¿Los argentinos estamos despiertos? o ¿estamos soñando qué estamos vivos?. En realidad no lo estamos, o estamos tan vivos que nos sentimos muertos por no tener más, la capacidad de usar los cinco sentidos.

Pasan cosas horrendas a la vista de todos diariamente y nada nos mueve, nada nos provoca ira, llanto, furia o risa, baile o amargura

¿Qué nos pasa que pasa todo en Argentina y nada pasa?

Estamos peor o igual que hace 15 años, aunque somos más y nadie nota que lo que pasa nos pasa por encima y no lo sentimos.

No existe nada que estando vivos, nos erice la piel, nos despierte el corazón, nos movilice. Estamos quietos, inmóviles, con miedo, con incertidumbre, sin ir para ninguna dirección, sin poder sentir ni poder notar lo que está bien y lo que está mal.

Hoy en Argentina, parecería que todo da igual, que más da un candidato que otro, porque ambos o todos están tan adormecidos como si hubiese habido una gran fumata de opio que adormeció a todo un pueblo.

Ojalá algún día despertemos de este largo sueño, que podamos volver a permitirnos sentir, sentir que ocurre con nosotros mismos, sentir que ocurre a nuestro alrededor, sentir que se puede vivir sin tener miedo al dolor, a la verdad. Perdimos la capacidad de saber que es lo que sentimos, al convivir con tanta locura, nos convertimos en seres vivos que no sentimos nada porque está prohibido sentir.

Creo que lo que los argentinos debemos hacer para comenzar a mejorar nuestra convivencia, es comenzar a permitirnos sentir, y a volver a conectar nuestros sentidos con nuestro corazón, nuestra alma, nuestro espíritu y nuestra conciencia, porque solo así podremos realizar los cambios que nuestra sociedad necesita para poder recuperar la paz, el equilibrio interno, y a ser sensibles ante las cosas que hoy nos son indiferentes y nos hace mirar a un costado o hacernos los distraídos.

Los argentinos debemos empezar a sentir y a hacernos cargo de aquello que aunque no nos guste existe y nos pide compromiso y ayuda.

No debemos evadirnos de la responsabilidad social, que nos toca a cada uno por ser ciudadanos argentinos y debemos empezar por sacar las manos de nuestros bolsillos y extenderla para ayudar al que las necesita.

Ejercer la solidaridad entre nosotros nos hará un mejor pueblo, una mejor sociedad, y nos purificará de tanta podredumbre, tanta hipocresía y tanta mezquina y miserable actitud ciudadana.

El pueblo argentino desde hace 40 años se ha dejado llevar por su interés personal, el egoísmo; perdiendo de vista el bienestar general, el bien común, sabiendo que aquello que omitieron hacer en el pasado, en el ayer, hoy los ubica en una sociedad que no les gusta, a la que critican, por no parecerse a Suiza o Dinamarca cuando la causa o la razón de tener la sociedad con los problemas que hoy sufrimos todos es el fruto de nuestra propia incapacidad para sentir y actuar en consecuencia.

Conclusión: Si queremos cambiar nuestra sociedad, erradicar la droga, el abuso infantil, la violencia de género y otros miles de males que padecemos los argentinos, debemos comenzar por preguntarnos, ¿cuándo dejamos de sentir?

Debemos redescubrir nuestros cinco sentidos, abrir nuestro corazón, conectar nuestra alma y espíritu en concordancia con nuestro cuerpo y ser mejores humanos y no humanos autómatas, debemos ser pensantes y sensibles, porque sólo así , sabremos reconocer el bien del mal, y solo así podremos atender las demandas que nuestra sociedad nos pide para que convivamos en armonía y despiertos de verdad, haciendo frente a la realidad y no ignorándola o negándola, sino resolviendo todos sus problemas en pos de que en algún momento, nadie en Argentina se sienta excluido, olvidado, marginado sino por el contrario, la solidaridad de todos, la sensibilidad de todos, el sentimiento de empatía general, extenderá su brazo y con su mano abierta tomará la mano del que necesita ayuda para que éste no se quede afuera y pueda vivir dentro del círculo como un ciudadano más, con derechos y obligaciones, y con el sentimiento de que no está sólo, 40 millones de argentinos, lo acompañan, lo abrazan y tienen mucho amor para dar.