Este lunes se publicó en el Boletín Oficial el Decreto 2103/2014, firmado por la presidente Cristina Fernández, el jefe de Gabinete Jorge Capitanich y la ministra Debora Giorgi.

A través de esta nueva norma, se crea la Unidad de Seguimiento y Trazabilidad de las Operaciones de Comercio Exterior. Según dice el propio Decreto presidencial, es necesario en nuestro país “establecer un sistema de trazabilidad y seguimiento de las operaciones de comercio exterior a los efectos de asegurar la estabilidad macroeconómica”.

Y, casualmente, reúne ahora estas facultades en la Jefatura de Gabinete de Ministros, para que efectúe el monitoreo de las operaciones de comercio exterior, coordine el acceso, por parte de los organismos competentes, de los reportes de las operaciones de comercio exterior, efectúe el seguimiento de los ajustes y denuncias formuladas por los organismos de control relacionadas con las operaciones de comercio exterior; y solicite y brinde información a otras jurisdicciones sobre los temas de competencia de la Unidad.

Ahora bien, me pregunto: ¿No tiene ya la AFIP las mismas facultades? ¿O es que estos controles, hasta el momento no se realizan? ¿Para qué transferirlos a la órbita del jefe de Gabinete?

Las respuestas son claras: el kirchnerismo, otra vez más, toma decisiones que afectan la vida de los argentinos, solo basado en sus peleas internas. La guerra de Echegaray con La Cámpora, Kicillof y el jefe de gabinete nos esta llevando a la destrucción de la economía.

Mientras tanto, millones de ciudadanos de a pie siguen intentando trabajar cada día. Quienes producen, ya no pueden importar insumos. Los capitales extranjeros ya no vienen pues no tienen garantías (excepto que el gobierno se las otorgue mediante contratos “secretos” como el de Chevrón).

¿Hace falta esta nueva burocracia creada hoy? ¿Soluciona algún problema?