Norberto Di Próspero cumplió este 1 de julio diez años como secretario general de la Asociación del Personal Legislativo. Reivindica el camino gremial de APL durante los últimos tiempos, las mejoras que tuvieron los trabajadores y una forma distinta de conducción política.

Empleado de la Biblioteca del Congreso de la Nación desde el año 1984, Di Próspero fue secretario del Interior, secretario adjunto, y finalmente secretario general de APL. Elegido el 1 de julio de 2004 por el 56% de los votos, obtuvo la confianza de los legislativos para el período 2008 -2012, y volvió a ganar el 29 de mayo de 2012 con más del 80% de los votos.

Muchos son los logros que destaca Di Próspero de la actividad gremial de APL en los últimos años: recategorizaciones del personal; obtención de mejores condiciones laborales; ingresos de compañeros e hijos de compañeros; una amplia gama de actividades sociales, culturales y beneficios para los afiliados; el crecimiento de APL institucionalmente y su injerencia en las políticas del Congreso de la Nación; crecimiento de las instalaciones y servicios de salud.

Además, Di Próspero remarca la recuperación de las paritarias como herramienta fundamental para la defensa de los derechos de los trabajadores y el trabajo gremial. Los salarios de los legislativos, en 2004, estaban congelados desde 1992.

“El 8 de septiembre de 2005, quedamos en la historia del Poder Legislativo, al ser la primera Comisión Directiva de APL que firmó un incremento salarial en el marco de la paritaria. Tuvimos que esperar 13 años para este hecho histórico”, recuerda Di Próspero.

“Siempre tuve en claro cuál es mi estilo de conducción, nosotros escuchamos a todos los compañeros y les abrimos las puertas del sindicato… Yo pienso que un dirigente no es nadie si no tiene detrás el respaldo de la mayoría de los trabajadores. No me canso de repetir que el gremio es la gente”, opina el secretario general de APL.

– ¿Cómo nació su vocación de dirigente gremial?

– Yo entré a trabajar en el Congreso de la Nación en el año 84. Luego de la trágica noche de la dictadura, y con la vuelta de la democracia, muchos compañeros ingresaron al Congreso, porque existía la necesidad de cubrir muchos puestos de trabajo para volver a hacer funcionar al Parlamento en toda su plenitud. Muchos compañeros que habían sido cesanteados también volvieron. La militancia gremial viene del lado de mi viejo, el colorado Di Próspero, histórico dirigente ferroviario, que militó toda su vida junto al querido Lorenzo Pepe. Lorenzo asumió en la Biblioteca, y mi viejo fue su secretario privado. Tenía la posibilidad de entrar a trabajar en el ferrocarril, o en el Congreso. Por esa época, yo era estudiante de periodismo, y entonces elegí la posibilidad de trabajar en la Biblioteca, particularmente en la hemeroteca. Ahí tenía acceso a los diarios, a los archivos.

Me hice legislativo, pero tuve la posibilidad de elegir también ser ferroviario. Opté pertenecer al Congreso, y estoy seguro de que fue una de las decisiones más acertadas de mi vida, por lo que significa este lugar para la vida de la democracia argentina.

Al poco tiempo de ser empleado legislativo, fue creciendo mi vocación gremial. Una actividad que vi en mi viejo, y que fue naciendo en mi interior. Así que me fui metiendo, participando, charlando con los compañeros. APL tenía personería gremial desde 1964, pero por aquel entonces era más una mutual que un gremio. Entonces, me afilié en ese momento a ATE, un sindicato muy combativo, pero centrado en la problemática del trabajador estatal en general, y no de los legislativos.

– ¿Por qué se fue a APL?

– Charlando con otros compañeros, decidí meterme en APL, interiorizarme de los problemas y el mundo de los trabajadores legislativos. Otra decisión importante. Y yo no creo en las casualidades, creo que es la guía que te marca lo que vos vas sintiendo.

La cuestión es que me voy metiendo, compartiendo experiencias con la gente de la Imprenta del Congreso, que era el único sector gremializado, con comisión interna, con viejos militantes gráficos que tenían mucha experiencia en política gremial. Había asambleas, discusiones, una conciencia muy instalada. Desde la Biblioteca decidimos crear nuestra comisión interna, y los compañeros me eligieron secretario general. Eran momentos difíciles, porque el gremio no era fuerte, las autoridades no nos recibían, no nos tomaban como interlocutores. Pero algo ahí se fue gestando, fue naciendo de a poco, con mucha militancia.

– ¿Cómo llega a la Secretaría General de APL?

