Mucho se especuló las últimas semanas con la reunión de las principales figuras del peronismo no kirchnerista en torno al gobernador cordobés, José Manuel de la Sota. Y nada más simbólico que realizar una movida el Día del Trabajador. ¿Qué mejor muestra para enviar al interior del peronismo que la elección de ese día? Así fue que, mientras la CGT de Antonio Caló brillaba por su ausencia y los actos por el 1° de Mayo se limitaban a la CTA de Hugo Yasky y las habituales expresiones de la izquierda, el jefe de la CGT Azopardo, Hugo Moyano, era invitado a Córdoba para participar del evento al que el peronismo disidente busca constituir como un punto fundacional.

Las cuatro figuras centrales del evento fueron el anfitrión De la Sota, el exministro de Economía Roberto Lavagna, el diputado Francisco de Narváez y el citado Moyano. Pero hubo muchas más. Comenzando por el propio Luis Barrionuevo, jefe de otra de las cinco centrales sindicales en las que está dividido el movimiento obrero y que aspira a volver a competir por un cargo legislativo, con la bendición del gobernador cordobés; pasando por otras figuras del Congreso, como los diputados Alfredo Atanasof, Claudia Rucci y Jorge Yoma.

Más allá del documento suscripto por los cuatro mencionados al principio, conviene analizar los puntos en común que entrelazan a otras figuras. Atanasof está bien cerca de De Narváez, Rucci de Gerónimo Venegas -también presente en Córdoba- y Yoma de Daniel Scioli, con todo lo que ello conlleva… Obviamente también se lo vio al hermano del gobernador bonaerense José “Pepe” Scioli, nexo entre De Narváez y el mandatario provincial.

Aunque suene contradictorio, también está presente en este acuerdo el jefe de Gobierno Mauricio Macri, quien pensando en 2015 está obligado a ampliar su base de sustentación y tratando de hacer pie -mal que les pese a algunos miembros del Pro- en el peronismo no K. Así es que Lavagna, presente en Córdoba, ya tiene acordada con Macri su participación al tope de la lista para senadores en la Ciudad de Buenos Aires. ¿Qué necesidad tiene el Pro de regalarle a un aliado una de las dos bancas que probablemente obtendrá en la Cámara alta, cuando bien podría asegurarse a dos figuras propias allí? El jefe de Gobierno está obligado a mirar más allá del Pro, y eso está haciendo.

Aunque algunos medios hayan titulado que Lavagna dijo que “no será candidato del Pro”, lo que el propio exministro confirmó la última semana es que lo será de una alianza más amplia, que incluye al macrismo. Y el Pro -marca que algunos sostienen que ya habría cumplido sus objetivos para Macri y ahora necesita ser ampliada- ha concretado a su vez su acercamiento pleno al peronismo disidente con el entendimiento alcanzado con “Momo” Venegas y su flamante partido FE.

Venegas y Moyano son vistos como aliados clave para las legislativas, pues aseguran una fiscalización imprescindible para esos comicios.

Alentado por las encuestas que lo han hecho revivir de las cenizas, Francisco de Narváez ha recobrado protagonismo, al punto de haber sido invitado a la firma de ese acuerdo celebrado en Córdoba. Hace tiempo que su enemigo dejó de ser Daniel Scioli y se siente más a gusto apuntándole a Sergio Massa, el único que podría arruinarle las expectativas. El intendente de Tigre sigue deshojando la margarita, y a algunos peronistas disidentes esa indefinición ya no les gusta nada. “Nosotros creemos que la Argentina nos está pidiendo tomar decisiones, no esperar… Tomar decisiones, la Argentina no acepta grises en este momento, por lo cual yo creo que cada uno es artífice de su destino; lo que nosotros no podemos aceptar es que nadie nos paralice”, señaló la diputada Claudia Rucci, graficando el disgusto con el que muchos de ese sector ven a Massa.

Es que son conocidos los contactos que ha habido de parte de algunos kirchneristas con el intendente de Massa, para sondear una eventual participación suya en el marco del Frente para la Victoria. Fuentes cercanas al intendente dejaron trascender que eso no sucederá, pero que probablemente termine no compitiendo, alentando sí una lista en la que podría figurar Felipe Solá, quien acaba de lanzar su candidatura a renovar su banca. Nada está definido en torno a Sergio Massa, quien se sabe que ha llegado a ilusionarse con la posibilidad de dejar de lado sus aspiraciones a la gobernación e ir directamente por la presidencia en 2015, si los candidatos del peronismo se caen o no remontan vuelo.

Un éxito en 2013 le garantizaría esa posibilidad, pero después tendría que lidiar -lo sabe- con dos años de fuego cruzado K; teme que lo afecte el “síndrome del Colorado”, que alcanzó a De Narváez en 2009, tras ganarle a Néstor Kirchner y Scioli en fila y luego ingresó a un cono de sombras.

Más allá de esas alternativas, el PJ opositor busca reflotar la marca Peronismo Federal, aunque ese no termine siendo el nombre con el que compita, pero sí el espíritu. Un interrogante que muchos se hacen en ese sector, porque se lo han expresado desde los medios, es de qué manera le plantean a la sociedad que lo mejor es que un gobierno peronista sea el que suceda a… otro gobierno peronista.

Por eso es que en los discursos se han planteado remarcar que el actual “no es un gobierno peronista”. Corren al kirchnerismo por izquierda cuando lo tildan de “conservador” por hacerle pagar a los trabajadores Ganancias y ponerle techo a las paritarias; y hacen también su propia mirada al pasado cuando reconocen que la década menemista fue neoliberal. “Hay que volver a las bases del peronismo”, remarcan, aunque aclaran que cuando reivindican a General apelan al último Perón. No al del cinco por uno, sino al del abrazo con Balbín… Demasiadas aclaraciones, tal vez.

Lo cierto es que Macri deberá dejar de lado sus prevenciones y viejos reproches con De Narváez en territorio bonaerense, donde admiten que se librará la madre de todas las batallas y no pueden darse el lujo de competir separados. La resistida norma de elección de consejeros para la Magistratura es un elemento que terminó por agrupar a los disidentes. La obligatoriedad de tener personería en 18 de los 24 distritos hace que ese peronismo necesite del Pro y ese es un elemento que jugará con fuerza en los próximos comicios. De ahí que si bien sus figuras aclaran que apuestan a un fallo judicial que invalide la elección de consejeros, aseguran que en ningún momento se les ocurrió no competir. Y se ilusionan con que en un escenario electoral dividido en tercios, puedan doblegar en la sumatoria al kirchnerismo.

Mientras tanto, la insistencia con el discurso peronista no apunta necesariamente hacia el electorado, sino sobre todo hacia los dirigentes que todavía se resisten a abandonar la insignia K.

En el mientras tanto, ya han planteado sus objetivos en el documento de Córdoba, que en su primer punto, el principal, habla de “defender la Constitución” y conformar en 2013 una nueva mayoría parlamentaria “que asuma la conducción de la Cámara de Diputados”.