Tras recorrer el norte del país y denunciar la existencia de “señores feudales” en provincias como Formosa, donde Gildo Insfrán gobierna desde hace 20 años, el candidato presidencial Sergio Massa instó a que la oposición acuerde la fiscalización conjunta de las elecciones nacionales del 25 de octubre.

El diputado nacional del Frente Renovador propuso conformar un “centro único de fiscalización” para evitar la posibilidad de fraude, y realizar un escrutinio provisorio paralelo que podría tener los resultados incluso antes que los oficiales, atento a las irregularidades denunciadas en Tucumán y en provincia de Buenos Aires.

Según informó el periodista Guido Braslavsky del diario Clarín, el candidato presidencial de UNA propone un acuerdo para que diez mil fiscales generales de las distintas fuerzas políticas controlen la elección.

Cada uno debería hacerse responsable de ocho mesas, sin perjuicio de los fiscales de mesa designados por cada partido.

“Es la manera de lograr que a ninguna fuerza le falten boletas, y que no haya trampas después con los telegramas que transmite el Correo”, señaló Massa a ese diario.

El plan prevé que los fiscales que participen del operativo conjunto estén inscriptos en un listado y sean responsables públicamente de ocho mesas. Cada fuerza deberá armar un paquete con cien boletas para cada una, y el fiscal se ocupará de reponer las que pudieran faltar.

Después, debe sacar una foto del certificado de cada mesa y enviarlo al centro de recepción. A través de una aplicación bajada al celular, también cargaría rápidamente los datos de esa mesa para transmitirlos.

“Hay que darle confianza a la gente y garantizar el voto”, definió el tigrense y aclaró que cada fuerza mantendría su búnker de campaña.

Massa le comentó la iniciativa la semana pasada a sus rivales Mauricio Macri (Cambiemos) y Margarita Stolbizer (Progresistas), cuando se juntaron para reclamar “transparencia” en octubre.