Por José Angel Di Mauro

No suele suceder que la figura destacada de un domingo electoral no termine siendo el ganador. Y mucho menos que la estrella de la jornada sea el perdedor. Pues en un balotaje no hay primero y segundo, sino ganador y perdedor, y esto último se supone que fue Martín Lousteau. La particularidad del balotaje del domingo en la Ciudad fue que la algarabía se vivió en el búnker de ECO. El perdedor.

Agobiado como estaban todos los macristas el domingo en Costa Salguero por una fiesta que no fue plena -y sobre todo el susto que por momentos se pegaron-, un legislador del Pro no pudo ocultar el fastidio al aclarar que “peleamos solos contra todos y todos los votos son nuestros, no así los de Lousteau”. En efecto, el 48,36% alcanzado por el economista no es propiamente suyo, pues la mayor parte de los votos extras que sumó entre la primera y la segunda vuelta provinieron del kirchnerismo, y otra parte de la izquierda. Ergo, es más lógico hablar de votos antimacristas que votos de Lousteau.

Pero también debe reconocerse que luego de su performance, el hombre cotiza más alto que el modesto 25,47% que sumó el 5 de julio. No se sabe cuánto, ni se sabrá al menos por dos años, cuando le toque revalidar títulos en las urnas.

Se le debe reconocer a ML capacidad para reponerse de la adversidad. ¿Quién hubiera pensado acaso en los días de la guerra con el campo que el creador de la resolución 125 hubiera logrado encumbrarse años después como está hoy? Nobleza obliga, el joven funcionario dejó la cartera de Economía el 24 de abril de 2008, cuando a la pelea con el campo le faltaban varios meses y sus peores tramos. Y el propio Lousteau reivindica haberse ido como consecuencia de sus fuertes discrepancias con el entonces secretario Guillermo Moreno, como así también diferencias con los Kirchner en torno a los riesgos inflacionarios.

Cuando el exministro de Cristina retornó a la actividad pública, esta vez como político, fue justamente el Pro el que lo tentó para sumarse a sus filas. Por esos días Mauricio Macri no estaba tan apegado a la “pureza Pro” versión 2015, pues para las elecciones legislativas de 2013 parecía dispuesto a ofrecer cargos a extrapartidarios. Pero Lousteau no fue la primera opción, sino otro economista, Roberto Lavagna, a quien Macri estaba dispuesto a concederle una senaduría por la Ciudad de Buenos Aires, acompañando a Gabriela Michetti. La negociación quedó en la nada y la oferta fue para Lousteau, quien terminó inclinándose por acompañar a Rodolfo Terragno en la interna de Unen. “Dije varias veces que yo soy socialdemócrata y que estaría en el espacio que se abriera a las PASO. Todas las conversaciones con mi amiga Gabriela (Michetti) fueron en ese sentido”, expresó entonces Lousteau, y aseguró que estaba “en el lugar, desde el punto de vista ideológico y desde el punto de vista metodológico, donde me corresponde estar”.

La interna de Unen de la que participó fue realmente atractiva. Participaron cuatro listas para ambas cámaras, pues en la Ciudad de Buenos Aires se elegían diputados y senadores: Coalición Sur (Elisa Carrió-“Pino” Solanas), Juntos (Ricardo Gil Lavedra-Alfonso Prat-Gay), Presidente Illia (Leandro Illia-César Whebe) y Suma + (Martín Lousteau-Rodolfo Terragno). Tan exitosa fue la experiencia que la sumatoria de los votos para diputados de Unen (31,88%) superó a la de Unión Pro (31,39), resultado que se revirtió en el mano a mano en las generales. Pero en la interna propiamente dicha, la lista Suma+ salió segunda, con 12,78%, detrás de la encabezada por Lilita Carrió, que obtuvo un 17,25%. La nómina definitiva se armó a través del sistema D’Hont y quedó con Carrió primera, Lousteau segundo y el ahora compañero de fórmula para la Jefatura de Gobierno, Fernando Sánchez, en el tercer lugar.

Perdieron con Unión Pro, pero por escaso margen: 34,46% a 32,21, y ambas listas consiguieron 5 diputados cada uno. Para el Senado, con Gabriela Michetti encabezando la nómina, la ventaja para el Pro fue superior: 39,26% a 27,67%.

Para las elecciones de este año en Capital Federal se reanudaron los contactos con el Pro. Se dice que el exministro estaba dispuesto a participar del mismo espacio, pero compitiendo en internas. Macri, que ya tenía la decisión tomada de que Horacio Rodríguez Larreta fuera su sucesor, no habilitó la competencia en las PASO. De haberlo hecho seguramente hubiera tenido que resignar la candidatura de su jefe de Gabinete y hacer jugar a la más taquillera Gabriela Michetti.

Lousteau participó entonces dentro del espacio ECO, sigla en la que devino Unen tras su disolución. Y volvió a tomar parte de unas PASO el 26 de abril pasado, oportunidad en la que volvió a ubicarse detrás de Unión Pro, que alcanzó un 47,45% en la sumatoria de votos de Rodríguez Larreta y Gabriela Michetti, contra un 22,23 que alcanzó ECO. Aunque en este caso Lousteau sí ganó algo esta vez: en la interna de ECO aventajó a Graciela Ocaña y Andrés Borthagaray. El resultado fue 17,86% para Lousteau, 4,13 Ocaña y 0,23 Borthagaray.

Lo demás es historia reciente: acompañado por Fernando Sánchez, Lousteau salió segundo una vez más de Unión Pro, que logró 45,56% contra 25,47 de ECO el 5 de julio. Y el domingo 19, perdió ante Rodríguez Larreta por 51,64 a 48,36, con una cosecha de votos histórica que le permitió la gran remontada.

En el bunker de ECO, en plena algarabía se vio un cartel escrito a mano, hecho con la efervescencia que alentaba el cerrado escrutinio, en el que podía leerse: “Martín Lousteau presidente 2019”. Sonaba apresurado. Y la historia política reciente sabe de muchos casos que tras elecciones alentadoras se ilusionaron con saltear etapas: Francisco de Narváez en el 2009, tras vencer a Néstor Kirchner, coqueteó con la candidatura presidencial, pese a su condición de colombiano; y Sergio Massa, que tras el triunfo de 2013 se olvidó de la gobernación y apostó al premio mayor.

Por ahora, Lousteau dice seguir pensando en la Ciudad, se verá. Ya gozó del protagonismo pleno; ahora debe empezar a ganar elecciones.