Por un lado, la interna en el bloque que comanda la senadora peronista Cristina Fioramonti está al “rojo vivo”; se sabe que entre la jefa de bancada y el titular del cuerpo no hay diálogo y fuertes pujas internas que se remontan a los territorios que comparten como espacio político. Pero hasta aquí las cosas transitaban sus carriles normales, no pasaba de una interna normal de poder, lógico del trajinar.

El bloque del oficialismo debe medir milimétricamente sus movimientos sí efectivamente quiere lograr el tratamiento de las policías locales en recinto, de lo contrario se sucederán “los papelones”.

Así las cosas el bloque ahora y ante la convocatoria a sesionar para el jueves fue convocado por el presidente del cuerpo, reunión a la que la presidencia de la bancada no concurrió, pero sí de contar se trata, los convocados por Mariotto, pasaron la mitad de los 19 que integran la bancada. Eso sí, juraron no atentar contra Fioramonti, por ahora, pero andan con ganas de nombrar un nuevo vicepresidente de bancada.

Para este martes a la noche, la residencia del vicegobernador se volverá a colmar de senadores, pero esta vez será bajo la convocatoria lanzada por la propia presidenta de la bancada. Hasta se anunció que es con cena incluida. Por la mañana habra reunión de Mariotto y Scioli.

En el Frente Renovador las cosas no están tan mal pero también allí se “cuecen habas”. Los dardos venenosos aquí se dirigen inequívocamente hacia el presidente de la bancada Jorge D’Onofrio que roció, el desprolijo tratamiento legislativo que venía teniendo la norma que crearía las nuevas fuerzas, con sospechas de corrupción.

Esta idea desesperada que desplegó el presidente de la bancada ante la posible imposibilidad de introducir modificaciones al proyecto de ley no fue compartida por varios miembros del bloque, que de hecho se mostró “corto”, con apenas una decena senadores en la conferencia de prensa, donde suelen concurrir todos los integrantes de la bancada, que se realizó tras el último fracaso.

La táctica legislativa de apoyar el proyecto pero encontrar atajos que les permitan frenar el tratamiento para modificarlo está llegando a su fin, para los renovadores como así también para el oficialismo, pero sucede que para muchos massista esta táctica se extendió más de la cuenta y la última jugada de judicializar el tratamiento directamente no fue compartida por muchos de sus integrantes. Así que D’Onofrio en esta nueva convocatoria tendrá que volver a solicitar que se aprueben licencia, dejando nuevamente en evidencia el mal paso que se dio en una oportunidad, al no aprobar ese trámite cuando fue solicitado por el FpV-PJ.

Estas presiones internas que en definitiva poco o nada tienen que ver con la norma en tratamiento y mucho con el reacomodamiento interna en cada espacio, también empiezan a jugar en la previa a la consideración en el recinto de la creación de las policías locales, y tal vez sean las que finalmente fuercen el fin de un culebrón que, a estas alturas, tendrá pocos ganadores.