El pliego del entonces coronel tuvo que atravesar un camino espinoso en la Cámara alta para ser avalado. Un senador resultó clave para alcanzar el quórum que la oposición no dio y elevar a Milani a la categoría de subjefe del Ejército. Los votos.
Legisladores de todas las fuerzas de la oposición no se cansan de apuntar por estos días al ascenso de César Milani como jefe del Ejército. Sus presuntos vínculos con la dictadura militar y el levantamiento carapintada de 1987 son los argumentos que diputados y senadores levantan contra la designación. Pero, ¿qué pasaba hace tres años, cuando el oficialismo se disponía a avalar el pliego en el Senado?
El Frente para la Victoria no la tuvo fácil. Fue en 2010, cuando la presidenta de la Nación Cristina Fernández designó a Milani como subjefe del Ejército –en 2007 había sido ascendido a coronel-.
El 15 de diciembre de ese año, el kirchnerismo fracasó en su intento de aprobar el pliego, el más conflictivo de una extensa lista de nombres para el Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea. El líder del bloque, Miguel Pichetto, pidió tratarlo una semana después, ya que correría el plazo legal de siete días y el kirchnerismo no necesitaría una habilitación sobre tablas, es decir, la adhesión de los dos tercios de los presentes en el recinto.
El radicalismo y del Peronismo Federal se habían negado a facilitar el tratamiento del ascenso del entonces general de brigada, ya acusado por el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) de haber participado en levantamiento militar carapintada de Semana Santa contra el expresidente Raúl Alfonsín.
Fue así como, el 22 de ese mes, la bancada oficialista pudo tratar el tema junto con más de 300 ascensos militares. ¿Cómo consiguió el ajustado quórum? Con la presencia clave, entre otras, del senador porteño Samuel Cabanchik (ProBAFe), que a pesar de ello votó en contra. Si se abstenía, la sesión hubiese caído.
El único senador del oficialismo que no se presentó en el recinto fue el mendocino Rolando Bermejo. Sin él, el oficialismo tenía 36 legisladores, de ahí la importancia de la figura de Cabanchik. A la bancada kirchnerista se sumaron los aliados de Tierra del Fuego Rosa Díaz y José Martínez, y el neuquino Horacio Lores.
También aportaron para el quórum la santafesina Roxana Latorre, la rionegrina María José Bongiorno y el riojano Carlos Menem –estaba con licencia médica-, que ya había participado de la sesión anterior.
Finalmente, el pliego fue avalado por separado –a pedido de la oposición-, con 36 votos, el rechazo de Cabanchik y las abstenciones de Sonia Escudero, Gerardo Morales, Eugenio “Nito” Artaza y Arturo Vera.
“La aprobación del pliego de Milani es la concreción de la politización de las Fuerzas Armadas”, aseguró entonces Morales, y explicó: “Hay una resolución –la 1633- del 13 de diciembre de la ex ministra Nilda Garré que propone reestructurar de Fuerzas Armadas, que es volver a un viejo esquema. Se ha roto el equilibrio del esquema de los ascensos”.
El titular de la Comisión de Acuerdos de la Cámara alta, Marcelo Guinle, señaló que los legisladores opositores se dejaron llevar por “folletines mentirosos” y que “algunos lo repiten como si fuera una realidad, se ha echado a rodar una serie de cuestionamientos que no tienen ningún tipo de argumentos”.
Cabanchik justificó luego su participación en la sesión al opinar que “no hay que debilitar las instituciones” –en relación al aval de los ascensos- y aseguró que se opuso al pliego de Milani por tener “algunas dudas”. “La responsabilidad histórica la dirá la historia y es el oficialismo el que tendrá que confirmar en los hechos si hoy actuó en buen juicio”, había dicho en el recinto.
