Un rápido repaso de los hechos que marcaron un año 2015 signado por elecciones, hechos judiciales y un cambio político.
ENERO
El año arrancó con la expectativa por la caída de la cláusula RUFO, el impedimento en el que se amparó el gobierno de Cristina Kirchner para dilatar la negociación con los fondos buitre, que finalmente nunca encargó, quedando la misma librada a la administración siguiente. Pero para entonces el mundo estaba atento a otros menesteres, conmovido por la masacre en la redacción de la revista Charlie Hebdo, que mereció mínima atención de parte del gobierno argentino, al punto tal que su canciller, Héctor Timerman, tuvo que salir a desmentir que le hubieran ordenado no asistir a la gran marcha en París, en la que participó solo "a título personal".
El canciller tenía también una preocupación mayor, al haber sido involucrado junto a nada menos que la Presidenta, el camporista "Cuervo" Larroque, Luis D'Elía y el líder de Quebracho en un supuesto encubrimiento del atentado a la AMIA. Rápida de reflejos, la oposición convocó al denunciante, el fiscal Alberto Nisman, a brindar un informe el lunes siguiente en el Congreso de la Nación, ocasión para la cual el oficialismo anticipó que sería recibido "con los tapones de punta".
Nisman no llegó al lunes: apareció muerto el domingo, supuestamente suicidado con una pistola que le había prestado su colaborador Diego Lagomarsino. El hecho generó una descomunal conmoción política en la Argentina y tuvo gran repercusión en el exterior. La Presidenta demoró en reaccionar y recién lo hizo a través de una carta publicada en Faceboook, donde dio por descontado que se trataba de un suicidio. Dos días después, también en Facebook, cambió su opinión y sugirió un homicidio. Recién una semana después de la muerte de Nisman, Cristina Kirchner habló finalmente por cadena nacional, presentándose de blanco y en silla de ruedas, por un esguince de tobillo: no expresó el pésame a los deudos del fiscal que la había denunciado y anunció un proyecto de ley para reformar la Ley de Inteligencia.
Dos días después, Cristina eligió para reemplazar a Eugenio Zaffaroni en la Corte Suprema a un joven abogado, Roberto Carlés, cuyo pliego nunca pudo llegar al recinto por el rechazo de la oposición.
FEBRERO
El efecto paralizante del caso Nisman se extendió varias semanas para el gobierno, mientras la oposición se aglutinaba en el Congreso reclamando respuestas concretas en una investigación que nunca pudo avanzar. Llegó a convocar a una jornada de audiencias públicas en el Parlamento, donde diversas figuras públicas opinaron sobre la muerte del fiscal que había denunciado a la Presidenta. La frutilla del postre fue la presencia de la exesposa de Nisman, la jueza Sandra Arroyo Salgado, que por primera vez habló públicamente del hecho.
El 18, al cumplirse un mes de la muerte del fiscal, se realizó en la Ciudad de Buenos Aires una multitudinaria marcha, signada por una lluvia que le dio un efecto conmovedor. Las marchas para pedir justicia también se multiplicó a lo largo de todo el país. Elemento central de la movilización fue la participación inédita de representantes de la Justicia. Paralelamente, otros representantes de ese mismo poder daban cuenta de la denuncia de Nisman que había antecedido a su muerte: el juez Daniel Rafecas la desechó rápido, sin tiempo siquiera de escuchar alguna de las cientos de escuchas telefónicas aportadas a la causa. Más tarde, la Sala I de la Cámara Federal sumaba su rechazo y la denuncia era desechada.
MARZO
Sandra Arroyo Salgado anunció los resultados de una investigación privada que impulsó a través de reconocidos peritos, en la que llegaba a la conclusión de que el fiscal había sido asesinado. Paralelamente, el kirchnerismo ponía en marcha una campaña de desprestigio del fiscal que terminaría con su anciana madre y su hermana imputadas por posible lavado de dinero.
