¿Cómo afecta el recuerdo de ciertas emociones a nuestra cotidianeidad? ¿Es posible que nos veamos afectados por algunas que nos han tocado profundamente, al punto de estancarnos?

Días pasados tuve el privilegio de asistir a una charla/debate del Dr. Facundo Manes, neurólogo y neurocientífico argentino de gran trayectoria y reconocimiento internacional. La misma se dio en el marco de la muestra “Los 280 días | A 30 años de la CONADEP” que organizara de manera brillante el ministro de cultura de la ciudad de Buenos Aires Ing Hernán Lombardi, al respecto de la institución que creó el ex presidente Raúl Alfonsín en sus primeros días de gobierno democrático allá por 1983, para investigar los crímenes de la última dictadura militar que sufrió mi país.

¿Cómo funciona la memoria? Esa fue la pregunta que motivó distintos comentarios entre el orador y los participantes, y la forma en que nos conmueve al respecto de nuestras decisiones y actividades diarias. El Dr. Manes nos contaba sobre la valentía que tuvieron las personas que testificaron en esa comisión, relatando los horrores vividos durante su encierro. Tortura física y mental, pérdida de compañeros y amigos, desaparición de familiares. Todos hechos muy traumáticos que normalmente nos paralizan e impulsan al silencio, evitando su recuerdo. “Hay que ser muy valiente para enfrentar el temor, y relatar hechos que nos provocaron miedo, para superarlos”, nos decía Manes con emoción en sus palabras.

Ciertamente hay recuerdos que no resultan importantes y tendemos a eliminarlos. Sabemos que es imposible guardar todo en nuestra mente como si fuera un enorme pendrive, y es muy bueno que así sea ya que ese “espacio” virtual que tenemos limpio, nos servirá para crear nuevos recuerdos.

Los eventos que recordamos son aquellos que nos conmovieron, los que nos afectaron emocionalmente al punto de hacer engrosar la conexión neuronal, como para que no se pierda en el olvido. Y sin lugar a dudas ese recuerdo afectivo formará parte de nuestra experiencia en futuras acciones similares, o nos regresará al pasado si es que no pudimos resolverlo sentimentalmente.

Y fue en el enfrentamiento de ese dolor del pasado, que aquellos valientes testigos pudieron afrontar esa traumática experiencia para definir más situaciones que las abarcadas por la comisión.

Mediante su relato han podido desentrañar su pasado y acercarse a la verdad, esa revelador concepto que nos define como individuo que somos, frente al mundo y nuestras circunstancias.

Enfrentar el recuerdo doloroso, definir los hechos de la manera más objetiva posible, es el camino indicado para superar traumas y continuar camino en equilibrio saludable. Aquellos valientes testigos del horror pudieron, y se que cualquiera de nosotros también podrá.

Se puede si, se puede.

Ricardo Raúl Benedetti

@RicBenedetti

Ricardo@RicardoBenedetti.com