Los pases de legisladores que hasta no hace mucho formaban parte de las bancadas del FpV-PJ al Frente Renovador presentan particularidades diversas y dos de ellos, que aquí se detallan, son de significativa importancia.
Recientemente han impactado -con fuerza- dos hechos políticos ineludibles en el ámbito legislativo, que no deja de llamar la atención a los observadores de la dinámica realidad política de la provincia de Buenos Aires.
Días pasados se lo vio al diputado provincial Raúl Pérez a sus anchas en la conferencia de prensa que convocó el massismo en un salón de la Cámara baja, y de esa forma el legislador platense ratificó su incorporación al bloque del Frente Renovador.
Pérez, no solamente integra la selecta lista de legisladores destacados por Semanario Parlamentario en su tradicional entrega de premios; sino que es uno de los diputados más influyente dentro de la Cámara baja provincial, por capacidad de trabajo, conocimiento y la necesaria cuota de audacia que en política siempre es necesaria.
En la otra Cámara, en el Senado, la novedad la constituye la confirmación de la incorporación al bloque que conduce el senador Jorge D’Onofrio de Osvaldo Goicoechea, junto a Baldomero Álvarez de Olivera y Leonor Granados. El lavallense está terminando su segundo mandato como senador y fue una figura clave del bloque del FpV de los últimos años.
Pérez y Goicoechea, tienen muchas cosas en común y una larga trayectoria dentro del peronismo, pero si nos remitimos a la historia parlamentaria reciente, se destaca que ambos fueron presidentes de las respectivas bancadas del FpV hasta no hace mucho tiempo.
Raúl Pérez, diputado desde el 2001, llegó a la presidencia del bloque de FpV en 2007, luego de haber sido uno de los principales impulsores de la escisión del bloque del FpV del PJ, en ese incipiente grupo político felipista/kirchnerista que iba a terminar enfrentando en 2005 al “PJ ortodoxo”, que levantó la candidatura a senadora nacional de Hilda “Chiche” Duhalde.
Goicoechea arribó al Senado como quien dice con “coronita” en 2005, fruto de la Quinta Sección de aquel enfrentamiento entre el PJ y el FpV, y reemplazó en la presidencia del bloque al platense Juan Amondarain, que había comandado la “rebelión” en el alto Palacio. En ese entonces, “El Vasco” llegaba con el respaldo del hombre fuerte del Gabinete provincial, Florencio Randazzo, jefe de Gabinete felipista por aquellos años y actual ministro del Interior y Transporte del Gobierno nacional.
Ambos presidentes de bloques fueron las caras más visibles de lo que muchos consideran la etapa de resistencia del FpV, victorioso ante el PJ y con magros resultados en las elecciones de 2009, con “el conflicto con el campo” de por medio.
De hecho en la Legislatura de la provincia de Buenos Aires se logró algo que no todas las legislaturas provinciales pudieron hacer; en sendos recintos se aprobaron declaraciones a favor de la famosa resolución 125 bajo la batuta de Pérez y Goicoechea.
Hoy sólo queda el recuerdo de aquellas pequeñas escaramuzas desplegadas en la arena democrática que constituyen los recintos legislativos, pero tanto “El Cabezón” como “El Vasco” tienen muchos más anécdotas.
Ambos comandaron los bloques oficialistas sin fisuras a pesar de los embates que desde los sectores que se consideraban kirchnerismo puro no les daban descanso.
Pérez, incluso, fue una solución ante un “emergente K”, tal como se había “vendido”, el diputado Fernando “Chino” Navarro en la capital bonaerense. “Felipe Solá optó por realizar un gesto a La Rosada mientras ajustó a los amigos y bendijo a Navarro para el bloque, dos años después los propios kirchneristas pidieron por Pérez para conducir el bloque” según recuerda un colaborador del bloque.
“El Vasco” no tuvo mayores inconvenientes para llegar, pero sin embargo, mucho le costó mantenerse ante la disconformidad permanente sobre su conducción de un grupo de senadores que reportaban directamente a la Casa Rosada. El obsesivo exintendente de General Lavalle pasó tardes enteras encapsulando a los conspiradores durante esos largos seis años de presidencia hasta que finalmente en 2011 el fiel de la balanza tomó otro rumbo y la senadora peronista Cristina Fioramonti asumió la responsabilidad de conducir la bancada.
Goicoechea exhibe un mérito que lo aportan los documentos históricos, durante su conducción ningún senador abandonó el bloque del FpV. Dicen que “El Vasco”, ya prácticamente afuera del Senado, murmura por lo bajo: “nos fuimos los malos y llegaron los inútiles”. Para contextualizar la frase recuerdan las “cero fugas” en los seis años de Goicochea y las ocho de los escasos tiempos de Fioramonti.
Como antaño, entonces, hoy ambos legisladores, Pérez y Goicoechea, se muestran rebeldes con las autoridades constituidas y lo nuevo, la renovación, los vuelve a tener como protagonistas, y vaya uno a saber qué papel les tiene reservado el destino de la Patria.