Con un acto multitudinario convocado con el objetivo de revivir de algún modo el espíritu de los festejos del Bicentenario, el kirchnerismo concluyó una semana con la sensación de haber acumulado más en el haber que en el debe. Con la celebración del décimo aniversario de la asunción del kirchnerismo en el poder, evento organizado durante meses y que las últimas semanas mantuvo la agenda del secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, completa de reuniones con dirigentes K de todo tipo, pero sobre todo con jefes territoriales, para asegurar una concurrencia masiva este 25 de Mayo.

Fue la demostración que esperaba exhibir el kirchnerismo a partir de los mazazos que significaron las protestas de septiembre, noviembre y abril pasados. El gobierno necesitaba contrarrestar la sentencia de haber “perdido la calle”, de ahí que no escatimara en gastos ni esfuerzos para masificar esta fecha. Se podrán festejar también en lo que resta del año los 30 años de democracia, pero esa celebración no es exclusivamente propia, y además las fechas están fuera del calendario electoral.

“El día” era este sábado y fue entonces el corolario de una semana en la que el gobierno volvió a mostrarse activo, con anuncios y tomando decisiones. Retomando la costumbre de las cadenas nacionales, aunque esta vez sin misterios. A diferencia de la última vez que hizo uso de ella, que despertó un sinnúmero de elucubraciones y terminó aludiendo a la inundación en La Plata, cuando se convocó el último miércoles se sabía que la Presidenta anunciaría mejoras en asignaciones. La sorpresa tuvo que ver, en todo caso, con el nivel del incremento para la Asignación Universal por Hijo, que llegó al 36%.

La señal muestra claramente la previsible decisión del gobierno nacional de no adoptar en esta coyuntura ninguna medida que tienda a enfriar la economía, pese a la inflación. Por el contrario, la apuesta sigue siendo al consumo, y lo dejó claro la propia Cristina Kirchner, quien a continuación lanzó una advertencia a los empresarios de todos los tamaños: “Los que ponen los precios son ustedes”. La Presidenta ha incorporado así el problema de la inflación a las preocupaciones oficiales, pero les trasladó a los empresarios la responsabilidad de la misma. También a gobernadores e intendentes por aumentar impuestos. Es costumbre del kirchnerismo buscar siempre enemigos y culpables para alejarse de los reproches.

Vino después la novedad del control de precios por parte de la militancia. No dio más precisiones, pero ya el líder camporista Andrés Larroque se hizo cargo del tema y anticipó que en los próximos días se reunirán para definir la metodología de esa tarea de ya de por sí difícil aplicación e incierto destino. Pero que sirve para brindar más protagonismo aún a la agrupación cristinista más encumbrada, que exhibió su ascendente capacidad de movilización este fin de semana, y que en menos de un mes podrá demostrar un nuevo ascenso en el nivel de consideración presidencial, cuando se conozcan los nombres que integrarán las listas legislativas del Frente para la Victoria en todo el país. Ya se ha dejado trascender que el crecimiento numérico de la tropa camporista en el Congreso será exponencial, conforme el deseo presidencial.

En primera fila estaban sentados el miércoles los sindicalistas de la CGT cercana al gobierno, que se alegraron con los anuncios sobre asignaciones familiares para trabajadores registrados, para trabajadores en general, ayuda escolar, pago por hijo a madres y por contención familiar, pero se quedaron con las ganas respecto a que la Presidenta repitiera la medida de fin del año pasado, cuando exceptuó del pago del impuesto a las ganancias en la segunda cuota del aguinaldo a los trabajadores cuyos ingresos no superaran los 25 mil pesos. Igual, no pierden las esperanzas de que esa medida se adopte en un próximo anuncio. Bien se sabe que el gobierno tiene especial preferencia por dosificar la difusión de las medidas positivas, cuestión de ampliar sus efectos.

Tal cual la Presidenta remarcó, esas medidas requieren un gran esfuerzo fiscal que se corresponde con el año electoral en curso. Tal cual anticipamos en esta columna, lo que se puso en marcha esta semana es el ABC ya no del manual kirchnerista, sino de todo gobierno en época de elecciones. Las buenas noticias en vísperas electorales aseguran votos. La Presidenta confía en reeditar su ya probada receta de la apuesta al consumo para mejorar el clima social en tiempos complicados.

Mejoró también el clima en la city, donde la cotización del dólar blue perforó la línea de los 9 pesos, aunque sigue inestable y aún elevado. Todos los economistas coinciden en que su cotización es irreal; si bien el tipo de cambio aparece retrasado, no se justifica bajo ningún aspecto que esté orillando los 9 pesos. Con todo, operadores advertían esta semana que si bien sonaba más que exagerada la irrefrenable carrera de días pasados, cuando la cotización se disparaba por sobre los 10 pesos, la baja reciente ha hecho que muchos vean el valor de la última semana como “bajo” y se tienten por comprar, absorbiendo así dólares de la plaza.

Es lo que espera hacer a su vez el gobierno a partir de la aprobación esta semana del blanqueo de capitales. El proyecto será convertido en ley el miércoles, e inmediatamente después todas las expectativas estarán puestas en su reglamentación, que echará luz a las dudas que aún persisten en torno al uso de los bonos que se entreguen a cambio de divisas. Sobre todo los Cedines, que la plaza inmobiliaria espera como el maná para reactivar un mercado puesto en menos diez a partir del cepo.

Otra promulgación esperada, pero en este caso por parte de la oposición, es la de la ley de reforma del Consejo de la Magistratura. La norma quedó promulgada “de hecho”, que es lo que sucede cuando el Ejecutivo no firma la promulgación, ni la devuelve al Parlamento. Al haberse cumplido los diez días hábiles tras la sanción, la promulgación es automática y sólo resta para su puesta en vigencia la publicación de la misma en el Boletín Oficial.

Deliberadamente el gobierno ha estirado los tiempos, por cuanto es sabido que la oposición aguarda su entrada en vigencia para presentar un aluvión de acciones legales para frenarla. Por eso el gobierno no tiene apuro, sabe que cuanto más tiempo pasa, más les complica las cosas a sus adversarios. Hay una fecha clave: el 12 de junio, cuando finaliza el plazo para la conformación de alianzas y adhesiones. La oposición confía en que un fallo judicial eche por tierra la elección de consejeros, pero debe tener definido el plan B, para competir en caso de que eso no suceda o pase tarde.

Debe resolver la cuestión de la elección de candidatos a consejeros de la Magistratura, pero sobre todo alianzas y nombres para los comicios. Pasan los días y siguen las indefiniciones. Y entre tanta incertidumbre, persiste la que rodea a Sergio Massa, convertido en la estrella de este turno electoral, si bien no ha definido si tomará parte del mismo. El dato más reciente al que accedió este medio es que el intendente de Tigre ya tendría decidido no competir este año.