Por Ricardo Raúl Benedetti. El autor hace un llamado a que durante el torneo en Brasil no deje de prestarse atención a la actualidad en nuestro país.
Lamentablemente para el mundo de la política, este espectáculo deportivo considerado el más importante del planeta se da cada cuatro años, ya que despierta pasiones populares que sirven perfectamente como “cortinas de humo” y que atrapa a todos en un sueño por igual: Salir campeones del mundo.
No es de locos pensar que algunos temas sensibles discutidos por algunos gobiernos, procedan a resolverse con celeridad durante los mundiales de futbol. Es sabido que son muchos los gobernantes que esperan con ansias estas grandes distracciones aprovechándose de la la hipnosis masiva que causa el mundial, para quitarse de encima los asuntos escabrosos que los compromete, suavizando las repercusiones causadas en el medio del evento que es sin lugar a dudas, una pasión popular.
En Argentina existen dos procesos judiciales que mantienen en vilo al gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, uno es el procesamiento del vicepresidente de la nación Amado Boudou, acusado de enriquecimiento ilícito en el caso Ciccone al intentar quedarse con esa empresa de emisión de moneda, y el otro es el juicio político que se lleva adelante en contra del Fiscal Campagnoli, quien se atrevió a intervenir en la causa penal contra el empresario kirchnerista Lázaro Báez, acusado de extorsionar a un financista para quedarse con su empresa.
En el juicio que se le hace a Boudou, el testigo clave que iba a declarar en su contra decidió huir del país hacia un destino desconocido, por ver peligrar su vida y la de su familia. Dijo textual José Capdevila “Prefiero ser un exiliado en democracia y no otro Julio López”, recordando a quien fuera secuestrado el 18 de Septiembre de 2006, pleno gobierno de Néstor Kirchner, y que aún se encuentra desaparecido, luego de oficiar López como testigo fundamental en el juicio al represor Miguel Etchecolatz de la última dictadura sufrida en este país.
En el caso del fiscal Campagnoli, fijaron las audiencias en el medio del campeonato de fútbol, motivo que despertó poderosamente la atención de su defensa a sabiendas que el clamor que provoca la pelota, cubrirá cual manto de olvido todo hecho distinto al futbol que se realice durante el campeonato.
“Motivó la idea de que en ese momento era positivo mover al público hacia un evento futbolístico de alcance mundial, en un país donde el fútbol era y sigue siendo tan importante. Podíamos tener ganancias en términos de imagen” Relató el dictador Jorge Rafael Videla al respecto del mundial `78, en el libro que escribiera Ceferino Reato “Disposición final”.
Disfrutar de la pasión del futbol es parte de nuestra genética, olvidar rápidamente los hechos que dañan a nuestra sociedad, también.
Es mi llamado para que disfrutemos equilibradamente esta nueva copa del mundo, y que podamos todos preservar la atención a estas cuestiones de estado, fundamentalmente la memoria, capacidad por excelencia que nos garantiza a futuro recordarnos como pueblo, y elegir con responsabilidad.
Ricardo Raúl Benedetti
@RicBenedetti
