6:30 am. Apenas se levanta les recuerda a sus compañeros desde el chat grupal en whatsapp, o cualquier otra aplicación comunicacional nueva de su Smartphone: llevar los elementos necesarios para el trabajo práctico de geografía que tienen que presentar.

Desayunamos juntos y rápidamente pasamos a buscar a sus amigos para llevar a todos al cole en el auto, una rutina diaria que en lo personal, me resulta particularmente instructiva.

Las conversaciones entre mi hijo Lucas de 14 años y sus amigos, giran en torno a las novedades en la Red. Entre ellas, la de sus youtubers preferidos, una especie de actores talentosos de Stand Up que hacen reír a millones de niños – jóvenes por el mundo; o los Master gamers, expertos en videojuegos que comparten sus conocimientos a ávidos cyber lectores en tutoriales viralizados por la red, o músicos independientes que suben sus videoclips a Youtube, y que rápidamente alcanzan una gran cantidad de vistas y seguidores.

Jóvenes adolescentes o veinteañeros que descubrieron la forma de profesionalizar sus talentos, para convertirse en productos altamente rentables de la World Wide Web. ¿De política y problemáticas sociales? Bien gracias, ni palabra.

A diferencia de los adultos mayores que apenas se adentran a Internet, y todavía se mantienen informados por los medios tradicionales, ya sea la TV, radio o periódicos, los chicos organizan su vida y amplían sus conocimientos, de los datos que recaban de la red virtual, casi por exclusividad.
A tal punto se mantienen enfocados en estas nuevas vías conductuales que nos resulta harto difícil hacernos visibles a ellos, para poder relacionarnos fluidamente.

Recuerdo mi infancia y siento el haberla transitado en un mundo que murió para nunca más volver. La influencia que tuvo en mi vida los libros y la TV, fue muy fuerte, como así también las quejas de mi madre por la cantidad de horas que a ellos les dedicaba. Mi padre, curioso por naturaleza y ansioso por informarse, compraba religiosamente el periódico, todos los días de su vida, el medio informativo por excelencia para los de su edad, a quien luego de leerlo por completo, se lo pasaba a mi abuelo quien tenía a la radio, como su favorito para acompañarlo en las labores diarias de la sastrería, que oficiaba con orgullo y pasión.

Hoy por hoy, Youtube reemplaza a las viejas radio y TV, y los blogs, Facebook y Twitter representan a los libros y revistas de antaño pero con un grado mayor de realismo e intimidad, provocando un interés voraz por conocer los detalles íntimos de la vida del otro.

Creo firmemente que, ni siquiera tendrá un buen desarrollo el e-book, por considerarse demasiado extenso todo lo que exceda los 140 caracteres en estas jóvenes tribus urbanas; ni hablar de un espléndido documental de una hora de NatGeo, teniendo estos jóvenes la posibilidad de acceder a videoclips que pueden resumir la misma información, en un lapso de dos a 5 minutos.

Los nativos digitales o “Homo digital”, en pocos años serán los nuevos guías y dueños absolutos del mundo, fortaleciéndose cada quien en su especialidad y quitándole poder a las actuales estructuras sociopolíticas para conformar otras nuevas, descartando por completo las formas arcaicas que todavía hoy sostenemos para enlazarnos, producir riquezas y entendernos como sociedad. Será cuestión de subirnos y adaptarnos a este nuevo universo, o abandonarnos a la suerte del mundo, que lamentablemente para muchos, dejó de ser.

Adiós Homo Sapiens, bienvenido Homo Digital a la nueva realidad.

Ricardo Raúl Benedetti es secretario de Acción Política. Unión por Todos
@RicBenedetti