La vicepresidenta de la Comisión de Seguridad cuestionó al Gobierno de la Ciudad por “la incapacidad de la Metropolitana” y el “despilfarro de recursos en seguridad privada” en los hospitales públicos.
La diputada porteña Claudia Neira (FpV) se refirió este martes a los hechos de violencia ocurridos en el Hospital Rivadavia, donde dos jóvenes amenazaron a médicos cirujanos con agujas, presionándolos para ser atendidos.
La vicepresidenta de la Comisión de Seguridad de la Legislatura porteña, expresó que “lo que sucedió en el Hospital Rivadavia es la consecuencia de un política deficiente en materia de Seguridad. Por un lado, la incapacidad de la Metropolitana para asumir la responsabilidad de la Seguridad en la Ciudad, pero por encima de todo, el despilfarro de recursos en materia de seguridad privada, que redunda en negocios millonarios para las empresas concesionarias”.
“Como reveló un informe de la palataforma ´La Fábrica Porteña´, el Ministerio de Salud aumentó un 200% el gasto en Seguridad privada en el período 2010-2013”, agregó la legisladora K.
Neira reclamó además que en 2014, y también en 2015 presentó pedidos de informes al Ejecutivo de la Ciudad de Buenos Aires, solicitando información sobre la Seguridad en los hospitales. “El Pro se negó a tratarlos y jamás llegaron al recinto”, aseguró.
Por su parte, el diputado Pablo Ferreyra manifestó que “lo más alarmante de esta cuestión es que la Policía Metropolitana siempre está presente a la hora de reprimir, pero nunca a la hora de prevenir”. Y continuó: “acompañamos a los trabajadores estatales de la Ciudad de Buenos Aires en general, pero a los de la salud en particular, que no sólo no son protegidos por la fuerza de seguridad porteña, sino que están acostumbrados al maltrato y a la agresión impune por parte de los efectivos. La semana que viene se cumple un nuevo aniversario de la feroz represión en el Borda y los principales responsables políticos fueron sobreseídos por la justicia”.
En tanto, Marcelo Ramal (FIT) sostuvo que “detrás de la fiesta de globos amarillos, sale a la luz una crisis social mayúscula en la Ciudad. Por un lado, el desquicio del hospital público, afectado por la falta de insumos y de personal, termina enfrentando entre sí a sus víctimas, los trabajadores y pacientes”.
Ramal señaló también que “los dos gobiernos, el nacional y el de la Ciudad, multiplican sus peleas en torno de la presencia de sus fuerzas de seguridad, mientras abandonan los hospitales a su suerte y al lucrativo negocio de la seguridad privada. Así, las zonas liberadas que rigen en los barrios se han extendido al hospital público, en beneficio de las mafias protegidas desde el propio Estado”.
