Es un error decir que el kirchnerismo no cambia. Podría afirmarse que no modifica su esencia, pero lo cierto es que a lo largo de su estancia en el poder ha dado sobradas muestras de modificaciones notorias. Aquí va una, tomada al azar, de cuando Néstor Kirchner estaba vivo: uno de los pilares de su Gobierno, el primero de la era K, fueron los “superávit gemelos”, pero en el transcurso de la primera presidencia de su esposa, tras la guerra con el campo, enterró su libreta donde anotaba todos los datos económicos y priorizó el gasto.

No es el único cambio registrado en la década kirchnerista, pero vale como botón de muestra. Y hay muchos más. El que aquí nos ocupa tiene que ver con la costumbre del Gobierno de minimizar los datos positivos de la economía en la presentación de cada Presupuesto nacional. Al principio, nadie lo objetó, pues en efecto en 2003 la Argentina venía emergiendo del fondo del mar y a nadie se le podía ocurrir que estuviera mal mostrarse previsor; pero la oposición no tardó en tomarle la medida al kirchnerismo y enrostrarle esa actitud permanentemente, que puntualmente le permitía contar con más recursos para utilizar fuera de lo presupuestado.

El cambio fue notorio en la presentación del último proyecto de Presupuesto, cuando los cálculos presentados derrochaban un optimismo difícil de asimilar en tiempos de vacas flacas. Así, se pasó de minimizar las previsiones, a maximizarlas. Razón por la cual, uno de los datos más cuestionados por la oposición fue el crecimiento del 6,2 por ciento defendido a capa y espada por el equipo económico, que a todas luces no se corroborará en los hechos.

Eso sí, no se maximizó la recaudación, lo que a juicio de la oposición le permite al Gobierno gastar más sin control.

La Ley de Leyes, como se conoce al Presupuesto nacional, viene batiendo récords en sus tiempos de aprobación. Después de que en 2011 el oficialismo -con claras instrucciones desde Olivos- dejara que el proyecto de Presupuesto no llegara al recinto, prefiriendo gobernar con la ley del año anterior, antes de arriesgarse a que le introdujeran modificaciones al proyecto del Ejecutivo, el Frente para la Victoria tomó recaudos especiales para evitar cualquier discusión sobre el tema.

Pasadas las elecciones de 2011 en las que la presidenta se alzó con el 54% de los votos, con semejante resultado la oposición podría haber aceptado no tocar el proyecto original, pero así y todo el FpV llevó la discusión a extraordinarias, tratándolo cumplido el recambio legislativo.

Pero ya al año siguiente, al tratar el Presupuesto 2013, el kirchnerismo marcó su primer récord en la materia, al aprobarlo el 1° de noviembre. A las 3.38, para ser más precisos.

Todo un dato, si se tiene en cuenta que históricamente el 70 por ciento de los proyectos de Presupuesto terminaron su trámite legislativo en diciembre. El récord anterior en la era K era de 2008, cuando el proyecto de Presupuesto del año siguiente fue sancionado el 5 de noviembre.

El año pasado el Frente para la Victoria logró un récord difícil de empardar: lo aprobó el 9 de octubre.

El objetivo oficialista era claro: ya habían pasado las PASO y el resultado de las elecciones de octubre era más que previsible, por lo que el oficialismo buscó curarse en salud y aprobar el proyecto antes de que un eventual desbande de la tropa legislativa propia pusieran en riesgo la iniciativa original.

Lo cierto es que tanto se adelantó el proyecto que el mismo quedó decididamente a trasmano en muchos de sus aspectos aun cuando no había empezado el año 2014.

Datos refutables

Cuando el equipo económico se presentó ante la Comisión de Presupuesto y Hacienda para defender el proyecto oficial, el 12 de septiembre de 2013, el sitio parlamentario.com tituló la información de la siguiente manera: “El Presupuesto 2014 prevé un crecimiento del 6,2, inflación de 10,4 y dólar a 6,33”. En rigor, la mayoría de los medios titularon de manera más o menos similar, pues se trata de los datos salientes más fáciles de destacar a la hora de hacer un análisis grueso del proyecto. Y son precisamente tres datos refutados por la realidad.

