En el arco en el que el teniente general César Milani puso en funciones a su sucesor, el general Ricardo Cundom, el exjefe del Ejército cargó contra los que embistieron contra él desde que fue puesto en el cargo. En su discurso, el militar se dirigió “a todos aquellos que intentaron con ataques mediáticos y sistemáticos a través de calumnias e injurias que no cumpliéramos con la misión”, asegurando que “se equivocaron”.

“A todos ellos, mi desprecio. El Ejército se puso de pide y está en marcha”, enfatizó el militar.

Milani se manifestó “orgulloso y contento porque a mí gestión la juzgarán mis soldados, mis camaradas y mis amigos”.

El cuestionado general generaba fuertes resistencias de parte de la oposición a partir de las causas judiciales que lo involucraban, basadas en su probable participación en la represión ilegal y una causa iniciada por enriquecimiento ilícito.