A nivel general el balance del año pasado para el partido que gobierna la Ciudad Autónoma de Buenos Aires fue positivo. Hizo una muy buena elección en Capital Federal, logrando dos bancas en la Cámara alta, cinco escaños en Diputados y 12 representantes en la Legislatura porteña, aumentando su cantidad de miembros de 26 a 28 en ese recinto.

Además, los macristas hicieron una buena elección a nivel nacional, que se traduce en las bancas ganadas en la provincia de Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, La Pampa, San Juan y la senaduría de Alfredo De Angeli en Entre Ríos.

Pero centrándonos en el ámbito legislativo y precisamente en el trabajo de los legisladores porteños, el saldo también es positivo para el jefe de Gobierno, Mauricio Macri, y sus dirigidos.

Quizás la mayoría de los proyectos que más atracción, polémica y ruido mediático conllevaron fueron los impulsados por el propio líder del Pro, quien presentó un total de 92 proyectos de ley. Entre ellos podemos resaltar las iniciativas que logró el establecimiento de elecciones primarias en la Ciudad, la utilización del sistema de boleta única, el estacionamiento medido y una variada cantidad de pedidos de endeudamiento para financiar distintas obras de infraestructura, entre tantos otros.

Cabe resaltar también que durante el último período legislativo una gran cantidad de iniciativas se quedaron en el camino. Casi todos por falta de acuerdo entre el oficialismo y los bloques de la oposición. Dentro de este grupo vale la pena resaltar dos iniciativas que fueron presentadas por el propio jefe de Gobierno y que, bajo expreso pedido de Bolívar 1, había que buscar todos los medios posibles para lograr su sanción; algo que finalmente no ocurrió.

Quizás el caso más paradigmático es un proyecto que data del 2008 y que, a pesar de las idas y vueltas, el macrismo nunca logró que la oposición lo acompañe. Es la iniciativa, muy mediatizada, que se dio a conocer como “shopping de Caballito” o “shopping de IRSA”.

Por ese entonces, el Ejecutivo de la Ciudad envió a la Legislatura un proyecto de ley para modificar la zonificación de un predio del barrio de Caballito y permitir así la construcción de un shopping en las inmediaciones a la cancha del Club Ferrocarril Oeste.

¿Los argumentos? Los mismos que ahora, se indicaba que el emprendimiento “revertirá la situación de deterioro” de la zona y que aportará mayor seguridad a ese lugar. Durante el 2013, legisladores oficialistas y vecinos que se manifestaron a favor de la instalación del edificio abonaron esa teoría en reiteradas ocasiones.

En síntesis, el proyecto contempla que los terrenos situados sobre la avenida Avellaneda, en su intersección con Andrade, dejen de tener su actual zonificación y pasen a ser catalogados bajo “una norma urbanística especial” que facilite el desarrollo de “un centro comercial minorista, de servicios terciarios y equipamiento”.

De esta manera, se habilitaría a la empresa constructora IRSA, de aceitadas relaciones con el jefe de Gobierno y también con la presidenta de la Nación, a edificar un centro comercial de más de 10 pisos de altura, 40 locales como mínimo, cines y un estacionamiento de 50.000 metros cuadrados.

Desde su primera presentación hasta el día de hoy, las voces que se declararon en contra del proyecto impulsado por Macri siempre resaltaron los mismos fundamentos, tanto vecinos como diputados opositores. En primer lugar, que se escuche la opinión de los vecinos, y en segundo lugar, que la instalación de un shopping de semejante envergadura dañaría a los comercios minoristas de la zona.

Por otro lado, muchos vecinos y algunas ONG´ s reclamaban la realización de estudios ambientales para poder conocer si el shopping podía edificarse o no. Debido a que, según argumentan, el suministro de agua y de energía eléctrica podría perjudicar a los vecinos.

Luego de los intentos en 2008 y en 2011, el Pro buscó nuevamente su tratamiento durante el 2013 y logró su despacho favorable en noviembre en la Comisión de Planeamiento Urbano, donde una gran mayoría de vecinos repudiaron nuevamente la propuesta.