– Fue un camino muy largo, pero al mismo tiempo muy enriquecedor, tanto desde lo personal como desde lo político gremial. Fui aprendiendo mucho, de mis compañeros y de la experiencia del día a día. Y por supuesto, del espejo que tuve de chico, que fue el trabajo de mi viejo como delegado ferroviario. Nos fuimos juntando algunos compañeros, y armamos la Agrupación Juan Domingo Perón. Y nos insertamos en la vida gremial de APL en 1989, cuando se modificó el estatuto y se crearon cinco secretarías, entre ellas la de Interior. Con 24 años tuve mi primer triunfo electoral en APL. Y desde la secretaría me propuse empezar a trabajar y estrechar vínculos con todos los trabajadores legislativos del país. Es un orgullo pensar que aquella Secretaría del Interior fue el germen de la creación de la FELRA, la Federación de Empleados Legislativos de la República Argentina, de la cual soy titular en la actualidad.

En el gobierno de Alfonsín, con la efervescencia democrática, tuvimos un crecimiento. Pero con la llegada del Gobierno de Menem, los legislativos vivimos tiempos difíciles. La política de ajuste neoliberal a nivel nacional, se quiso imponer en nuestro ámbito de trabajo. El vicepresidente Eduardo Duhalde decidió la disolución de la Dirección de Automotores, dejando 850 compañeros en disponibilidad, y luego cesanteados. Ese hecho lamentable nos impulsó a buscar derogar la Ley 22.140, dictada durante la dictadura, una normativa muy autoritaria para regir las relaciones laborales, y que debilitaba la actividad gremial. En 1992 hay un recambio de autoridades en el gremio. Triunfa el compañero (Ricardo) Sablich, y tengo la posibilidad de ocupar la secretaría adjunta. A pesar de las dificultades, pudimos lograr en 1995, la sanción del Estatuto – Escalafón, la Ley 24.600. Un hito en la historia de las relaciones laborales del Congreso de la Nación, con muchas reivindicaciones que nosotros hacíamos, como la estabilidad, la creación de los institutos paritarios.

– ¿Qué pasó en 1996?

– En el 96 nos reeligen por cuatro años. El gremio fue creciendo en sus instalaciones, mejorando las condiciones del Polideportivo de Castelar, adquiriendo el hotel de Villa Gesell para las familias de los compañeros. Pero yo fui sintiendo que el gremio se estaba alejando de la gente. Estábamos perdiendo la mística. Y había que hacer algo. El secretario general se adueñó del triunfo y lo tomó como algo personal. Perdió de vista que era un triunfo del conjunto, del colectivo de los legislativos. Y se fue encerrando, aislando. Es lo peor que le puede pasar a un dirigente, político, social, gremial. Siempre repito que los dirigentes no somos nada, no somos nadie sin la gente, sin los compañeros. El gremio es la gente, yo solo tengo la responsabilidad y el privilegio de conducir, de escuchar, y de luchar por lo que quieren los trabajadores. Acá sufrimos el intento de cierre de la Imprenta, que afectaba a 826 trabajadores de planta permanente, pero lo pudimos frenar con un paro y movilización impresionantes. Y también sufrimos el recorte de nuestro salario, con una decisión impopular, que perjudicaba a los que menos tienen, no a los poderosos.

– ¿Cómo recuerda 2001?

– No podemos olvidarnos de la crisis de 2001, cuando los laburantes teníamos que salir casi huyendo, porque todo lo relacionado al Congreso era mala palabra para la sociedad. Nos querían matar, porque nos relacionaban con el desprestigio de la clase política, de representantes que habían hecho muy mal las cosas, y ser legislativo era algo muy cuestionado. Hasta por los propios familiares y amigos, que en las reuniones expresaban su bronca generalizada. Y mi decisión de abrirme y seguir mi camino, se debe a los nuevos aires que comenzaron a respirarse en la política argentina desde 2003. Con instituciones sin credibilidad, se fue fortaleciendo el tejido institucional del país. Llegó un proyecto que dio mucho a los trabajadores, por empezar esa herramienta fundamental que son las paritarias.

La antigua dirigencia gremial de APL estaba aburguesada, y era expresión de los tiempos anteriores, no de los nuevos. Había que acercarse a la gente, entonces tomé la decisión más importante y trascendental de mi vida.

– ¿Cuál fue esa decisión?

– Me alejé del calor y la comodidad del poder, y fundé la Agrupación Legislativa Arturo Jauretche. Fue un riesgo, en el cual me acompañaron muchos compañeros, como el querido Gustavo Antelo, que se la jugó. Siempre decíamos, si perdemos, volvemos a nuestros puestos de trabajo en nuestros sectores. Pero la gente pensaba como nosotros, quería un cambio. Y el cambio llegó.

– ¿Cuáles eran sus aspiraciones?

– Nosotros pensamos en la gente. No prometimos nada en la campaña más que estar con los laburantes. Los compañeros ya no podían ni hablar con el secretario general, que estaba encerrado en su oficina, con custodia. No recorría los sectores, los pasillos del Congreso. Vivía otra realidad. Y a mí me venían a ver compañeros, con sus problemas, con sus propuestas, con sus inquietudes. Algunos solo necesitaban contención, una mano, un abrazo, una mirada. Siempre digo que el sindicato tiene que ser la casa de los trabajadores, y uno no puede sentirse extraño en su propia casa. Queríamos un gremio de puertas abiertas, y sobre ese concepto, sobre esa idea madre, construimos todo lo que construimos, con esfuerzo, con militancia.

