Los resultados de la primera y única Encuesta Nacional de Nutrición y Salud (2004/2005) realizada en la República Argentina, evidenciaron que todas las clases sociales se ven afectadas por algún grado de carencia nutricional. Ello se debe en particular a las dietas monótonas y carentes de nutrientes. Como consecuencia de lo antedicho, se perciben alarmantes tasas de desnutrición, obesidad y sobrepeso.

Por otro lado, la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo de Enfermedades no Transmisibles (2013) señala que, si bien algunos indicadores registran una mejoría, otros continúan siendo preocupantes. Entre estos últimos encontramos a la obesidad, el sobrepeso, diabetes, etc.

La tendencia mundial hacia los hábitos alimenticios saludables y los resultados de las mediciones anteriormente mencionadas, han llevado a que en nuestro país se desarrollen planes y programas alimentarios específicos, tanto a nivel local como nacional. No obstante ello, y pese a la importancia de los programas mencionados, creo que es importante que la educación alimentaria esté incluida dentro de la Ley de Educación Nacional (Nº 26.206).

La educación alimentaria nutricional se puede definir como el aprendizaje, adecuación y aceptación de hábitos alimentarios saludables, de acuerdo con la propia cultura alimentaria y con los conocimientos científicos en materia de nutrición. Ella debe combinar diferentes estrategias educativas diseñadas para facilitar la adopción voluntaria de hábitos de alimentación y de comportamientos que acerquen a los individuos, dentro de sus posibilidades, a una mejor calidad de vida y bienestar.

La educación alimentaria fue siempre parte del ámbito privado, particularmente familiar. Sin embargo, considero que es preciso que los lineamientos para una buena alimentación formen parte de los conocimientos a ser impartidos dentro del sistema educativo nacional. Su particular relevancia para la vida del ser humano en las distintas etapas de su desarrollo, genera la imperiosa necesidad de que la enseñanza alimentaria se sistematice dentro de las instituciones educativas.

En base a todo ello he presentado un proyecto de ley que plantea la inclusión de dichos contenidos en la Ley de Educación Nacional, con el objetivo de crear en los individuos, desde la más temprana edad, la capacidad de elegir informada y responsablemente el consumo de alimentos para sí y para los demás.

Educar en la alimentación nutricional desde edades tempranas colaborará en la construcción de las bases que perdurarán a lo largo de toda la vida, y ayudará a modificar los malos hábitos actualmente existentes en una gran porción de los habitantes de nuestro país. La educación alimentaria de las nuevas generaciones es una gran responsabilidad de los actuales adultos y deseo que este proyecto de ley sea un pequeño aporte en ese camino.