En el Congreso de la Nación hemos rendido homenaje a la prensa federal argentina, en un emotivo acto donde participamos legisladores de distintos partidos y visiones políticas, convocados en el Auditorio de la Cámara de Diputados para la entrega de distinciones de reconocimiento a medios del interior del país.

Debo confesar que, como chaqueño, me sentí honrado de participar de esa ceremonia, con la entrega de un diploma a “Diario Norte” en la persona de Miguel Ángel Fernández, quien representó con su presencia a la prensa regional, en un ámbito donde el rol del periodismo tuvo brillo profesional y realce institucional.

Me parece oportuno destacar que en ese homenaje a la prensa federal argentina, con la excepción de los medios radicados en el área metropolitana, prevaleció una mirada amplia sobre el rol del periodismo en la vida comunitaria, los aspectos formativos de la cultura ciudadana y, desde luego, la importancia de la prensa independiente en las sociedades modernas.

Traigo estas reflexiones con motivo de la celebración del “Día del Periodista” para reafirmar el rol del periodismo en una democracia como la de hoy, donde provoca tantos debates y alineamientos, donde la batalla de y por las ideas continúa día a día. Donde además se presentan contradicciones con la libertad de expresión y la libertad de empresa, frente a las atribuciones y poderes de quienes manejan transitoriamente el Estado.

Pero donde además, debemos entender la libre circulación de la información como un servicio. Los periodistas prestan un importante servicio a la comunidad y al ciudadano, donde la libertad se defiende sola y donde -por más que se amañe la verdad-, la sociedad también “piensa por sí sola” al decir de Vicente Palermo, en respuesta a la reciente creación de una “Secretaría de Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional”, puesta a cargo de Ricardo Forster.

Gracias a la lucha por la libertad de prensa, sus avances y retrocesos, pocas cosas son tan apasionantes del combate por las ideas, como repasar la relación de los gobiernos y la prensa durante la historia argentina.

Sabemos que hoy esa lucha abre brechas en la sociedad argentina, que se profundizan desde la sanción de la nueva Ley de Medios que la Corte Suprema de Justicia consideró constitucional, por más perfectible que sea.

Desde luego que estamos en contra de los monopolios tanto horizontales como verticales, y con la concentración en un mismo lugar, pero también nos oponemos a la configuración de organismos de aplicación de la ley, con mayoría automática del Poder Ejecutivo, donde prevalece una tendencia centralizante y hegemónica que junto a la distribución de la publicidad oficial, puede barrer con toda independencia.

Porque más allá de lo que quiera regularse para controlar la actividad periodística, hay una ley que no tiene excepciones y que todos conocemos muy bien. Es que no hay posibilidades de construir una democracia moderna, si no hay periodismo independiente en una sociedad. De ese principio se desprende que todo régimen autoritario quiera ponerle límites o liquidar el periodismo independiente y coartar la libertad de expresión.

No olvidemos hoy los intentos que ha habido para sancionar controles sobre la prensa, con motivos éticos y hasta de represión al terrorismo.

Frente a ello se alzan el compromiso con la verdad, la responsabilidad social y la independencia, como principios fundamentales que debe resguardar el periodismo argentino y federal.

Vaya mi sincero homenaje en un saludo fraterno a los periodistas en su día, a quienes abrazo recordando que siempre la credibilidad, el prestigio y la calidad informativa, son valores que su digna misión pone en juego en una democracia y que la sociedad juzga todos los días.