Y hablando de lavado de dinero, la Presidenta comenzaba a preocuparse seriamente por la causa Hotesur y las insistentes versiones de que el juez Claudio Bonadio citaría a Tribunales a Máximo Kirchner.
Con la campaña electoral ya en marcha, Mauricio Macri comenzaba a sentir que se le alineaban los planetas, luego de que Ernesto Sanz lograra imponer en la Convención Radical de Gualeguaychú la propuesta de aliarse con el PRO y Elisa Carrió, derrotando a los que sugerían un acuerdo con Sergio Massa.
ABRIL
Salta dio el puntapié inicial de la interminable sucesión de elecciones a lo largo del año. Allí, Juan Manuel Urtubey comenzó a marcar su camino a la re-reelección y, en consecuencia, a posicionarse en el firmamento peronista.
Pero el plato principal fue en Capital Federal, donde Mauricio Macri decidió jugar fuerte al apoyar abiertamente a Horacio Rodríguez Larreta para sucederlo, por sobre Gabriela Michetti, favorita en las encuestas que se dio el lujo de desafiar a su líder político. La jugada le salió bien al jefe de Gobierno porteño, que vio orgulloso como su jefe de Gabinete vencía con amplitud a la senadora en las PASO y se convertía en candidato oficial del PRO para la ciudad.
En el plano judicial, la Corte Suprema de Justicia de la Nación declaraba la nulidad de la lista de conjueces aprobada por el Senado, por no haber contado esa votación con los dos tercios de los presentes en el recinto, con lo cual el Tribunal abortaba la estrategia puesta en marcha por el gobierno para alterar la composición de ese cuerpo y cambiar drásticamente su incidencia.
MAYO
Con sed de sangre tras esa nueva afrenta de la Corte, el gobierno desataba una nueva embestida contra el Tribunal Supremo, hablándose insistentemente de un eventual aumento del número de integrantes de ese organismo. Y paralelamente, iniciaba una despiadada ofensiva contra el más veterano de sus integrantes, Carlos Fayt, para lograr su renuncia.
La campaña electoral tomaba color nada menos que con Marcelo Tinelli convocando en Showmatch a los tres principales candidatos con sus respectivas esposas. Aparecieron en el orden que mostraban las encuestas: primero Scioli, segundo Macri y tercero Massa, que comenzaba a hacer agua porque perdía diariamente aliados. Al punto tal que la extensa lista de precandidatos a gobernador bonaerense que había llegado a tener se había reducido drásticamente.
Los que también buscaron reducir candidaturas fueron los kirchneristas, ante el reclamo de Cristina sobre un "baño de humildad".
JUNIO
Si bien había ganado en las primarias, el sueño de Miguel del Sel de ser gobernador naufragó sorpresivamente al dar vuelta el resultado el socialismo en la elección definitiva. Fue un comicio sumamente reñido y discutida, en la que también el peronismo hizo muy buen papel. Cerca estuvo de judicializarse el resultado, pero tras varios días de discusiones y del recuento definitivo, el macrismo aceptó la derrota.
Con el Frente Renovador en su peor momento, comenzaba a especularse con la posibilidad de una negociación entre esa fuerza y el PRO, que desde el macrismo se cansaron de descartar una y otra vez. Hasta que llegó a sugerirse la posibilidad de que el mismísimo Sergio Massa estuviese dispuesto a ser candidato a gobernador de Macri. Sin embargo la respuesta de voceros macristas sugería algo inaceptable para el massismo: solo negociarían si Massa bajaba su candidatura.
Obviamente eso no sucedió, como tampoco un acuerdo entre ambos sectores. Por el contrario, el PRO mantuvo su "pureza" solo matizada por la alianza con radicales y cívicos. Al final, María Eugenia Vidal terminó siendo la candidata a gobernadora de Cambiemos, el nombre elegido para la coalición opositora.
