Hace poco más de un siglo, fue la matanza de las trabajadoras textiles neoyorquinas y por ello el 8 de marzo terminó estableciéndose como el día de la mujer. Hoy, 106 años después, aprovechamos esta fecha para reivindicar a la mujer en su día, ya que resulta fundamental resaltar el rol que tenemos todas las mujeres en la construcción de una sociedad más justa e igualitaria.

Esta construcción a la que me refiero no vino ni viene dada, ejemplos como Lola Mora, Eva Duarte de Perón, Juana Azurduy, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, las Madres y las Abuelas de Plaza de Mayo, son algunas de las mujeres que con el pensamiento latinoamericano y la lucha constante hicieron posible avanzar hacia la conquista de nuestros derechos laborales y cívicos a lo largo de la historia. Todo eso no hubiese sido posible sin el involucramiento, la unidad y la organización del género femenino.

Por ello, entiendo que no debemos abandonar esta lucha, bajo ningún concepto, mientras haya una sola mujer desamparada o con trato desigual, tenemos que mantenernos firmes y avanzando con los brazos en alto hacia la igualdad de género.

Las víctimas de la violencia de género, de los femicidios, de la trata de personas con fines de explotación sexual y/o laboral, son algunos de los lamentables casos propugnados por el antiguo patriarcado, y es por todas estas mujeres que debemos involucrarnos, con el compromiso total de seguir trabajando por la emancipación definitiva de la mujer.

Quienes creemos en una sociedad más justa, comprendemos que la Justicia Social no es independiente de las desigualdades cívicas y no podemos concebir la idea de tener una sociedad con cualquier tipo de injusticia, de la índole que sea. Sabemos que las cosas no vinieron dadas y es con el involucramiento de la sociedad en el Estado y con un Estado activo que debemos pujar proactivamente por saldar las deudas histórico-sociales pendientes.

Quiero desearles un muy feliz día a todas las mujeres, invitándolas a no bajar los brazos, a mantenernos unidas y a seguir rompiendo con cada desigualdad que se cruza ante nuestros ojos. Lo sostengo con la convicción de que a lo largo de nuestra historia hemos derribado muchos muros y que por cada paso que damos contribuimos a un futuro más justo e igualitario para todos y todas.