El diputado nacional Julio Cobos se dio el gusto que tantos argentinos desean: visitar nuestras islas Malvinas. Allí se encuentra el exvicepresidente de la Nación, cuyos voceros aclararon que lo hace en calidad de turista y no desarrollará ninguna agenda oficial.

El mendocino contó los sentimientos que le despierta la cuestión Malvinas a través de su cuenta de Facebook, donde escribió una columna titulada Vivir Malvinas, en la que recuerda los días de la guerra. Cuenta también el deseo de aprovechar este viaje para rendir homenaje a su compañero del Liceo Militar Jorge Casco, un primer teniente caído en combate.

A continuación, publicamos la columna del diputado nacional del radicalismo publicada este domingo en su Facebook.

Siempre recuerdo cuando una madrugada de 1982, con veintisiete años, casado y con un hijo, seguíamos con mi esposa por radio los acontecimientos de la guerra de Malvinas. El boletín informativo daba cuenta del inicio de las acciones en Puerto Argentino. Quedaba atrás esa euforia por la recuperación de las islas con la lamentable baja de un conocido, el Capitán mendocino Pedro Giachino.

En esos días se me venía a la memoria los sucesos de tres años atrás, cuando muchos jóvenes habíamos sido convocados para cubrir la frontera con Chile, por el conflicto por el canal de Beagle. Afortunadamente se evitó una guerra por la mediación del entonces Papa Juan Pablo II.

Esos recuerdos siempre los he tenido presente. Intenté imaginar la angustia y dolor de muchos soldados que dieron su vida por Malvinas y de los familiares que también dieron todo y los acompañaron y aún hoy siguen acompañando. Siempre me pregunté cómo sería ese lugar, de fuertes vientos, de clima húmedo y frío intenso. Hostil y difícil para vivir y conocerlo, como lo estoy haciendo ahora.

Cuesta recrear a la distancia del tiempo y el espacio los momentos vividos, ya que además de sortear la hostilidad climática, combatieron en forma heroica pero en situaciones de desventaja desde el punto de vista del poderío bélico y tecnológico. Viene a mi cabeza la imagen de soldados resistiendo en las trincheras, pilotos arriesgando sus vidas volando bajo para evitar radares y el recuerdo doloroso del hundimiento del Belgrano.

También es importante para mí estar aquí, en Malvinas, para rendir homenaje a mi compañero del Liceo Militar, Primer Teniente Jorge Casco, caído en combate.

Gobernar un país no es simplemente ganar una elección. Un jefe de estado debe prepararse, conocer, investigar y buscar alternativas. Uno de los desafíos que tiene un presidente en Argentina relacionado con la política exterior es precisamente Malvinas. Por eso siempre consideré indispensable estar aquí, conocer su territorio, su clima, su costumbre y rendir homenaje a nuestros soldados en Darwin, que dieron su vida por ellas.

Soy plenamente consciente que no hay otro camino que el de la paz y la diplomacia, por eso respetamos todo los esfuerzos hecho por los sucesivos gobiernos de la democracia, para por medio del diálogo y la intervención de los organismos internacionales, lograr para Malvinas el destino que todos deseamos.