o parcialidad política al recomendar un diálogo participativo e inclusivo con la sociedad y la comunidad jurídica” sino que “convirtió a las Naciones Unidas en fiscal, juez y verdugo contra un país miembro”.
