Hace poco, el 7 de enero, los que sentimos el espíritu republicano, del libre pensador progresista, nos sentimos sucumbir ante el cobarde accionar terrorista a la libertad de expresión contra la revista Charlie Hebdo en Francia. En ese momento recordé a Voltaire sosteniendo: “No estaré de acuerdo con lo que Ud. Piensa, pero daría mi vida para que pueda expresarlo”.

No llegué a recuperarme de tanta violencia para justificar una idea que retumbó en mi corazón aquella sacudida de impotencia que sentí en su momento con Cabezas, la Embajada de Israel, la Amia, entre tantos casos. Habían encontrado fallecido al fiscal Alberto Nisman, bajo un manto de sospechas, intrigas e impunidad. Recordé en mi mente a Montesquieu cuando decía “No hay que depender de los hombres sino de la ley, de un equilibrio de los poderes para que imponga estabilidad y sirva de barrera a la ambición y vicios de los hombres” fortaleciendo así el principio básico de la independencia de los poderes que hoy mi Argentina pierde día a día un poco más.

Hice memoria en nuestra historia y no pude dejar de sentir el sabor amargo y doloroso de un 23 de Julio de 1935 cuando en el corazón del Congreso de la Nación, el senador electo por Santa Fe Enzo Bordahebere recibía de manos de ex comisario Valdez Cora (quien saldría libre en la década del 50) tres disparos arteros por la espalda en plena sesión en el recinto. Diría Lisandro de la Torre “…las bala que traidoramente dieron a Enzo por la espalda en realidad no fueron dirigidas como algunos dicen hacia mí, sino al corazón de la Republica….se conoce el nombre del matador pero ahora falta conocer el nombre del asesino”.

La impunidad del dolor que atacó en su momento el Congreso, hoy fue dirigida al Poder Judicial, donde en busca de la verdad para hay que detener la barbarie, que intentan acallarla solo con violencia y derramamiento de sangre como única alternativa. Hoy para el fiscal Nisman no conocemos ni el matador ni el asesino, viendo con desazón como la historia se repite, esperando en este caso que la verdad salga a la luz, viendo como el poder de turno todo lo tapa, todo lo olvida y cofunde en una maraña de información.

Este cruel hecho como los anteriores y muchos más van dirigidos al corazón de la república, a sus ciudadanos al mismo pueblo. ¿Cuánto más los argentinos debemos esperar para vivir en la verdad y la justicia?

Pero sí puedo asegurar que podemos decirle como sociedad a aquellos que creen que las ideas se matan, a esos sicarios de la violencia y detractores de la justicia, la verdad y las instituciones que imperan con el miedo y creen salir impunes, que los argentinos de buena fe nunca serán sometidos a esas prácticas y sin distinción de credo raza o ideologías hoy y siempre estaremos de pie. No importa cuántas veces nos caigamos, pero si se que nos levantaremos mas fortalecidos.

Dr. Luis Alberto Galvalisi

Diputado Nacional (M.C) PDP-PRO

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