Por esos días era aún ministro de Economía Hernán Lorenzino, quien al presentar ante los diputados las principales variables macroeconómicas estimadas en el proyecto de Presupuesto 2014, sugestivamente omitió referirse a la inflación. En la oportunidad, el funcionario explicó que la Casa Rosada estimaba para este año un crecimiento anual del 6,2 por ciento; un tipo de cambio nominal a 6,33 y un saldo comercial positivo de 10.124 millones de dólares. La inflación anual estimada por el Gobierno era de 10,4 por ciento, en tanto que se proyectaba un aumento del 33,84 por ciento de la recaudación tributaria. De este total, el 27,9 por ciento es en concepto de IVA. El resto de los aportes provienen de las contribuciones a la seguridad social (26,1), Impuesto a las Ganancias (20,8), Comercio Exterior (11), créditos y débitos bancarios y otras operaciones (6,4), combustibles líquidos y gas natural (3,6), impuesto internos (1,8) y otros (2,5).

Por otra parte, el Ejecutivo estimó que los recursos corrientes aumentarán un 27,33 por ciento respecto de 2013, mientras que los recursos de capital disminuirían un 22,3.

Los gastos corrientes y de capital previstos en el proyecto de Presupuesto 2014 ascendían a 859.542,7 millones de pesos, es decir, un incremento del 19,2 por ciento respecto a este año. Las prestaciones a la seguridad social constituyen el principal gasto corriente de esta estimación.

¿Qué dijo la oposición ante estos datos? El entonces vicepresidente de la Comisión de Presupuesto, el radical Miguel Giubergia, alertó que “con la sola mención de la proyección del crecimiento para el primer semestre de 2014 fue suficiente para darnos cuenta de que Lorenzino venía otra vez a mentir”.

“Vinieron a presentarnos un cuento, no el Presupuesto”, sentenció Giubergia, y destacó que nada dijera de la inflación. Además, sostuvo que “este proyecto está empachado de subestimación” y consideró que “vuelven a desinflar la recaudación para poder dilapidar más”.

En tanto, Alfonso Prat-Gay (CC-ARI) aseveró que “de tanto mentir con los números y las estadísticas, el Gobierno empieza a enredarse en su propia mentira y termina proponiendo absurdos en el Presupuesto para el año que viene”. Por ejemplo, sostuvo que “el Gobierno se mofa de los ajustes en Europa, pero en su Presupuesto 2014 propone un ajuste fiscal inédito de 2,5 puntos del PBI”. Además, precisó que “el incremento del ahorro fiscal surge de un incremento del 27,2 por ciento en la recaudación de impuestos y tan sólo un 15,5 por ciento de incremento del gasto primario, otro absurdo”.

“Siguen inventando la inflación al proponer que solo aumentará un 10,4 por ciento, mientras que las áreas críticas seguirán sin financiamiento como la seguridad con un 11,8 por ciento y el transporte con un 3,9”, dijo por su parte Gerardo Milman (GEN), en tanto Claudio Lozano, del bloque Unidad Popular, expresó que “Lorenzino planteó un escenario absolutamente optimista donde no se entiende muy bien cómo una administración nacional que viene funcionando desde el 2009 con un resultado financiero negativo que se cubre descapitalizando el sistema previsional y el Banco Central, puede pasar de buenas a primeras a un resultado positivo sin mayor explicación”. Para Lozano, “el único modo de hacerlo sería que fuéramos a vivir una política de ajuste, que se ve en la práctica. Cuando el ministro dice que el gasto va a crecer un 18 por ciento está diciendo que los trabajadores, los jubilados, el gasto social, todo va a crecer por debajo de la inflación y estaríamos en presencia de un ajuste en 2014”.

El proyecto finalmente fue aprobado en Diputados tras un debate de casi 17 horas, con 134 votos a favor y 113 en contra.

“Este proyecto tuvo uno de los análisis más cortos de la historia de la democracia argentina”, se quejó el jefe del bloque del Pro, Federico Pinedo, quien insistió en que “hicieron una maniobra para que, en menos de dos semanas, el Presupuesto fuera aprobado por la Cámara de Diputados sin dar el tiempo suficiente para leerlo completo”, y agregó que “no les convenía que la gente se enterara de qué se trataba porque es un texto basado en índices falsos”.