La iniciativa llegó al recinto el jueves 5 de diciembre en el medio de una sesión con un ambiente caldeado y con una infinidad de iniciativas por tratarse. Aprisionado por la cantidad de voluntades que lo acompañarían – requiere 40 votos-, a último momento el macrismo decidió postergar su tratamiento, al no contar con los votos necesarios para su aprobación.

Sin ánimo de bajar la guardia, el bloque Pro insistió en la sesión especial del 9 de diciembre, otra jornada “caliente” en el recinto porteño. En el medio de las acusaciones cruzadas entre bloques acerca de que había ciertos diputados que “cambiaron votos por cargos” en distintos organismos públicos, el macrismo buscaba aprobar una batería de leyes antes de que se renueve la mitad de la Legislatura de la Ciudad.

Finalmente, el intento fracasó por tercera vez consecutiva y el proyecto fue retirado para otra oportunidad. Durante la sesión especial de ese lunes, el bloque Pro pidió la vuelta a comisión de la iniciativa y la habilitación a IRSA quedó en el tintero una vez más.

Sin luz verde

Otro anhelo de Mauricio Macri que no logró salir a flote fue el Instituto de Evaluación Educativa, una propuesta fijada con mucho interés por el jefe de Gobierno cuando dejó inaugurada el período de sesiones ordinarias del 2013

El proyecto, propone evaluar y controlar el nivel educativo de las escuelas públicas y privadas de la Capital Federal y así “contribuir al mejoramiento de la calidad y equidad educativa de todas las instituciones educativas de gestión estatal y privada en el ámbito del Ministerio de Educación”.

El Instituto de Evaluación de la Calidad y Equidad Educativa sería una entidad autárquica en el ámbito de esa cartera y tiene como objetivo, entre otras cosas, realizar una evaluación sistemática y periódica del nivel de aprendizaje alcanzado por los alumnos, de la formación y desempeño de docentes, del funcionamiento institucional del sistema educativo y del impacto de las políticas educativas de la cartera de Educación.

Desde su presentación, pasando por su debate en comisión y su tratamiento en el recinto, el proyecto macrista fue repudiado fuertemente por los gremios docentes y por varios legisladores integrantes de la Comisión de Educación.

Entre los argumentos en contra puede nombrarse la postura del titular de UTE, Eduardo López, quien, si bien se manifestaba a favor de una “evaluación”, criticaba que esta sea hecha por “empresas privadas con fondos privados” que “evalúan según sus intereses”.

Por el lado de los legisladores, vale rescatar las posiciones de dos diputadas que finalizaron su mandato el 10 de diciembre, pero que desde el minuto cero se pronunciaron en contra de la iniciativa. Durante, la reunión de comisión en la que se aprobó el despacho del proyecto, la exlegisladora de Buenos Aires para Todos Laura García Tuñón expresó que “con este invento, el macrismo plantea una política tecnicista y empresarial, más parecido a un negocio que a una medida educativa seria y responsable”.

Por su parte, ese mismo día, la exdiputada de Nuevo Encuentro Delia Bisutti reflexionó: “Creemos que la política de evaluación debe generarse desde adentro del Ministerio y por eso consideramos necesario fortalecer esas áreas dentro del Ministerio y no crear ningún Ente Autárquico que además lo habilita a realizar convenios con organismos internacionales de evaluación externa al sistema”.

Otro crítico del proyecto fue el exlegislador del Frente para la Victoria Francisco “Tito” Nenna quien, en su momento, aseguró que “el único objetivo que persigue el Gobierno es cincelar un ranking de docentes y escuelas, al tiempo que se reduce la responsabilidad del Ministerio de Educación en el diseño, la aplicación y el seguimiento de las políticas”.

Al igual que el proyecto anteriormente citado, la iniciativa para la formación del Instituto de Evaluación Educativa fue propuesta para ser tratada en la sesión del 5 de diciembre, la última sesión del año. El clima tenso, la extensión de la sesión y el poco apoyo que tenía la iniciativa en el grueso de la oposición generaron la decisión del Pro de retirarla del Plan de Labor y el proyecto auspicioso que Macri presentó quedó en la nada, lo que provocó la algarabía y el festejo de miembros de los gremios de la educación que estaban presentes en el recinto de sesiones.