El año pasado, Diputados tuvo casi la mitad de sesiones que en 2014, en tanto que el Senado bajó sustancialmente su marca del año anterior, pero tuvo una cantidad de sesiones superior a la de la otra Cámara. No hubo informes del jefe de Gabinete.
En un año que será recordado por el punto de inflexión que marcó el balotaje en el rumbo del país, la Cámara de Diputados registró una profunda baja en la cantidad de sesiones con respecto a 2014, en una tendencia que se repite cada año electoral.
De acuerdo con un conteo realizado por Parlamentario para su Índice de Calidad Legislativa, la Cámara baja celebró un total de 11 sesiones, contra las 26 del año anterior; esto es, registró casi la mitad de reuniones entre un año y el otro.
El año legislativo arrancó temprano, en el mes de febrero, con la noticia conmocionante de la muerte del fiscal Alberto Nisman, que llevó a la Cámara de Diputados a tener su única sesión extraordinaria del año.
El reparto de sesiones fue parejo a lo largo de 2015: antes de las PASO de agosto hubo cuatro, mientras que se registraron cinco en los meses restantes. En diciembre se celebró la sesión preparatoria, donde juraron los diputados electos y se renovaron autoridades.
Más allá de la relevancia de las leyes aprobadas, fuera de discusión en este análisis cuantitativo, 2015 fue un año donde el oficialismo impuso todos los proyectos de su interés y volvieron a predominar las iniciativas originadas en el Poder Ejecutivo.
La creación de la Agencia Federal de Inteligencia, la estatización de los ferrocarriles, las leyes de implementación del Código Procesal Penal -incluida la Ley de Subrogancias- y la movilidad de las asignaciones familiares fueron algunas de las leyes principales del período concluido.
Otros temas que involucraron a la Cámara baja fueron el nombramiento de dos nuevos miembros de la Auditoría General de la Nación, el Plan Satelital ligado al lanzamiento del ARSAT-2 y el Presupuesto 2016, sancionado junto a una nueva prórroga de la Emergencia Económica.
De las diez sesiones donde se debatieron proyectos, ocho fueron de carácter especial y apenas dos fueron ordinarias, en una tendencia que el kirchnerismo potenció a lo largo de los años donde, con el apoyo de aliados, tuvo una holgada mayoría numérica.
Esa herramienta le permitió al bloque del Frente para la Victoria, presidido en ese entonces por Juliana Di Tullio, fijar los temarios de las sesiones y esquivar los proyectos que intentaba colar la oposición.
En tanto, de acuerdo con un relevamiento de la Fundación Directorio Legislativo, 74 de las 125 leyes sancionadas por el Congreso obtuvieron su aprobación en Diputados. ¿Qué esconde este dato? Más de la mitad de las normas tuvieron su origen en el Senado, donde la mayoría K estaba más consolidada.
El total de leyes aprobadas por el Congreso fue menor a 2014, cuando se sancionaron 174 normas, pero mucho mayor a 2013 -también año electoral-, que registra apenas 92.
El año que se fue arroja dos datos salientes en materia legislativa: el primero y más evidente es que el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, no concurrió nunca a brindar el informe de gestión periódico que ordena la Constitución Nacional.
La diferencia con respecto a 2014 fue notoria, pues Jorge Capitanich, quien entonces ocupaba el cargo, concurrió cuatro veces a la Cámara baja y, con otras cuatro visitas al Senado, se convirtió en el jefe de Gabinete más presente en el Congreso.
El segundo punto a resaltar radica en las sesiones en minoría, una herramienta que la oposición puede utilizar para manifestarse sobre determinado proyecto cuando no alcance los 129 diputados en el recinto.
En 2014, los bloques antikirchneristas habían celebrado cinco sesiones de ese tipo, con temas como impuesto a las Ganancias y memorándum con Irán, pero el año pasado no se registraron manifestaciones en minoría.
Cómo fue en el Senado
Con algunas batallas ganadas por lejos, otras perdidas de manera sorpresiva y derrotas preanunciadas, el Frente para la Victoria manejó un Senado donde el balance de sesiones de 2015 no fue del todo negativo.
La Cámara alta, que presidió Amado Boudou, registró un total de 14 reuniones, entre sesiones ordinarias, especiales y una en minoría, de acuerdo con el relevamiento de Parlamentario para su Índice de Calidad Legislativa.
En un año electoral que afectó el nivel de trabajo, el vaso medio lleno tiene que ver con la diferencia con la Cámara de Diputados, que en el mismo período sesionó, como dijimos, un total de 11 veces.
Además, el Senado tuvo un protagonismo especial, pues fue en casi todas las oportunidades la Cámara de origen en el tratamiento de los proyectos, en virtud de una consolidada mayoría kirchnerista, que tambaleaba en Diputados.
La comparación con 2014 configura en cambio el vaso medio vacío: ese año, la Cámara alta tuvo 23 reuniones, es decir, nueve más que en 2015. El contraste por las elecciones presidenciales se hizo notar.
La marca que registró el año pasado el Senado es más baja incluso que la de 2013, también año electoral, cuando hubo 19 sesiones.
El Senado, cuyo aval es necesario para los pliegos diplomáticos, militares y del Poder Judicial, tuvo como tema particular el año pasado la cobertura de vacantes en la Corte Suprema de Justicia.
Así, en el mes de marzo, la Cámara alta se abocó al pliego de Roberto Carlés, elegido por la entonces presidenta Cristina Kirchner para reemplazar a Raúl Zaffaroni. La propuesta obtuvo dictamen de comisión, pero no llegó al recinto por las dificultades del Frente para la Victoria de reunir los dos tercios de los votos que exige la Constitución Nacional.
Meses más tarde, el Poder Ejecutivo probó suerte con las candidaturas de Eugenio Sarrabayrouse y Domingo Sesín, a sabiendas de que no avanzarían; y en efecto, ni siquiera llegaron a tratarse en comisión.
De todos modos, el bloque kirchnerista, conducido por Miguel Pichetto impuso su mayoría para aprobar todos los proyectos de su interés, sobre todo los del Poder Ejecutivo, que volvió a marcar la agenda.
Hubo sólo una ley en la que la bancada oficialista fracasó: la creación de Yacimientos Carboníferos Fiscales, proyecto que el Frente para la Victoria intentó sancionar en la última sesión del año, que fue vaciada por la oposición.
Se trató de la única sesión en minoría, y fue utilizada por Pichetto como escenario para embestir contra las fuerzas que entonces eran oposición, a un día de la asunción de Mauricio Macri y en medio de la discusión por el fallo judicial que determinó el fin del mandato de Cristina Fernández de Kirchner a medianoche.
Al igual que en Diputados, el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, no concurrió nunca a brindar el informe de gestión periódico que ordena la Constitución Nacional.
Cabe consignar que el presente conteo no incluyó las Asambleas Legislativas donde se convocó al balotaje y luego se ratificó a la fórmula ganadora del mismo, Mauricio Macri-Gabriela Michetti. Tampoco se contabilizó la sesión conjunta donde se recibió al presidente de Bolivia, Evo Morales.