Para Pinedo, “el Gobierno continúa mintiendo sobre la inflación y el crecimiento del país; esto nos saldrá muy caro. En lugar de reconocer los índices reales, el Ejecutivo prefiere continuar con la mentira y derrochar la plata de los argentinos”. Así las cosas, advirtió que “Argentina terminará pagando 3.800 millones de dólares de deuda que no tendría que pagar si el Gobierno dijera las cifras reales. Ese dinero podría utilizarse para, por ejemplo, duplicar lo que se destina a la Asignación Universal por Hijo”.

El 2 de octubre de 2013 los funcionarios volvieron al Congreso, ahora para exponer en el Senado. Allí el entonces viceministro de Economía, Axel Kicillof, declaró que “al Presupuesto lo vemos con optimismo en términos macroeconómicos, con un crecimiento más fuerte del que vamos a experimentar este año producto de la recesión mundial”.

Ese mismo día el proyecto obtuvo dictamen en el Senado. Durante el debate de nueve horas con los funcionarios de Economía, la radical Laura Montero reclamó un “sinceramiento de la realidad económica que atraviesa el país”. “Hay datos de crecimiento que no se condicen con la realidad, estos errores de cálculo han hecho que desde 2011 vengamos con déficit fiscal”, advirtió, destacando que por ejemplo de acuerdo con las cifras de crecimiento estimadas en el Presupuesto, “vamos derecho al pago del cupón PBI”, que se traduce en “cuatro mil millones que no deberíamos estar pagando”.

El proyecto fue convertido en ley, como dijimos, el 9 de octubre, al cabo de un debate de 11 horas, por 40 votos contra 27. Durante el debate, el senador Carlos Reutemann también habló de datos “erróneos”, tales como que “la inflación será apenas superior al 10 por ciento, que el dólar estará en un promedio de 6,33 pesos, que el producto bruto interno crecerá un 6,2 por ciento, inexactitud que hará que los argentinos tengamos que pagar mayor renta a los tenedores de bonos al momento de abonar el cupón respectivo”. El senador del FAP Jaime Linares dijo que “el 6,2 por ciento de crecimiento es una inconsistencia, la historia argentina demuestra que en ningún caso es posible alcanzar semejante crecimiento del PBI”, en tanto que el pampeano Carlos Verna ironizó: “Este Presupuesto no se va a cumplir porque la presidenta dijo que no va a haber ajuste, y yo le creo a la presidenta”. Además, alertó que nuestro país debería pagar cuatro mil millones de dólares a los acreedores en concepto de Cupón PBI.

El dólar que no fue

Como dijimos, el Presupuesto 2014 establecía una cotización del dólar a 6,33%. Durante el debate en el que fue convertido el proyecto en ley, el senador Juan Carlos Romero consideró como “otro aspecto inexacto del Presupuesto” estimar esa cotización, “cuando ya en septiembre estaba en 5,77 pesos. Me refiero al dólar llamado oficial, porque hay tantos que no sé cómo llamarlo”, y tras una serie de reflexiones, recordó que en la calle el dólar “vale casi 10 pesos” y “el Gobierno sostiene un dólar de ficción que nos cuesta a todos los argentinos al venderlo o entregarlo por casi la mitad del valor que compra cualquiera en la calle”.

Al defender el valor del tipo de cambio, el presidente de la Comisión de Presupuesto y Hacienda, Aníbal Fernández, explicó que se buscaba evitar una brusca devaluación “que impactaría negativamente en lo que significa la distribución del ingreso, fundamentalmente, en los sectores más vulnerables. Además, impactaría en los precios internos y en el nivel de actividad. Entonces, lo que buscamos es consolidar un modelo productivo de inclusión social.

