Permítanme recordar un acontecimiento que ocurrió hace casi 66 años y que me ayuda a exponer mi preocupación, y la de muchos ciudadanos, sobre la conducta que adoptamos periódicamente la mayoría de los transeúntes en la Ciudad de Buenos Aires.

Cada uno acorde a los lugares, medios, y tiempos de sus traslados y destinos, de cuando, y como debemos llegar, la más de las veces lo hacemos corriendo y compitiendo espacios con nuestros semejantes, no siempre con razonamiento, o sentido común y conducta ciudadana.- Ello no nos asegura llegar en el tiempo previsto, al contrario, la mas de las veces, llegamos tarde y habiendo experimentado demoras desagradables, con las más variadas consecuencias a nosotros y a nuestros semejantes.

En el año 1948 el Automóvil Club Argentino organizo una competencia de automovilismo que denominó “Gran Premio de la América del Sur del Turismo de Carretera”. En la historia de nuestro automovilismo se registra como “la carrera más larga y peligrosa”. Su recorrido fue desde la Ciudad de Buenos Aires hasta la Ciudad de Caracas.

Iniciado en Argentina, transitó por Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia y finalizó en Venezuela. Se transitaron un total de 9.576 kilómetros durante 19 días, por caminos en tramos ruinosos y otros muy peligrosos.

Participaron los –grandes pilotos de la época– Juan Manuel Fangio, Oscar Alfredo Gálvez, Juan Gálvez, y otros más modestos como Eusebio Marcilla, Pablo Gulle, Arturo Kruuse, Ricardo Rizatti, Daniel Musso y algunos pocos conocidos como Domingo Marimón, Ricardo López, Luis Astengo y otros.

La carrera tuvo alternancia de protagonistas respecto de los primeros puestos, en cada una de las etapas, donde Oscar Gálvez, Fangio y Juan Gálvez, estuvieron presente, en 12 de las 14 etapas.

En la 2da. Etapa Fangio largo en el puesto 79º y finalizó en el 4to.

Por diferentes causas, algunas lamentables como el accidente que costó la vida del acompañante de Fangio, y en otras por los múltiples accidentes mecánicos, siempre por la conjunción del exceso de velocidad respecto de los obstáculos que presentaba el camino, hicieron que aquellos que fueron los más veloces no llegaran primeros al final .- (En el caso de Oscar Gálvez hubo una –típica picardía metropolitana – que lo descalificó del primer puesto).

Una anécdota ocurrió en Paramanga, un pueblo de Perú, el volante peruano Alvarado se llevó por delante un burro y abandonó.

Ganó la carrera con un Chevrolet 1939, que le había prestado una vecina de Cosquín, un modesto corredor que no había ganado ninguna etapa. Domingo “Toscanito” Marimón, nacido en Zarate y radicado desde joven en la ahora, ciudad de Cosquin. Cobró un premio de $ 140.000 (año 1948), y cumpliendo su palabra lo compartió con su acompañante Pedro Duhalde y con Fangio, que era su socio de palabra en esa carrera.

Durante la misma, fueron muchas las paradas de Marimón que más lento venía atrás, para ayudar a otros muchos competidores más veloces, entre ellos a Fangio y a los hermanos Gálvez, en accidentes mecánicos o personales.

Antes de ganar esa competencia, había participado en muchas otras y en la mayoría de ellas había abandonado por exceso de velocidad que le producían roturas o accidentes –en la Buenos Aires–Caracas-, “ Toscanito Marimón, había aprendido la lección, y en vez de ir muy rápido, priorizó llegar hasta el final”.

Como en otras ciudades, pienso que los sociólogos y psicólogos tienen mucho que explicarnos y enseñarnos, en el dictado y cumplimiento de normas al respecto, sobre nuestra conducta y especialmente el aprendizaje de ellas, cuando “corremos “para llegar antes.

Nos enseña Alfonso Milagro: “No vayamos a ser víctimas del vértigo de la velocidad, ni de la alocada precipitación, que es el mal terrible de nuestros días…”.