“El sistema de radares no funciona. Según lo informado oportunamente por el Ministerio de Defensa, ningún vuelo irregular detectado en la frontera en los últimos dos años corresponde a narcotráfico”, denunció el presidente del bloque de senadores nacionales de la UCR, Gerardo Morales, en la reunión de la Comisión Bicameral de Fiscalización de los órganos y actividades de seguridad interior, que sesionó con la presencia de la ministra de Seguridad, María Cecilia Rodríguez, y el secretario de Seguridad, Sergio Berni.

“La lucha contra el narcotráfico ha fracasado”, puntualizó el senador, para quien “el nivel óptimo de la justicia (juzgados y fiscalías) y el de las fuerzas de seguridad (federales y provinciales) es el punto nodal de un debate trasversal para encauzar la lucha contra el narcotráfico entre todas las fuerzas políticas”.

En el salón Azul del Senado, Morales reclamó a los funcionarios sendas definiciones del parte del Gobierno sobre la lucha contra el narcotráfico. “El Gobierno debe definir dos cuestiones centrales y poner en debate el tema con seriedad. ¿Cuál es la institucionalización óptima de la justicia y la de las fuerzas de seguridad?”, reclamó el jujeño.

Mientras el senador Morales recordaba que el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, negó existencia de pistas clandestinas, Berni reconoció que hay 500 pistas ilegales. “Hay que ponerse de acuerdo”, les sugirió entonces y apuntó a la ministra que “no cae bien su respuesta. No puede haber dos discursos en el mismo gobierno”.

Respecto a la coordinación con la Unidad de Información Financiera, Morales consultó a los funcionarios sobre la complementariedad con el ministerio de Seguridad. “Para nosotros no es eficaz la interacción con la UIF”, aseguró el senador y ejemplificó con el caso del narcotraficante Henry de Jesús López Londoño, alias “Mi Sangre”.

En relación con la comercialización y trazabilidad de precursores químicos, Morales solicitó que sea el ministerio de Seguridad quien mantenga el control. Pero el secretario de Estado soslayó su importancia y no se refirió a los desvíos en su uso ante la pregunta.

Al respecto, el jefe de los senadores radicales presentó esta mañana un proyecto que insta a unificar en la Secretaría de Seguridad las facultades pertenecientes al Sedronar desde su creación, tanto las correspondientes a la lucha contra el narcotráfico que ya fueran transferidas mediante el Decreto 48/2014; como las correspondientes al funcionamiento del Registro Nacional de Precursores Químicos, creado por Ley 26045 en cumplimiento del artículo 44 de la ley 23.737 de Estupefacientes.

El titular de la Seadronar, Juan Carlos Molina, en la reunión del miércoles de la Comisión de Salud había adelantado la conveniencia de que el Registro pasara a la Secretaría de Seguridad sacándolo de su organismo.

Además, Morales volvió a presentar una iniciativa de la exsenadora salteña Sonia Escudero, que si bien tuvo sanción en la Cámara de Senadores el 25 de junio de 2008, nunca fue considerada por la Cámara de Diputados, que busca la optimización del sistema de control y fiscalización de los precursores químicos. El proyecto de ley establece sanciones acordes con la gravedad del incumplimiento de las obligaciones establecidas por desvío de su uso.

“Actualmente, el desvío del uso del precursor químico, generalmente hacia el desarrollo de drogas de diseño, es sancionado con inhabilitación o multa, lo que claramente resulta insuficiente. Por lo cual, promovemos la recalificación del delito y consecuentemente su penalización con prisión de 2 a 8 años e inhabilitación especial de 4 a 12 años el que, por cualquier medio, desviare precursores químicos o sustancias químicas esenciales hacia la producción ilegal de estupefacientes”, explicó el legislador.

Reivindicación de la coca

Morales también tuvo un momento donde reivindicó como “una cuestión cultural ancestral” el consumo de coca que está además regulado por ley. “Mi bolsita la llevo siempre”, indicó el senador mientras mostraba las hojas de coca que tenía en su poder, obligando al secretario Berni a aclarar que no cuestionaba el coqueo.