Con el grado de Coronel y como enlace entre el Honorable Congreso de la Nación y el Ejército Argentino, colaboré en conectar al general Bendini y diputado Lorenzo Pepe, que acordaron imponer el nombre del General Valle a la Escuela de Ingenieros y levantar un monumento en Campo de Mayo. Allí donde fueron fusilados 9 de los 33 civiles y militares ejecutados en Junio del 56, por orden de los dictadores Aramburu y Rojas, autoproclamados presidente y vice.

Cada año volvemos al monolito y repetimos la ceremonia junto a familiares de los asesinados y algunos protagonistas salvados de aquel aberrante hecho. Una solemne formación militar da marco a esa mezcla de orgullo y tristeza que expresa el nutrido grupo concurrente. También como secretario General del Ejército, alguna vez tuve el honor de pronunciar palabras ante la tumba del General Juan José Valle en el Cementerio de Olivos, frente a sus descendientes.

Otro infame acontecimiento con el mismo origen, nos recuerda este mes: la matanza de más de 300 personas en Plaza de Mayo, bombardeada por aviones enemigos de la Democracia, en 1955. ¿Y por qué insistimos en el recuerdo?, porque esto nunca debió pasar. Porque la revolución fusiladora inició la corrupción militar que institucionalizó los golpes que culminaron con las atrocidades del perverso “proceso reorganizador”. ¿Por qué rememorar a estos mártires? Porque la vida es jalones y la Memoria protegerá a nuestros descendientes, evidenciando la Verdad y porque es la única manera en que podemos ahora pretender un poco de Justicia para los homenajeados.

Confieso que me emociona, ver los uniformados integrando la ciudadanía en la celebración.

Ah, me olvidaba…. gracias Don Lorenzo.

Bruera es general (R) y exenlace del Ejército en el HCN