El diputado nacional Oscar Aguad (UCR-Córdoba) consideró que “la situación de Amado Boudou en el caso Ciccone es muy comprometida y si bien quizá le sirva tratar de embarrar a todo el mundo, la prueba que el juez Ariel Lijo tiene en su contra es tan contundente que no puede ser desvirtuada, salvo que se compruebe que su relación con Vandenbroele no existió y que Núñez Carmona no es su amigo, cosas que son absolutamente improbables que ocurran”. En declaraciones a la radio la 2×4/FM 92.7, el integrante del Consejo de la Magistratura añadió: “Veremos en los próximos días que sucede y qué declaran los otros imputados. Por ejemplo, el jefe de la AFIP, Ricardo Echegaray, tiene muchas cosas para decir. Más allá del voto dividido de la Cámara de Casación, el fiscal Jorge Di Lello había pedido que se lo citara y también a Raúl Monetta. Y cuando le pide a Lijo que investigue la ruta del dinero tiene que ver con quién puso la plata para que esta operación se pudiera hacer”.

En este marco, Aguad destacó “el hecho que por primera vez en la historia del país un vicepresidente sea indagado por un acto de corrupción es un avance”.

Asimismo sostuvo que “Lijo ha acumulado pruebas suficientes para que las sospechas sobre el accionar de Boudou sea muy grave”, pese a que el vice “trató de descalificar alguna prueba que había en el expediente, por ejemplo la declaración de los Ciccone y la Cámara ha ratificado que no se pueden anular esos testimonios”.

En esa dirección, explicó: “desde el razonamiento jurídico, el testimonio de los Ciccone, dicho bajo juramento, no puede ser utilizado en contra de ellos, pero sí puede ser usado contra terceros. Porque la garantía constitucional de que nadie está obligado a declarar contra sí mismo es personal y no para terceros”.

Al ser consultado sobre la posibilidad de que no avance la causa, Aguad afirmó: “El escepticismo de la gente tiene que ver con los antecedentes de nuestro país, donde difícilmente se juzgue a un funcionario. Y además, los jueces de Comodoro Py están todos sospechados de ser funcionales al poder”.

“Hay una buena justificación para quienes son escépticos. Pero también hay una buena razón para dejar de lado por un rato ese escepticismo y empezar a creer que en Argentina algunas cosas pueden empezar a cambiar”, continuó.

Finalmente, el legislador radical sentenció: “Hace años que no escucho que se hable de fin de época y de esto está hablando no sólo la dirigencia política sino el país. El fin de época significa muchas cosas, entre otras que se terminó la impunidad. Es cambiar la matriz de producción, terminar de dilapidar los recursos sin reponerlos, ponerle fin a la corrupción y proclamar la autonomía de los tres poderes del Estado”.