Por Alicia Comelli. La diputada reconoce los avances logrados hasta el momento en materia de igualdad de género, pero sostiene que es necesario profundizar un cambio cultural.
En septiembre de 1947 el Congreso de la Nación Argentina sancionó la ley de voto femenino, Ley 13.010. La nueva norma tuvo un gran significado político, fue un gran comienzo para la igualdad de los derechos cívicos, ya que a partir de ese momento las mujeres empezaron a ser iguales que los hombres frente al Estado Nacional, igualdad de derechos y obligaciones. Pero sobre todo fue el puntapié inicial de una nueva vida para las féminas en todos los órdenes. Muchas cosas cambiaron en estos setenta años, pero aún hay tanto por hacer.
La llegada del peronismo al poder en la Argentina convirtió los derechos de las minorías en políticas de Estado. No es casual que por ese entonces, Eva Duarte de Perón impulsara la sanción de una ley que consiguió que las mujeres de este país sufragaran libremente. El salto cualitativo que estaba dando la sociedad argentina era inmenso. El voto femenino se estrenó cuatro años después de la sanción de la ley. Fue el 11 de noviembre de 1951 cuando más de 3.500.000 mujeres votaron por primera vez en la elección que reeligió a Juan Domingo Perón en la segunda presidencia.
Quienes hemos dedicado nuestra vida a la militancia y la política conocemos de primera mano las barreras que debemos sortear por el sólo hecho de ser mujeres. Pero ello no nos detiene porque sabemos que es sólo a través de la participación activa que podremos imprimir nuestro sello en la historia de este país y sacar de la oscuridad a grandes pensadoras y mujeres de la política que han sido relegadas.
Han pasado 70 años pero aún queda mucho por hacer. La equidad de género en todos los órdenes de la vida sigue siendo una materia pendiente, porque lo que realmente necesita hoy la sociedad argentina es ver resultados de un cambio cultural que, como tal, lleva mucho más tiempo que la sanción de una ley, proceso ya lento de por sí. En el cambio cultural que necesitamos deben actuar todos los sectores pero es fundamental, hoy en día, en la era de las comunicaciones, una mayor y activa participación de los medios de masas y sus trabajadores como así también de los partidos políticos y sus militantes.
Hoy es necesario que los partidos políticos como organizaciones de la sociedad civil se involucren en la igualdad de género, no ya como ideas aisladas de alguno de sus integrantes sino con la creación de normas que garanticen la efectiva participación en los órganos de decisión, con paridad de género. Se debería proveer un financiamiento permanente para el desarrollo de las potenciales dirigentes, formando de esta manera, cuadros políticos que puedan acceder a la representación popular. Los partidos políticos deben custodiar y ser defensores frente a la violencia política que experimenten sus candidatas o referentes (que ocupen cargos públicos), en tanto discriminaciones sexistas. Y aún estamos muy lejos de estas iniciativas hacia adentro de estas instituciones, a pesar que en la actualidad somos muchas las mujeres que participamos activamente de la política y que somos honradas con la calidad de representantes.
Pero para ello es necesario que también nuestros congéneres se involucren más con la igualdad, es necesario eliminar la falta de voluntad política sobre estos aspectos y la existencia del doble discurso en los temas de género, dado que los planteamientos públicos no guardan relación con las acciones que llevan a cabo los partidos políticos y por ende los parlamentos.
El cambio cultural, que medios de comunicación y partidos podrían hoy tomar como premisa de máxima al realizar la tarea diaria, no será del todo posible y mucho menos efectivo si no va acompañado con una educación de equidad de género en todos los niveles formales, desde el inicial hasta los superiores.
Todos los sectores de la sociedad pero fundamentalmente los partidos políticos y los medios de comunicación (que tienen una mayor responsabilidad) y, sobre todo, las mujeres deberíamos tejer redes sociales que nos permitan transitar el camino final para eliminar el enfoque sexista, que nos divide, nos cosifica, nos invisibiliza, y para seguir construyendo un país más justo, más igualitario y más inclusivo.
*Diputada nacional por el Movimiento Popular Neuquino.
