Ante la falta de actividad legislativa, propio de los tiempos electorales, en los pasillos del Parlamento ya comenzaron a circular los rumores sobre las posibles integraciones de los bloques y de las fugas que puedan darse en el oficialismo.
Para muchos la discusión es apresurada, en rigor así suena. Pero lo cierto es que ya se hacen cuentas en función de lo que pueden ser los resultados de octubre. Está claro que será difícil que los bloques del FR puedan superar en números a los del FpV, pero si se intensifican el pase sin escalas de legisladores del FpV al FR las diferencias disminuyen de manera exponencial, ya que mientras uno resta, el otro suma.
Para calmar un poco las cosas, las conducciones de ambas Cámaras están abocadas a la tarea de contención que se advierte necesaria, pero claro, hay cosas que no tiene reparación y se espera que antes del 10 de diciembre habrá más coletazos si la tendencia no favorece al oficialismo.
La contención en el FpV pasa por el lado de la solidez que tendrá la bancada luego del recambio, y efectivamente los números les favorecen. Pero los casos de Diana Larraburu y de la reciente fuga de Leonor Granados generan muchas dudas sobre lo que puede llegar a pasar.
Estos casos hacen ruido, porque se trataba de dos senadoras que parecían “llevar bien adentro el proyecto nacional y popular” que expresa por sobre todas las cosas el Gobierno nacional; y se sabe que las desconfianza genera más desconfianza.
Pero si a estos cruces de un lado a otro se introduce, como ha comenzado a darse, las discusiones propias de lo que vendrá, con especulaciones varias sobre las actuales autoridades, los niveles de incertidumbre se disparan por los aires.
En el massismo dicen que van a seguir sumando legisladores con mandato hasta 2015 y no hay de muchos lados de donde sacar que no sea del FpV. Y hasta ahora los massistas vienen adelantando todo lo que está pasando. Por caso, dan como seguro el pase del senador Jorge Ruesga que aun pertenece al FpV, con mandato hasta 2015.
Será muy difícil para el FpV, en el Senado, seguir sosteniendo la situación del vicepresidente con uso de licencia; en el FR ya la miran como propia y aclaran que no prestaran votos para renovar la licencia de Sergio Berni, se necesitan los dos tercios de la Cámara para aprobar licencias. Si no hay licencia para Berni, tendrá que elegir entre su banca y su actual función de secretario de Seguridad de la Nación.
En Diputado, también los del FR entran por el lado débil, tienen entendido que internamente el diputado José María Ottavis no está pasando un buen momento, así que van por la vicepresidencia con firma de la Cámara baja, un plato muy apetecible.
Tocar estos lugares institucionales significa, por extensión, desordenar los equilibrios internos que operan en los bloques, o mejor dicho, en este caso puntual, en el bloque del oficialista FpV. Pero claro que en el FpV no se entregarán fácilmente.
Lo de Berni en el Senado es una situación muy difícil de sostener en el tiempo y los extremos de los bloque se aproximan a pasos agigantados. Pero en Diputados, el esquema de la presidencia es con la vicepresidencia incluida y aquí no se trata sólo de la voluntad de los renovadores y los oficialistas, otros actores pueden terminar de definir la cuestión. De 92 integrantes unos 30 pueden llegar a ser de otros colores.