Miente con total descaro el ministro de interior Jorge Capitanich, con el campo y con otros sectores de la producción el diálogo es nulo. Este gobierno NO sabe lo que es el diálogo, no entiende que para que exista diálogo debe saber escuchar. Diálogo no es decir lo que se quiere y que el otro deba ajustarse a sus caprichos. Y cuando su interlocutor lo contradice inmediatamente abusa de su poder, persigue y aprieta o bien pretende desacreditarlo mediante la calificación mendaz.

Capitanich es el fiel reflejo de la visión autista o esquizofrénica que tiene el gobierno de la realidad nacional. Saber gobernar es tener capacidad e idoneidad para elaborar políticas de Estado en materia económica o social, no como ahora donde el país está sin rumbo. Tanto se ha mentido a si mismo con su relato que ha perdido noción del ahogo fiscal, económico y financiero a que están sometidos bastos sectores de la producción, los que están en situación de quebranto y que significa la pérdida de miles de puestos de trabajo en nuestra Argentina.

Hoy no hay actividad económica sea agropecuaria (trigo, maíz, lechería, soja, etc.) o comercial, en particular de los pequeños y medianos; que no ven futuro en sus emprendimientos. La estanflación que es el estancamiento económico y la inflación nos está matando a todos. Lo hecho en política social por Nestor Kirchner lo está destrozando con sus yerros económicos la presidente Cristina Fernandez.

El kirchnerismo dilapido una década donde los ingresos por retenciones al campo, fueron de USD 80 mil millones. El campo genera el 60% de las divisas y ocupa un tercio de la mano de obra del país. Solo se aprovechó del crecimiento del sector para sacarle más plata. Hoy un productor destina más de 300 días del año a cubrir impuestos.

El Gobierno kirchnerista debe aceptar que no supo gobernar, que está en la parte terminal de su ciclo, debe procurar no equivocarse más en sus políticas económicas para no comprometer la gestión del nuevo gobierno o lo que es peor, condenar a Argentina toda a un futuro caótico. No puede seguir haciendo daño al sistema productivo de la Nación.