– ¿Qué análisis hace de la cuestión palestina, luego de visitar el país con el Grupo Parlamentario de Amistad?

– La situación de Palestina es débil: hay una ocupación que la pone en lugar de la ignominia, la indignidad, que lleva a su comunidad a estar tensionada y a salir de la diplomacia. Hay cerca de 300 jóvenes detenidos en cárceles comunes en Israel por tirar piedras a los tanques o al ejército israelí, además de los legisladores presos. Y hay regiones donde ni siquiera pueden entrar insumos médicos. El desafío palestino es el reconocimiento del Estado y la capacidad de ejercer políticas públicas. Al ser un gobierno sin Estado y tener un territorio ocupado por tropas israelíes esto se hace bastante dificultoso. Mientras tanto, la población judía ortodoxa tiene una lógica colonialista de ocupación permanente del territorio ocupado por familias palestinas.

– ¿Qué actividades realizaron?

– Participamos de una conferencia internacional de solidaridad con Palestina, con parlamentarios y funcionarios de distintos países, sobre todo europeos. Nos reunimos con gobernadores, legisladores. Visitamos tres campamentos de refugiados, colonias judías en territorio palestino y vimos desalojos de barrios populares en la parte de Jerusalen palestina ocupada por el Estado de Israel.

– ¿Por qué tanto interés en este conflicto a diferencia de otros que hay en el mundo?

– Este es el conflicto colonial con ocupación territorial más llamativo y determinante del mundo en este momento; sobre todo desequilibra permanente la paz en medio oriente. Es la ocupación territorial de una Nación por otra, de un Estado por otro que perdió su condición de tal. El reconocimiento de dos Estados es fundamental; en este momento las potencias hegemónicas, el Consejo de Seguridad de la ONU y el Gobierno de Israel incumplen con este principio. La presidenta ha tenido un planteo claro en medio oriente al advertir el doble estandar que hay para el caso sirio y el caso palestino, con la falta de disposición para cumplir con los acuerdos de paz.