La primera vez que se utilizaron cupos partidarios en el mundo fue en nuestro país, a principios de los años cincuenta, cuando el Partido Peronista estableció una cuota de mujeres para las elecciones de diputados y senadores nacionales.

En 1952 las mujeres votaron por primera vez, eligieron a sus candidatas, se propusieron como candidatas al Congreso Nacional, y lograron una representación femenina en las cámaras legislativas, el 15 por ciento entre 1952 y 1954 y el 22 por ciento en 1955, y la Argentina lograba el primer lugar de las democracias parlamentarias del mundo. Ese mismo año, las mujeres solo ocupaban el 15 por ciento de los escaños parlamentarios en Finlandia, considerada de vanguardia al respecto.

También obtuvieron cargos de conducción en ambas cámaras: una mujer fue vicepresidenta de la Cámara de Diputados (la primera en ocupar ese cargo en el mundo) y otra, vicepresidenta segunda de la Cámara de Senadores.

Pero no solo en esa época fuimos pioneras. En 1991, la Argentina fue el primer país en el mundo que reformó su legislación electoral sancionando una cuota mínima obligatoria de candidaturas femeninas para todos los partidos. Esta norma, conocida como la “Ley de Cupo Femenino”, que se aplicó por primera vez en 1993 volvió a ponernos por un tiempo en la cima de la representación parlamentaria femenina y fue el primer país en el que la representación femenina en el Parlamento está incluida en la Constitución Nacional, gracias al impulso del tercio de mujeres que fueron convencionales constituyentes en 1994, quienes además impulsaron la incorporación a la Constitución Nacional de la Convención Sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación Contra la Mujer, aprobada por las Naciones Unidas.

Años después de la sanción de la ley en la Argentina, catorce países de la región promulgaron leyes similares.

Pero este esfuerzo pionero tuvo lugar hace más de dos décadas. Tanto la Argentina como la mayoría de sus provincias se quedaron estancadas en los niveles de representación que se esperaba para las mujeres. Un tercio de las bancas ocupadas por diputadas era un logro importante hace veinte años, sin embargo, hoy ya no es motivo de celebración.

Así, varios países de la región, inspirados inicialmente en la exitosa experiencia argentina, avanzaron hacia reformas electorales paritarias, vale decir, con la incorporación de mujeres y de hombres en un 50% de manera alternada y secuencial en las listas, y no hablamos de los países nórdicos sino de Ecuador, Bolivia, Costa Rica y, recientemente, Nicaragua, para poner ejemplos de nuestro continente.

En la décima Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe se firmó el Consenso de Quito (2007) en el que se avanzó en la necesidad de establecer la paridad entre los géneros.

En julio de 2010 el Consenso de Brasilia ratificó la vigencia del Consenso de Quito y se reafirmó que la paridad es una condición determinante de la democracia y una meta para erradicar la exclusión estructural de las mujeres en la sociedad que tiene por objeto alcanzar la igualdad en el ejercicio del poder, en la toma de decisiones, en los mecanismos de participación y de representación social y política, y en las relaciones familiares, sociales, económicas, políticas y culturales.

Argentina, fue firmante de ambos compromisos, que objetivamente no cumplió.

Los niveles alcanzados en el Congreso Nacional ocultan que en la mayoría de las legislaturas de las provincias las mujeres no llegan ni siquiera el tercio de las bancas que el mínimo que garantiza la CN

Referencia

Menos 30%

Igual 30%

Mas 30%

Provincia Legislatura % Senado %

Provincia de Buenos Aires 26,08 27,65

Provincia de Catamarca 35 12,5

Provincia de Chaco 40,6

Provincia de Chubut 33,3

Provincia de Córdoba 40

Provincia de Corrientes 30 46,6

Provincia de Entre Ríos 23,5 11,8

Provincia de Formosa 29,4

Provincia de Jujuy 33,3

Provincia de La Pampa 33,3

Provincia de La Rioja 27,7

Provincia de Mendoza 29,6 38,8

Provincia de Misiones 30

Provincia de Neuquén 13,8

Provincia de Rio Negro 39,1

Provincia de Salta 25 13,04

Provincia de San Juan 23,5

Provincia de San Luis 27,9 33,3

Provincia de Santa Cruz 16

Provincia de Santa Fe 32 5,2

Provincia de Santiago del Estero 45

Provincia de Tierra del Fuego 40

Provincia de Tucumán 27,5

Ciudad Autónoma de Buenos Aires 40

Tal vez la peor situación es la de la Prov de Bs As

En el 42% de los Concejos Deliberantes la representación no llega al tercio

Tampoco sea llegado al mínimo en el caso de las diputadas y senadoras.

Nunca desde la sanción de la ley se llegó al tercio y en algunas secciones electorales hubo elecciones con representación cero.

Ya es hora de que Argentina retome la posición que le corresponde en la vanguardia mundial de la representación de las mujeres como lo fue en los ´90. En la práctica, sancionar una ley de paridad no haría sino cumplir con los compromisos internacionales y el mandato constitucional.

Buscamos la paridad política para avanzar en la paridad en la vida. A diferencia de la cuota, que es una medida temporal cuyo objetivo es reducir la subrepresentación de las mujeres en la política, la paridad es una medida definitiva que busca compartir el poder político entre mujeres y hombres, en virtud de la cual se trasciende lo estrictamente político para intentar subvertir las desigualdades existentes entre hombres y mujeres al interior de la sociedad y del hogar, tomando en cuenta que incluso en algunas de las sociedades más desarrolladas, las mujeres siguen llevando el peso de las tareas familiares, lo que constituye la mayor barrera para el ejercicio de sus derechos políticos, pero también sociales y económicos.

Necesitamos reformar la ley electoral nacional y las provinciales como hicieron las provincias de Córdoba, Santiago del Estero y Río Negro.

En la provincia de Buenos Aires, el senador Galmarini presentó un proyecto de representación paritaria que tiene estado parlamentario, que esperamos que sea sancionado a la brevedad e inicie un nuevo impulso por la igualdad de género en el país.