Lo cierto es que el valor máximo previsto para el dólar en 2014 fue superado un año antes: el 17 de diciembre de 2013, al escalar ese día dos centavos y llegar a 6,34 pesos. El paralelo, en tanto, se vendía ese día a 9,75, estableciéndose una brecha entre ambas cotizaciones del 53,8 por ciento. El proyecto de Presupuesto establecía un tipo de cambio nominal a 6,33 pesos para 2014. Una cifra que se presumía que podría ser sobrepasada, pero nadie imaginó que lo haría aun antes de que el Presupuesto entrara en vigencia.

El ministro Hernán Lorenzino y su entonces vice Axel Kicillof presentaron el proyecto el 12 de septiembre pasado. Ese día el dólar cotizaba $5,56 para la compra y $5,61 para la venta. Pero mucha agua corrió bajo el puente desde entonces: pasaron las elecciones de octubre, la presidenta tuvo un prolongado post-operatorio y tras reaparecer realizó una drástica modificación de su Gabinete, poniendo como jefe de Gabinete al gobernador del Chaco.

Habrá que hacer hincapié en el relevo de Mercedes Marcó del Pont por Juan Carlos Fábrega, con cuya designación comenzó a acelerarse el valor del dólar.

Obviamente no fue la del dólar la única cifra consignada en el Presupuesto que se anunció el 12 de septiembre. Entre las estimaciones brindadas por el entonces ministro Lorenzino, se anunció la estimación de un crecimiento anual del 6,2 por ciento para 2014, y una inflación del 10,4 por ciento. También un saldo comercial positivo de 10.124 millones de dólares, un aumento del 33,84 por ciento de la recaudación tributaria, y un crecimiento de los recursos corrientes del orden del 27,33 por ciento respecto de 2013.

La inflación calculada

Según el Presupuesto 2014, la inflación prevista para todo el año era del 10,4 por ciento. Pero el INDEC modificó sus mediciones, acercándolas un poco más a la realidad. En enero marcó por ejemplo un 3,7 por ciento, en tanto que para febrero sumó un 3,4. Con el 2,6 por ciento registrado en marzo ya había alcanzado la inflación prevista para todo el año, superándola obviamente con los datos de abril.

“La previsión sobre inflación anual estaba en torno al 10%, y está claramente arriba del 30%”, advirtió Claudio Lozano ante Parlamentario, augurando para fin de año un tipo de cambio que “no va a bajar de $9,20, $9,50, y en el Presupuesto estaba en 6 y monedas…”. Y fue más lejos al señalar que “la tasa de crecimiento que establecía el Presupuesto -que lo más probable es que decrezca- tampoco tiene nada que ver, con lo cual si el crecimiento no es el que era”.

Crecimiento exagerado

Hablamos del 6,2 por ciento previsto para 2014 como crecimiento. Eso está por verse, pero todo indica que será inferior, tal como se preveía. Pero ya se corroboró erróneo el dato previsto para 2013.

Al defender el proyecto, el presidente de la Comisión de Presupuesto, el diputado Roberto Feletti, recordó que “en 2010, la Argentina creció el 9,2 por ciento, y Brasil, el 7,5; es decir que tuvo un crecimiento alto, pero menor que el nuestro. En 2011 nuestro país creció al 8,9 por ciento, y Brasil, el 2,7 por ciento, o sea un tercio en comparación con nuestro crecimiento. El año pasado la Argentina creció el 1,9 por ciento, respecto de un promedio del 3 por ciento en la región -es cierto que estuvimos por debajo de tal promedio, pues fue un año difícil-, y Brasil, el 0,9 por ciento. Para el presente año se proyecta para América Latina un crecimiento del 3,5 por ciento”.

Pero al referirse al “cierre tentativo” de 2013, hizo “una proyección del 5,1 por ciento, es decir, por encima del promedio”. Y en tren de comparaciones con Brasil, dijo que ese país “ha ajustado su crecimiento a la baja -el 2,5 por ciento-, con una renta per cápita que es la mitad que la nuestra”.

“Cuando se habla acerca del dibujo del crecimiento, de que sobrevaluamos, etcétera, debemos tener en cuenta que se trata de una proyección, que ha venido mostrando solvencia en un año difícil como 2012, que se ha recuperado en 2013 esperándose un año mejor para 2014, mal que pese a algunos”, concluyó Feletti.

