La película “Hooligans defiende a los tuyos” muestra la barbarie de las barras bravas en su versión “primermundista”. Pero hay pequeñas grandes diferencias entre lo que fue un verdadero flagelo para los británicos y nuestros propios vándalos. Una perlita alcanza como botón de muestra de esas diferencias: el protagonista del filme, personificado por Elijah Wood -el joven Frodo, de El Señor de los Anillos- es un americano de visita en el Reino Unido que no sabe nada de ese mundo violento, y se hace amigo de un líder de los hooligans del West Ham United -club inglés en el que jugó Carlos Tévez-. En un pasaje de la película, el joven se sorprende al ver que su violento amigo es profesor de educación física. “¿Qué esperabas? ¿Que viva del fútbol?”, le dice con toda naturalidad. Primera y oceánica diferencia: nuestros barras sí viven de los negocios que rodean el fútbol, al menos sus líderes.

Hace no muchos años un especialista en la lucha contra los hooligans fue convocado a la Argentina para interiorizarse del fenómeno de las barras bravas y elaborar un informe con eventuales soluciones para enfrentar aquí el flagelo, aplicando las recetas que supieron contenerlo en Gran Bretaña. Al cabo de un tiempo, el hombre sacó sus conclusiones y se fue de la Argentina aclarando que erradicar el problema aquí es imposible, por cuanto en la Argentina -a diferencia de su país- los barras están fuertemente relacionados con la política, los gremios y los directivos de los clubes.

Esa relación fue lo primero que afloró cuando estalló el escándalo de la Bombonera. Casi con seguridad herida de muerte la aspiración de Daniel Angelici de ser reelecto presidente a fin de año, desde la dirigencia xeneize comenzaron a buscar vinculaciones entre el incidente y la política interna del club, como así también la nacional: si el ataque fue para dañar a Angelici, por elevación le apuntó a Mauricio Macri, padrino político del presidente de Boca. No fue difícil establecer relaciones, tan entrecruzados están los vasos comunicantes de ambos mundos: enseguida surgió que el hoy tristemente célebre “Panadero” militaba en la agrupación del dirigente de la oposición boquense Roberto Digón, exdiputado nacional, sindicalista y allegado al kirchnerismo. Siguiendo ese camino se llega a la esposa de Digón, Silvia Gotero, exdiputada de la Ciudad por el partido de Domingo Cavallo, y exdirectora del IVC en tiempos de Aníbal Ibarra. Dicen que la pareja ya no convive, pero mantiene una relación normal y se dice también que él la respaldó para integrar la lista kirchnerista de legisladores de la Ciudad, en el tercer lugar de la nómina que encabeza Carlos Tomada. Llegó allí mediante un acuerdo con Víctor Santa María, secretario general del gremio de los encargados de edificios, titular del PJ porteño y cabeza junto al senador provincial de La Cámpora Santiago Carreras del ala más opositora al macrista Daniel Angelici.

Si bien las leyes vigentes alcanzarían para aplicarle a Adrián “El Panadero” Napolitano y sus amigos una pena ejemplificadora, la tipificación que le aplicó el fiscal -lesiones leves- lo mantendrá fuera de la cárcel y redimido a través de una simple probation. Como para darle la razón al decepcionado especialista inglés que se volvió a su país imbuido de pesimismo… Se espera que Napolitano declare recién esta semana y diga que actuó solo y sin influencias externas.

Mientras la actual dirigencia xeneize busca revertir con sanciones disciplinarias y denuncias una derrota electoral, en el PRO rechazan que el escándalo del Superclásico haya afectado a su líder. Sus preocupaciones pasan hoy por afinar su política de alianzas y definir su relación con el Frente Renovador.

Si hace dos semanas se asistía a la pérdida sistemática de dirigentes por parte del massismo, ese goteo mermó los últimos días ante la reticencia macrista a abrir sus puertas. Ya se había advertido una muestra en ese sentido con la reacción frente a la vuelta de Gustavo Posse, a quien el PRO le negó abrir las listas, “sugiriéndole” que se lo pida al radicalismo. El intendente de San Isidro se había vinculado al PRO hasta que como parte del acuerdo entre ambos sectores se integró al Frente Renovador -con Jorge Macri y Jesús Cariglino, entre otros- en el marco del pacto para las legislativas de 2013. El primo de Vicente López volvió enseguida y él no; ahora le pasan factura.

Cierta reticencia se percibe también con el intendente de Malvinas Argentinas, aunque con él Mauricio Macri tiene mayor afinidad.

Pero esa rigidez del PRO ha desconcertado a eventuales aliados y alentado al massismo a replantear su estrategia y reprocharle públicamente a Macri hacerle el juego al kirchnerismo con su rechazo a un acuerdo que involucre a ambas fuerzas. Lo cierto es que esa postura se robusteció durante la reunión que la mesa chica del PRO realizó el lunes 18, en la que la línea Durán Barba-Marcos Peña, favorable a una “pureza partidaria”, se impuso sobre la de Emilio Monzó, que viene trabajando para ampliar las alianzas, habiendo sido Carlos Reutemann hasta ahora su mayor conquista. Esa postura fortalecería la tendencia a definir un compañero de fórmula del mismo partido, en detrimento del Lole, por ejemplo, la sugerencia de Monzó para atraer el voto peronista.

A la lista de probables vices ya compuesta por Rogelio Frigerio y Esteban Bullrich, se sumó los últimos días Marcos Peña. Alguien insistió esta semana en no descartar a la apuesta inicial: Gabriela Michetti.

Volviendo a la presión massista por un acuerdo, el rechazo enfático expresado públicamente por el propio Macri es definitivo, aunque algunos aperturistas apuesten aún a una táctica para negociar en condiciones más favorables. Pasa que la propuesta de Sergio Massa sigue siendo la rechazada en un principio: una gran PASO que defina al candidato opositor que enfrentará al kirchnerismo. El macrismo quiere en cambio que el FR acepte cumplir el papel que ellos desempeñaron en 2013 en la provincia de Buenos Aires, cuando el PRO no presentó lista propia, e integró a los suyos a la nómina renovadora, para enfrentar -y vencer- al FpV.

Caso contrario, confían en que las PASO cumplan ese mismo papel ordenador. Las fuentes del PRO están convencidas de que para el mes de agosto Macri habrá consolidado su ventaja sobre Massa y la misma se estiraría sustancialmente en las elecciones generales. Llegarían con ventaja a un balotaje, dicen, pero advierten convencidos de que todo podría resolverse en octubre, tomando a la elección de agosto como la verdadera primera vuelta. “En octubre se define todo entre Macri y Scioli -sostuvo ante este medio un hombre de consulta del jefe de Gobierno-. Y yo confío que sea a favor nuestro”.