El primer candidato del Frente Progresista, José Riccardo, destacó el segundo lugar logrado en las PASO y sostuvo que el electorado “le dio un voto de confianza” al espacio de centroizquierda, en un detallado análisis de los resultados en tierra puntana.
Pese al contundente triunfo de la fuerza política de Alberto Rodríguez Saá en la provincia de San Luis, el Frente Progresista Cívico y Social asoma como segunda fuerza consolidada en el distrito y con buena proyección de cara a 2015. Así lo analizó ante Semanario Parlamentario el primer candidato a diputado nacional, José Riccardo, quien ponderó el triunfo sobre el Frente para la Victoria y la posibilidad de arrebatarle una banca a Compromiso Federal.
De extracción radical, Riccardo –que fue candidato a gobernador en 2011 y hoy es rector de la Universidad Nacional de San Luis- sostuvo que “si bien el oficialismo sacó un porcentaje importante, el caudal de votos no supera el registro histórico y tiende a disminuir”. “El electorado de San Luis nos ha dado un voto de confianza”, destacó el candidato, que se impuso además en una interna de cuatro listas.
-¿Cómo analiza su performance en las PASO de cara a octubre?
- El electorado de San Luis nos ha dado un voto de confianza para octubre, no sólo en las grandes ciudades sino también en los departamentos del interior, donde el Frente Progresista Cívico y Social se consolida como segunda fuerza, desplaza claramente, por diez puntos o más, al Frente para la Victoria, que había hecho una muy buena elección en 2011 y además gobierna la ciudad capital. Hubo una visible retracción de votos de los dos espacios con los que competimos, que son los del Gobierno provincial y el nacional. Con este resultado, según la lectura que hacemos de las PASO, estaríamos en condiciones de meter un diputado nacional que no sea del oficialismo provincial. En 1999 fue la última vez que fue elegido un legislador de un partido que no fuera del Gobierno provincial. Hoy los cinco diputados pertenecen al esquema político de (Alberto) Rodríguez Saá. Además, estaríamos en condiciones de ampliar la representación en la Legislatura provincial, es decir, constituyéndonos como una alternativa de poder en San Luis, y también en el orden nacional. Somos una fuerza constructiva, en el sentido de que no queremos que nos pongan en el lugar de oposición, sino que estamos construyendo una alternativa política. Venimos a plantear una diferencia metodológica en la forma de ejercer la política, a cuidar los logros de los gobiernos nacional y provincial en materia de buenas políticas, pero construyendo una discusión profunda sobre las cosas que se quieren esconder debajo de la alfombra.
- ¿Es la primera vez que el Frente Progresista disputa elecciones en San Luis?
- Con este grado de amplitud, sí. Hubo una experiencia en el 2009, pero se perdió la oportunidad porque las fuerzas que hoy conforman el frente no pudieron llegar a un acuerdo, y eso fue una ventaja para el oficialismo. Ahora, porcentualmente, el Frente para la Victoria ha tenido en San Luis la pérdida más grande dentro de todas las provincias: bajó de un caudal de 65 mil votos en 2011 a 30 mil votos, o sea que perdió más del 50 por ciento de la base electoral que tuvo en la última elección.
- De todos modos, el porcentaje que logró Compromiso Federal sigue siendo importante…
- Es cierto, pero si bien el oficialismo provincial sacó un porcentaje importante, el caudal de votos no supera el registro histórico y tiende a disminuir. Además, el voto en blanco “salió tercero” en San Luis, es decir, le ganó al Frente para la Victoria. Ese es un voto que está latente, en busca de una alternativa sólida de poder en San Luis. El único espacio que creció en número concreto de votos fue el Frente Progresista Cívico y Social. Por ejemplo, en la categoría gobernador en la última elección, Compromiso Federal obtuvo 130 mil votos, y en esta elección obtuvo –con un despliegue de colectoras realmente impresionante, de diez, doce colectoras por las dos ciudades más importantes- 115 mil votos en la categoría concejal. Es decir, la afluencia de votantes de ese espacio fue menor. No sucedió así con el Frente Progresista, que creció casi un 20 por ciento respecto de la última elección. Por otra parte, prácticamente hemos roto con la tradición de la campaña. Yo como candidato no pegué ni un solo afiche en ninguna pared en toda la Provincia. La campaña se basó en recorrer las localidades, visitar las instituciones, recorrer los barrios puerta a puerta y difundir nuestras propuestas en los medios de comunicación.
- ¿Cómo se dio la elección a nivel departamentos?
- Si uno analiza las elecciones por departamentos en la Provincia, de los nueve hay dos o tres muy importantes donde ya hay prácticamente una paridad entre el Frente Progresista y los candidatos de Rodríguez Saá. Es el caso del departamento de Junín, donde está la famosa villa turística de Merlo, o el departamento de Chacabuco. Incluso dentro de los circuitos electorales de la capital provincial, el Frente Progresista está superando al oficialismo provincial. No hay que olvidar que hoy hay una hegemonía política en la representación de los departamentos. Los senadores provinciales de los nueve departamentos de la Provincia son del oficialismo provincial, de manera que hay toda una superestructura, pero se está mostrando una dinámica de paridad y de crecimiento del Frente Progresista, con una fortaleza territorial, ya que hemos presentado candidatos en todos los departamentos, en las municipalidades y en las concejalías. Si bien en el futuro habrá que disputar el poder en San Luis, hoy por hoy nuestro esfuerzo está centrado en hacer una buena campaña, ampliar la base electoral y responder a las expectativas del electorado.
- ¿Cuáles son esas expectativas? ¿Qué propuestas tienen para el puntano?
- San Luis ha sido una Provincia destacada en el orden nacional por su política de inversión en obra pública, en caminos, en viviendas… sin embargo, está atravesando problemas que vienen de hace años y salen a la superficie por el panorama político nacional, que tienen que ver con la precarización laboral y la falta de gestión en bienes sociales básicos, como la gestión de la salud pública, que ha sido realmente calamitosa, al igual que la educación pública y la seguridad. En este denominador común entre la salud, la educación y la seguridad, subyace un importante grado de precarización laboral, de bajos salarios y condiciones laborales que impiden el pleno ejercicio de la profesión, incluso en cuestiones relativas a los derechos laborales más elementales. Por ejemplo, está prácticamente institucionalizado que una hora de trabajo a la mañana de un docente vale diez pesos, y la misma hora de trabajo a la tarde en otra escuela vale cinco pesos. Hay que movilizar un proyecto de estímulo a la producción y al trabajo. San Luis dependió mucho de la producción industrial, que hoy está parada por una disputa judicial con otras provincias. Están caducando los efectos de los decretos de promoción industrial. No hay una política de orden nacional y local para generar un proceso productivo basado en el crédito, en el estímulo a la producción y en la incorporación de mano de obra en blanco. Otra cuestión de profunda gravedad institucional es la exigua coparticipación de los municipios de San Luis respecto del Gobierno, ya que hay prácticamente una política de disciplinamiento institucional. Esto significa una administración centralizada, conforme a un esquema hegemónico de poder muy fuerte. Nosotros estamos promoviendo una mayor autonomía municipal, no sólo a través de la modificación de la Ley de Coparticipación, sino también en el ejercicio de otras funciones de las municipalidades en el orden social, en problemáticas como la discapacidad y la violencia de género.