– ¿Cree que en estos diez años se han cumplido sus aspiraciones?

– Como te decía, la aspiración principal era tener un gremio de puestas abiertas, y vaya que lo logramos. Yo recibo a diario a muchos compañeros. Me vienen a ver, y cualquiera puede subir al cuarto piso de APL. Los vamos a escuchar a todos, a contener, a tratar de encontrar soluciones para los problemas. A lo mejor no podemos solucionar todo ya, pero yo pido paciencia, y pido confianza. Durante estos diez años fueron muchos los que se fueron involucrando y participando en APL. Creció como institución, tiene una fuerza gremial y política increíble. Es un gremio grande a pesar de tener ocho mil afiliados. Tenemos injerencia en la CGT, las autoridades del Congreso nos consultan, nos respetan. Y todo eso lo fuimos ganando con el tiempo.

– ¿Cuáles fueron sus logros?

– Son muchos. El principal es la fuerza gremial y política de APL, y eso significa el respeto y la fortaleza de los derechos de todos los legislativos. Aumentamos en estos diez años las afiliaciones, la participación de los sectores. Luchamos y conseguimos, desde lo puntual de los laburantes, recategorizaciones, que estuvieron por mucho tiempo congeladas, ascensos en los lugares de trabajo, la incorporación de familiares e hijos de los legislativos. Esto tiene que ver con el orgullo de ser legislativo, que hemos recuperado en estos diez años. Del desprestigio salimos con trabajo, y hoy los compañeros sienten orgullosos su pertenencia al Congreso. Se ve, por ejemplo, en las mejoras de las condiciones de trabajo, de las instalaciones, de la relación de las autoridades con los trabajadores, y con el trabajo gremial de APL. Desde el punto de vista gremial, no puedo dejar de mencionar la recuperación de las paritarias. Nosotros teníamos el salario congelado desde el año 92. Con el Gobierno que asumió en 2003, los trabajadores ganamos espacios en muchos lugares, en la distribución del ingreso, por ejemplo. Y esto, a través de las paritarias, lo conseguimos con lucha en el ámbito legislativo. Desde entonces, hemos tenido varios aumentos, que yo siempre digo que si le sumamos la mejora en las categorías, es una situación muy beneficiosa para el trabajador legislativo. Pero con las paritarias logramos el respeto, nos sentamos a discutir salarios, condiciones de trabajo, y nuestra palabra es fundamental en la toma de decisiones dentro del Congreso.

– ¿Cuál fue la tarea en la parte social?

– Desde lo social, hemos hecho un trabajo inmenso. Porque el gremio tiene que acompañar al trabajador más allá de su ámbito laboral, dando posibilidades de que se enriquezcan en otros aspectos de su vida, y junto a sus familias. Tenemos hoteles muy lindos, en Mar del Plata, Villa Gesell, facilidades de turismo en Córdoba, Entre Ríos, Mendoza y Tierra del Fuego. Ha crecido mucho el Polideportivo de Castelar, con temporadas de verano con mucha gente, con los torneos de fútbol en la cancha nueva que hicimos, con la pileta techada todo el año, con las parrillas, con el evento de reyes para los chicos. Es un lugar bárbaro. En lo social, incluyo lo deportivo, con los equipos de voley, hockey, con la selección de fútbol, la participación en los torneos de la FELRA. También lo cultural, con talleres de teatro, de yoga, de comunicación, con la colonia de vacaciones, con beneficios para ver espectáculos para grandes y chicos. Con el gran encuentro del Día del Niño, que todos los años hacemos en el Parque de la Costa. Con la participación de las mujeres, que desde su secretaría defiende los derechos de género, trabajan con talleres y charlas con el Ministerio de Trabajo, en el tema de adicciones y violencia laboral, en cultura.

– También hacen talleres para formación sindical, ¿no es así?

– Hacemos talleres de formación sindical, para delegados y trabajadores, participamos fuertemente desde las comisiones, por ejemplo de profesionales, o de Derechos Humanos, con el reconocimiento a los trabajadores y legisladores desaparecidos. Para los chicos, tenemos todos los años la entrega de los útiles para la escuela, y cada vez participan más familias. Esto es, desde lo personal, impresionante, porque apoyamos la educación y los ayudamos para que los pibes estén en la escuela y se formen. Fortalecimos la tarea como mutual, y damos facilidades en muchos negocios, con interesantes descuentos para los legislativos. Mejoramos la atención en salud, con profesionales y lugares de primer nivel como la Favaloro. Son muchos los logros, son muchos años, pero lo principal es que todo lo conseguimos estando cerca de la gente y por la gente.