Conocido es que la presidenta utiliza a su jefe de gabinete, Aníbal Fernández, cuando no puede responder a cuestionamientos que se le hacen a su gobierno. La respuesta consiste entonces en descalificaciones, insultos, chicanas, etc. En fin todo lo que se le observa a dicho personaje en su accionar público.

Lo llamativo es que, evidentemente, Hánnibal ha hecho escuela. Ahora es el ministro de economía de Cristina Kirchner el que recurre al mismo y despreciable método de la descalificación y el agravio. Parecido al que usaron sus amigos de La Cámpora hace cuatro años en el recinto.

En lugar de informar respecto de cuales son los niveles de pobreza en el país, como le pidió Victoria Donda en su momento y ahora le exige la Jueza Sarmiento, el funcionario Axel Kicillof le dice a nuestra diputada “que se ponga plumas si quiere aparecer en los diarios”.

Muy delicado el señor, que esconde a los pobres de este país con versos varios. Después se queja de que la gente lo insulta en el Buquebús.