Por iniciativa de la senadora por el Chaco, María Inés Pilatti Vergara, la Cámara alta reconoció la labor realizada por los diplomáticos españoles Vicente Ramírez Montesinos y José Luis Dicenta Ballester a favor de las víctimas de origen español durante la última dictadura cívico-militar argentina.

En la ceremonia -realizada en el Salón Illia del Senado de la Nación, disertaron la senadora nacional María Inés Pilatti; el presidente del Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas, Dr. Fabián Omar Salvioli; y el Representante Especial para los Derechos Humanos de la Cancillería Argentina, Leandro Despouy.

Al hacer uso de la palabra Pilatti Vergara consideró “nunca más oportuno” el reconocimiento otorgado; destacando que el homenaje se realiza en coincidencia con la marcha número 2000 de las Madres de plaza de Mayo, y cuando al mismo tiempo desde diferentes sectores de la sociedad y del gobierno se busca retroceder en conceptos y acciones que tienen que ver con garantizar los derechos humanos.

En este sentido consideró horrible y repudiable que se vuelva a reeditar la teoría de los dos demonios, de guerra sucia; poner en discusión si fueron 30.000, 20.000 o 9.000 los desaparecidos y soportar detenciones políticas como el caso emblemático de Milagro Sala.

En la misma línea, condenó el desfile en fecha patria de los funestos Falcón verdes y de personajes que pusieron en vilo la Democracia como Aldo Rico, y el desmantelamiento de dependencias del Estado sensibles para la protección y promoción de los derechos humanos que viene llevando adelante este gobierno.

Por último la senadora aseguró: “Nunca es tarde para reconocer, homenajear y agradecer tanto compromiso político y social en épocas tan duras y tan nefastas como fue la última dictadura cívico-militar en Argentina”, agregó, y llamó a “seguir levantando las banderas de los derechos humanos y su reivindicación permanentemente”.

Uno de los momentos más emotivos de la jornada llegó con los testimonios de Susana Gómez y Nicolás Castiglione – nuera y nieto de Carmen Cornes.

Castiglione fue el encargado de relatar brevemente la historia de Carmen, luego de agradecer visiblemente emocionado al ex cónsul José Dicenta su compromiso por salvaguardar a los ciudadanos españoles durante la dictadura, “nunca creí poder agradecerle personalmente lo que hizo por mi abuela, sostuvo y agregó, si no fuera por él nunca hubiera llegado a conocerla”.

Carmen Cornes, más conocida como “Carmiña”, llegó de Galicia, España a los 15 años con las ansias de un mejor futuro. Comenzó a trabajar en Argentina como obrera en una fábrica y luego como empleada doméstica y cocinera.

El 3 de agosto de 1949 nace su hijo Miguel Angel Castiglioni Cortes, quien en sus años de juventud comienza su compromiso social militando en diferentes partidos de izquierda. En enero de 1976 varios hombres irrumpen en el domicilio de Carmen Cortés y como no lo encuentran la llevan a ella. Estuvo presa en la cárcel de Devoto un año y medio sin recibir visitas.

Miguel Ángel que estaba en el exterior al enterarse de la detención de su madre regresa al país y lo denuncia en el Consulado. El diplomático español José Luis Dicenta se interesa inmediatamente por la situación de Carmen y la de otros ciudadanos españoles que se encontraban detenidos junto a ella. El regreso al país de Miguel Ángel le cuesta la vida, desaparece en la ciudad de la Plata el 27 de noviembre de 1976. Carmen vive el dolor de su pérdida estando detenida.

A fines de 1977 le otorgan la libertad a Carmiña, pero dado que al regresar a su casa la encuentra totalmente vacía y los vecinos la alertan que han venido a buscarla, la refugian en el Consulado Español, hasta que la ayudan a viajar a España. La desaparición de Miguel Ángel la hizo regresar a nuestro país con el advenimiento de la democracia, fue Madre y Abuela de muchas plazas hasta su muerte.