Dia negro, una pena infinita: la cultura argentina, el teatro latinoamericano, está de duelo: se fue Tato, amigo, compañero, creador incansable. Sin duda, uno de los mayores dramaturgos contemporáneos, un gigante de la escena. No son elogios póstumos, son sus méritos: ¿Quién tuvo tanta capacidad para desnudar personajes tenebrosos o liberar sueños y deseos reprimidos?¿quién ese don de reírse con tanta ternura de lo cotidiano?…

Pavlovsky: un genio creador de la raza de los Becket y Genet… Me llegan las imágenes de obras innovadoras como “El Sr Galindez”, “Potestad”, “Globos Rojos”, “La Muerte de Marguerite Duras” que hoy se montan en los escenarios del mundo. ¡Cuantas escenas memorables protagonizaron con Susy Evans, la talentosa compañera con quien compartió su vida y aventura creativa.! Sencillo y auténtico hasta el caracú; generoso con amigos y pacientes; ético y valiente para defender las causas o solidarizarse con el perseguido; comprometido y coherente con el país que amaba, Tato no se va aunque no esté con nosotros, aunque llore el corazón.