El senador Jorge Garramuño cuestionó el discurso oficial sobre una crisis generada por el mayor consumo energético, asegurando que la misma es consecuencia de las políticas implementadas. Habló en ese sentido de “esas fiestas en las que uno no participó, pero que tiene que garpar”.

“Los precios de los combustibles subieron un 115% y en lo que va del año un 44%”, comentó y comparó con los bajos porcentajes de aumento de los combustibles en países vecinos. “No nos engañemos” y atribuyó al aumento de los combustibles buena parte de la inflación registrada.

El senador fueguino se refirió al Consejo Federal de Hidrocarburos, cuya creación consideró “un engaño inteligente” de parte del Estado nacional, aunque más tarde pidió que haga cargo de lo que corresponde. Garramuño cuestionó la inseguridad jurídica y se preguntó “por qué tenemos tan buenas intenciones en los fundamentos y la realidad nos marca que tenemos resultados contrarios”. Se preguntó por el 25% de YPF del que se hizo cargo Eskenazi y se preguntó qué hubiera pasado si ese dinero hubiera sido destinado a la explotación. Da la sensación, dijo, que “a veces nos toman el pelo poniendo cuestiones rimbombantes en los fundamentos”.

Al plantear su oposición al proyecto, Garramuño señaló que en su provincia no hay una estructura técnica que les permita conocer cuales son las reservas de los yacimientos, por lo que “vamos a tener que caer en manos de las empresas” para que se los informen.

Sobre los cánones para las provincias, defendió su dictamen, en el que sugiere una mayor regalía de 5 puntos.

Asimismo aseveró que “esta es una ley a la medida de YPF” y expresó su desacuerdo con que un gobernador pueda comprometer el futuro de la provincia sin que tenga que ir a rendir las cuentas ante sus legislaturas. Para él, la empresa “está avasallando a las provincias”.

Estimó que la ley sería aprobada por el oficialismo y rechazada por la oposición, pero admitió que “muchos tenemos ganas de acompañar”, pero cuestionó el concepto oficialista de “es esto o nada. Entonces es una frustración tener que irnos sin poder sentarnos a discutir algo que nos convenga a todos”.

Y advirtió que si bien la ley se va a aprobar, al oficialismo “le va a quedar un sabor bastante amargo”.