Cuando los gobernantes meten gato por liebre es bueno alertarse. Años de experiencia hicimos al respecto con el kirchnerismo. La acaban de meter presa a Milagro Sala en Jujuy, ¿lo hicieron por mafiosa, ilícitos varios, aprietes, chantajes, etc? No, está presa por un acampe en la puerta de la Casa de Gobierno acusada de “instigación a cometer delitos y tumultos en concurso real”. En buen romance, porque su organización se movilizó y cortó calles. Que lo haya hecho para preservar sus negocios no cambia las cosas.

Que Milagro Sala conduce una organización mafiosa es sabido hace años. Allí están las continuas denuncias -públicas y judiciales- de respetados dirigentes sociales como Carlos “El Perro” Santillán, entre muchísimas otras, para demostrarlo. Siempre tuvo impunidad, tanto por el abierto apoyo del gobierno de Cristina Kirchner, como por el un poco mas encubierto aval del ex gobernador Fellner y la justicia que este manejaba en Jujuy.

Pero ahora la meten presa no porque se robó los dineros públicos, porque apretaba con gente armada a sus adversarios políticos o sociales, porque ejercía la presión y el chantaje sobre los beneficiarios de los planes o susidios sociales que obtenía a raudales, ni por otro delitos en que todos presumen en la provincia norteña están involucrados ella y su organización. No, la detienen por una movilización y un acampe.

No es difícil ver allí la intencionalidad del gobierno nacional, aunque su ejecutora sea la justicia jujeña, de enviar una señal de criminalización de la protesta social, en momentos que crece la inflación e impacta en los ingresos de los que menos tienen. Los que tenemos memoria recordamos cuando el ex presidente De la Rúa, a 10 días de asumir, mandó reprimir a docentes y pobladores humildes por un corte en el puente de Corrientes con la gendarmería, donde hubo dos muertos por balas 22 disparadas desde las fuerzas de seguridad. Esa maniobra, la de los balazos, fue presentada inicialmente -hasta que se probó lo contrario- como acción de los manifestantes; justamente para criminalizar la protesta social ante el ajuste que se venía.

En resumidas cuentas, Milagro Sala es una mafiosa vestida de dirigente social. Pero meterla presa por una movilización y acampe acusándola de “tumultos” es maniobra del gobierno nacional del PRO para amenazar los justos reclamos sociales que su ajuste seguramente va a provocar, sacada del manual tradicional de la derecha vernácula.