Finalmente el presidente Mauricio Macri confirmó la decisión de aceptarle la renuncia a Norberto Oyarbide como juez federal. El magistrado le había anunciado la semana pasada al ministro de Justicia, Germán Garavano, que dejaría el cargo, pero quedaba a merced de la decisión del presidente si la aceptaba o no. En caso contrario, podría prosperar el proceso de remoción en ciernes en el Consejo de la Magistratura.

El presidente terminó con las dudas al anunciarlo este miércoles por la noche a través de sus redes sociales, donde dijo aceptarle la renuncia a Oyarbide “con doble sensación: por un lado tengo el alivio porque damos un paso para mejorar la justicia de nuestro país. Saber que este señor no va a fallar más nos debe dar una gran tranquilidad a todos. Por el otro, comparto la sensación de muchos de las ganas de que pase por el proceso de juicio político que venimos reclamando hace tiempo”.

“El problema es que sabemos que ese es un proceso largo y de resultado incierto, mientras conserva sus fueros impidiendo que lo investiguen judicialmente, y además sigue siendo juez”, agregó Mauricio Macri, que sentenció: “Por eso decidí dar este paso”.

Macri agregó que para él es “especialmente difícil porque sufrí en carne propia su discrecionalidad y su arbitrariedad”, pero aclaró que toma la decisión “con la tranquilidad de saber que estamos dando un paso en la dirección correcta. Un paso más hacia un país con una justicia verdaderamente independiente”.

Su socia de Cambiemos Elisa Carrió era una de las voces de ese sector que reclamaban que no le aceptara la renuncia, cuestión de avanzar con su destitución. El ministro Garavano, por su parte, sugería aceptarla y dejar librado a la justicia que, en el futuro, pudiera ser investigado ya sin fueros.

Oyarbide se va así sin que los innumerables pedidos de juicio político en su contra hayan prosperado. Estuvo muy cerca en 2001, cuando el mismo día en que cayeron las Torres Gemelas, el Senado terminó salvándolo.