Más allá de la polémica que se generó en las últimas horas con informaciones que mencionaban que General Motors no traería más automóviles de Brasil por las enormes diferencias de cambio entre la Argentina y el socio mayor del Mercosur, en las últimas horas circularon versiones similares para otras automotrices.

Según fuentes de la Asociación de Fábricas de Automotores (Adefa), el problema es la ecuación de costos, por un lado, y la dificultad que tienen las compañías para adquirir los dólares necesarios para importar esos vehículos.

Pero las mismas fuentes fueron más allá en su análisis y realizaron una severa advertencia. “La dificultad para conseguir dólares no es sólo para traer los vehículos del Mercosur, sino los insumos y las piezas de los autos que se producen en la Argentina.

El Gobierno debe solucionar esto cuanto antes, porque sino, nuestras plantas se van a paralizar”, agregó uno de los ejecutivos de Adefa.

Pero además del problema de las automotrices, sorprendió en los últimos días versiones insistentes acerca de la posible quiebra de una empresa que fue símbolo del kirchnerismo.

Se trata ni mas ni menos que del Grupo Electroingeniería, del empresario kirchnerista Gerardo Ferreyra, la cual según se mencionó necesita con urgencia que el Gobierno de China habilite el envío de los fondos para la realización de las represas Jorge Cepernic y Néstor Kirchner en Santa Cruz. Si eso no sucede antes de fin de año, la empresa podría terminar en concurso de acreedores.

Según confiaron fuentes del mercado, Electroingeniería atravesaría una complicada situación desde hace meses, pese a que durante los años del kirchnerismo ha sido una de las principales favorecidas por la obra pública, beneficiada por el acercamiento de la misma con el oficialismo.

La firma logró el año pasado ganar la licitación para la construccón de las represas con una polémica oferta final cercana a los 19 mil millones de pesos, que fue denunciada por haber violado el pliego inicial. Electroingeniería, que integra una UTE con el grupo chino Gezhouba, tenía la tercera oferta en precio, pero en una dudosa jugada presentó una carta de descuentos y redujo el valor a un precio que estaría incluso por debajo de los costos de la obra. Además, no incluyó los costos de los seguros que necesita adquirir para que China la financie.

Pero el proyecto se fue trabando por la falta de acuerdo para la financiación. Las idas y vueltas del proyecto no hacen más que apretar la soga en el cuello de Electroingeniería.

Como se puede observar el Gobierno apuesta fuerte a China, pero hasta ahora no se ha podido conseguir mucho, y hace recordar al tan difundido plan de inversiones de ese país en el año 2005, que finalmente resultó ser un cuento chino.