En su primera sesión ordinaria del año, la vicepresidenta primera de la Legislatura porteña, Carmen Polledo, confesó con sus gestos y sus palabras “la paciencia” que deberá tener para estar al frente del recinto con los pedidos constantes de la oposición. Enojados por la letra del reglamento interno, y por la falta de voluntad de sus pares para lograr incorporar proyectos sobre tablas, un grupo de diputados lograron que la legisladora exprese con un suspiro: “Ay Dios, qué difícil esto”. Polledo no solamente intentó en reiteradas oportunidades explicar una y otra vez su postura con un “diputado, diputado”, sino que en tres oportunidades cortó el micrófono de Patricio Del Corro y Marcelo Ramal, quienes continuaron hablando por encima de las órdenes de la vicepresidenta. Paciencia Carmen, paciencia…