Los cambios significativos en el impuesto a las ganancias que anunció ayer la Presidenta, dan cuenta de la voluntad política de este Gobierno a la hora de responder las demandas de los argentinos y argentinas.

No podemos perder de vista, que el mundo lejos de estar gozando una situación de prosperidad; se encuentra en una severa crisis económica, pero también política, en dónde las recetas ortodoxas y neoliberales del ajuste estructural son las reglas de juego preponderantes. Remarco este aspecto, porque históricamente en contextos de crisis económica a nivel mundial, nuestra región no quedaba exenta de tales descalabros; de hecho, bastaba que la vieja Europa se resfríe, para que América Latina sufra de neumonía.

Sin embargo en esta latitud del mundo, ayer Cristina Fernández anunció que el casi el 90% de los trabajadores y el 99% de los jubilados quedan eximidos del impuesto a las ganancias (al elevar su piso a $15.000). A su vez, aquellos que se encuentren en el rango de $15.001 a 25.000, se les deducirá en un 20% el gravamen. Medidas que están acompañadas por la elevación del piso para recibir las asignaciones familiares; aumentando su percepción a poco más de 4 millones de niños y niñas. En lo que respecta a nuestra región patagónica; para aquellos cuyos ingresos superen los $15.000, la deducción es más beneficiosa, puesto que se eleva al 30%, sin tope de ingreso.

Y vuelvo a reiterar, todos estos beneficios se dan en un marco de recesión internacional, ergo: despidos y reducciones salariales en los países centrales. Ahora bien, si en nuestra patria podemos estar anunciando estas felices medidas, es porque desde el 2003 se produjo en la Argentina un cambio de paradigma. Donde el financiamiento externo dejó de ser el eje del modelo de acumulación y pasamos a un modelo valorización productiva. Restructuramos nuestra deuda y nos estamos desendeudando. Estas políticas económicas en pos del bienestar de todos los argentinos, son las que debemos defender ante los embates de los intereses más mezquinos del capital financiero, encarnados en las aves de rapiña y respaldados por ciertos magistrados estadounidenses.

Por eso queridos compatriotas, más allá de la satisfacción del anuncio de nuestra Presidenta, no debemos perder de vista que el pasado está a la vuelta de la esquina, a menos que defendamos estas conquistas entre todos y todas.

Silvina García Larraburu es diputada nacional