El Frente para la Victoria, en tanto, terminó bajando al último precandidato presidencial dispuesto a confrontar con Daniel Scioli, Florencio Randazzo, que al día siguiente de anunciar su decisión luego de que se anunciara que Carlos Zannini sería el compañero de fórmula del gobernador bonaerense, le dijo no a Cristina. La Presidenta le había ofrecido ser candidato a gobernador de la Provincia, pero el ministro del Interior y Transporte cumplió su promesa de competir en la presidencial o irse a su casa. El que sí fue candidato -a diputado nacional de Santa Cruz- fue Máximo Kirchner, en tanto que su madre no figuró al final en ninguna lista.
JULIO
En una nueva embestida sobre el Poder Judicial con la intención aparente de blindar al kirchnerismo de cara al futuro, el juez subrogante Luis María Cabral era desplazado de la Sala I de la Cámara Federal de Casación Penal, previendo su voto favorable a la inconstitucionalidad del Memorándum con Irán.
A su vez, el juez Claudio Bonadio aceleraba a fondo en la causa Hotesur, realizando allanamientos en Santa Cruz utilizando la Policía Metropolitana en los operativos. La reacción del kirchnerismo fue descargar toda la artillería contra el magistrado, al que la Sala I de la Cámara Federal, rindiendo un nuevo servicio al gobierno, desplazó de la causa.
En el marco de un "superdomingo" en el que se realizaron numerosas elecciones, entre ellas las de Córdoba y Ciudad de Buenos Aires, donde el kirchnerismo no logró acceder al balotaje, cosa que sí consiguió Martín Lousteau, que disputaría tres semanas después la Jefatura de Gobierno con Horacio Rodríguez Larreta. Durante unos días, el macrismo y el "círculo rojo" presionaron para que no se realizara el balotaje, habida cuenta de la gran ventaja del PRO sobre ECO en la primera vuelta. Pero Lousteau dio pelea y todo el arco antimacrista se unió para darle un gran susto al PRO, que ganó con lo justo. Al imponerse su candidato, Mauricio Macri esperaba realizar su gran lanzamiento presidencial, pero en un clima todavía afectado por la diferencia escasa, el jefe de Gobierno terminó reivindicando en su discurso numerosas cualidades del modelo K a las que dijo que mantendría en caso de ganar la presidencia. Fue un mensaje sorpresivo para los seguidores y cerca estuvo de desperfilarlo como candidato.
AGOSTO
Las PASO estuvieron marcadas por denuncias de robo de boletas, clientelismo fuerte en el norte del país y un escrutinio sumamente lento. En la general ganó, previsiblemente, Daniel Scioli, con un 36,69% de los votos; la alianza Cambiemos se ubicó a 8 puntos, y Sergio Massa le ganó la interna a De la Sota y entre ambos rozaron un digno 20%. En la provincia, Aníbal Fernández -que una semana antes había sido protagonista de un durísimo informe de Jorge Lanata, en el que uno de los condenados por el triple crimen de General Rodríguez lo había acusado de instigar ese homicidio- le ganó la interna a Julián Domínguez. María Eugenia Vidal resultó la candidata más votada individualmente en la Provincia.
Tras un triunfo que no fue todo lo holgado que esperaba, Daniel Scioli se fue de vacaciones a Italia, cuando ya la provincia de Buenos Aires estaba inundada, y tuvo que volver presuroso ante el escándalo que ello estaba generando. Le costó mucho recuperarse de ese traspié. Pero las cosas no venían bien para Scioli, que cuando se preparaba para festejar en Tucumán el triunfo del candidato peronista, se encontró con una elección escandalosa, signada por el fraude, en la que hubo de todo, hasta quema de urnas.
SEPTIEMBRE
Contra todos los pronósticos, Sergio Massa no se diluyó en las semanas siguientes, y el kirchnerismo dejó de lado sus rencores, ante la percepción de que si el tigrense crecía, le quitaba votos a Macri, quien aparecía estancado. Sobre todo a partir del escándalo por el caso Niembro, una denuncia que planteó objeciones éticas para Cambiemos. El periodista deportivo terminó renunciando a su candidatura como primer diputado nacional en la provincia.