Lo cierto es que en un primer momento el INDEC difundió en un primer momento que la actividad económica había crecido 4,9 por ciento en 2013, gatillando así la cláusula que obliga a pagar a los acreedores unos 3.500 millones de dólares correspondientes al cupón atado al PBI, según se desprende del Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE), un indicador que refleja el comportamiento del Producto Bruto Interno, elaborado por el Instituto Nacional de Estadística y Censos.

El cupón PBI se gatilla si la economía crece más de un 3,26% anual. Se trata de una opción que en vez de pagar una tasa preestablecida, abona una renta anual en función de la evolución de la economía y sólo cancela si el repunte real del PBI supera un “nivel base”, que para 2013 se determinaba entonces del 3,26 por ciento y para 2014, de 3,22 por ciento.

Sin embargo el Gobierno modificó posteriormente sus datos, anunciando que en realidad el crecimiento había sido del 3 por ciento, con lo que el Fisco se evitaría de pagar cerca de 3.600 millones de dólares. Si bien el ministro de Economía dijo que recién en septiembre estará “el dato final del crecimiento de Argentina durante 2013”, con lo que recién entonces se sabrá si el Estado pagará o no el cupón atado al PBI. “Muchos nos habían amenazado con hacernos juicio si anunciábamos un crecimiento del 4 o 5% porque se gatillaba el pago del cupón. Ahora que anunciamos un 3%, otros nos quieren iniciar acciones legales porque no pagamos el cupón”, se quejó.

Amén de los dichos de Kicillof, el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, aseguró en su primer informe ante la Cámara de Diputados que el Gobierno no tiene planeado un cambio en el cálculo estadístico que podría habilitar el pago del cupón PBI. De esta forma, el Fisco evitará pagar cerca de 3.600 millones de dólares. Salió así al cruce de las posturas de algunos economistas, entre ellos Guillermo Nielsen y Gabriel Rubinstein, que aseguran que -al recalcular el PBI con la nueva base 2004- es menester determinar a partir de qué nivel se gatilla el pago.

Lo cierto es que con todos estos datos que corroboran una previsión errónea de muchos aspectos del Presupuesto, fueron varios los legisladores que sugirieron la necesidad de replantear la Ley de Leyes. “Me gustaría saber cuál es el plan de Gobierno previsto por el Poder Ejecutivo para el corriente año si el Presupuesto aprobado por este Parlamento ha quedado totalmente desnaturalizado a partir de los acontecimientos que se produjeron y respecto de los cuales no quiero explayarme”, le dijo el socialista Juan Carlos Zabalza al jefe de Gabinete durante su visita a Diputados.

¿Acaso se hará una reconfiguración del Presupuesto? “Fue una de las preguntas que yo le hice a Capitanich cuando vino a brindar su informe a la Cámara de Diputados, porque las previsiones en materia de inflación, evolución del gasto y recaudación están todas alteradas”, recordó Claudio Lozano, para quien “la lógica era que se estableciera una fecha para enviar al Congreso un nuevo Presupuesto. El Presupuesto que se votó no tiene ningún tipo de asidero frente a la realidad que estamos viviendo. Esto, ni en términos de lo que se estableció como Presupuesto para 2014 ni en términos de las proyecciones respecto a 2013. O sea, ni siquiera yendo a 2014 se cumplieron las proyecciones del Presupuesto 2013, con lo cual las perspectivas de recaudación, gasto y déficit del año 2014 se alteran todas”.

“Es como si estuviéramos sin Presupuesto, funcionando a decreto, lo que efectivamente está ocurriendo. En aquel momento Capitanich descartó absolutamente cualquier definición en materia de establecer un Presupuesto con cuentas públicas razonables que tengan que ver con lo que efectivamente está ocurriendo. De hecho, según nuestras previsiones, el déficit está en torno a los 150 mil millones de pesos”, puntualizó Lozano en diálogo con Parlamentario.

En efecto, el propio Capitanich precisó que no se analiza bajo ningún punto de vista armar otro presupuesto, cosa que nadie pensó realmente en serio, conociendo como se conoce al kirchnerismo. Que podrá cambiar sus formas, sí, pero nunca modificará su esencia.