Como es de público conocimiento, recientemente se ha difundido un video en el que el titular de Aerolíneas Argentinas, Mariano Recalde, cuenta en una reunión con simpatizantes de su espacio político algunos pormenores de la gestión de la Empresa Estatal Aerolíneas Argentinas la cual preside, y que es de gran actualidad por el conflicto con la empresa LAN.

No es un dato menor, ni un simple detalle, el modo en que se refiere a las tres ocasiones en que fue interpelado por las Comisiones Bicamerales del Congreso, ni los insultos propendidos contra los Senadores Nacionales Adolfo Rodríguez Saá, y Gerardo Morales, y el diputado nacional De Marchi.

Sobre éste hecho quiero llamar especialmente la atención y analizar dos cuestiones: en primer lugar, el modo despectivo con que se refiere a la rendición de cuentas ante la Comisión Bicameral del Congreso, expresando su fastidio ante tal instancia, y que prefiere “rendir cuenta ante los amigos” y me pregunto ¿Aerolíneas Argentinas, es una empresa tuya Recalde, como para que rinda cuenta delante de sus amigos o es de los 40 millones de argentinos, incluso de aquellos que nunca podrán viajar en avión? Por el contrario, siendo una empresa del Estado, es decir de todos los argentinos, es precisamente su función la de venir a rendir cuentas ante el Congreso de la Nación cuyos integrantes representan la multiplicidad del Pueblo Argentino.

Solamente alguien que desprecia profundamente a las instituciones, en este caso al Parlamento argentino, podría hablar de modo tan insolente de la instancia de la rendición de cuentas, y de representantes del pueblo y de las provincias, que, aunque no pertenezcan a su partido ni compartan tal vez su ideología, representan a millones de ciudadanos.

Porque no hemos de olvidar que los parlamentarios agraviados fueron elegidos por el pueblo soberano, no fueron designados “a dedo” por nadie. Yo me pregunto ¿Quién lo votó a Recalde, cuántos votos obtuvo?

La actitud de éste funcionario, ciertamente no me sorprende, porque es el reflejo de la prepotencia pendenciera de los más encumbrados dirigentes del partido que gobierna. Las inciviles formas con las que se ha referido al Congreso, son simplemente un modo más evidente, yo diría incluso honesto, de los atropellos (a veces más sutiles, refinados o disfrazados) que el Congreso de la Nación recibe del partido que gobierna, en especial de algunas de las agrupaciones de simpatizantes que lo conforman.

Felizmente, cada día falta menos para Octubre, en que el pueblo soberano podrá decidir qué clase de representantes quiere.