El fragor de la campaña había apagado la virulencia kirchnerista contra Carlos Fayt, quien anunció entonces su renuncia a la Corte Suprema, pero a partir del 11 de diciembre.
OCTUBRE
Las encuestas anticipaban que Sergio Massa no se desinflaba y eso lejos de representar un problema para Macri, lo era para Scioli, pues se llegó a la conclusión de que gracias a su presencia en carrera, contenía una porción de votos que le impedía al candidato oficialista ganar en primera vuelta.
El gobernador bonaerense parecía haber renunciado al voto independiente, obsesionado por no romper con la Presidenta. Y se negó a participar del primer debate presidencial de la historia, que convocó a los otros cinco candidatos.
Al cabo, en la elección del 25 de octubre Mauricio Macri logró su objetivo de llegar al balotaje. No solo eso: se ubicó a apenas 3 puntos de Daniel Scioli, para quien esa primera vuelta fue una verdadera derrota, por no haber podido perforar los 40 puntos -estuvo 3 por debajo-, y la escasa distancia que le sacó a su rival directo. Para colmo de males para el kirchnerismo, María Eugenia Vidal dio el gran batacazo al vencer a Aníbal Fernández y quedarse con la gobernación bonaerense.
NOVIEMBRE
Lo primero que hizo Scioli tras la primera vuelta fue desafiar a su rival a debatir. Confirmando que era el que arrancaba de atrás en las encuestas, proponía lo que pocas semanas atrás había rechazado, porque él "debatía todos los días con la gente". El mandatario bonaerense fue en busca de los votos de Sergio Massa, y también inició una campaña del miedo contra Mauricio Macri. Contrariamente al deseo sciolista, el debate no fue su bala de plata, y llegó la elección decisiva con el jefe porteño como favorito.
Los bocas de urna dieron ganador a Macri por amplia diferencia y así lo confirmó la primera parte del escrutinio, aunque finalmente, cuando ya Scioli había reconocido la derrota, la diferencia entre ambos se recortó y terminó siendo de dos puntos y medio.
DICIEMBRE
La asunción de Macri estuvo rodeada por la polémica del acto de asunción, que Cristina quería que fuera en el Congreso, mientras que el presidente electo pretendía volver a la tradición de que los atributos se entregaran en la Casa de Gobierno. La cuestión se judicializó cuando Cambiemos presentó una cautelar para definir hasta cuando debía ser considerada presidenta Cristina, quien encontró ahí la excusa para resolver no ponerle la banda a su rival.
Macri no pudo cumplir con su anuncio de levantar el cepo el primer día de su mandato, aunque sí lo hizo antes de que terminara su primera semana en el poder, de manera exitosa. No obstante, la certeza de que habría una devaluación había causado ya una remarcación de precios que aceleró la inflación.
El flamante presidente dio un giro de 180° respecto de los modos de su antecesor, recibiendo en su primer día de mandato a sus rivales de la primera vuelta, y al segundo encabezó un asado con todos los gobernadores. Pero luego nombró por decreto "en comisión" a dos jueces para la Corte Suprema, y aparecieron las primeras nubes. El kirchnerismo no dio tregua y antes de cumplir una semana en el poder Macri, ya había organizado una marcha de protesta. El desplazamiento por decreto del titular de la AFSCA fue otra excusa de la oposición para descargar sus críticas sobre el Presidente, que no obstante terminó el año con un 75% de imagen positiva.
También alta en ese rubro, María Eugenia Vidal vivió su primera crisis de gobierno cuando en medio de las fiestas se escaparon de una cárcel de extrema seguridad los tres condenados por el triple crimen de General Rodríguez. Y a los pocos días, el FpV le asestó un duro golpe al no darle quórum para tratar el Presupuesto, anticipando el tono que tendrá en lo sucesivo la relación entre oficialismo y oposición, a nivel nacional y provincial.