Argentinidad al palo, diría el ángel caído Gustavo Cordera. A 15 rounds o hasta agotar stock, el anfitrión y challenger Julio De Vido y el fatigado campeón Juan José Aranguren cruzarán trompadas de lo lindo en el match energético del año que no estaba en los planes del COI.

En la previa, los contendores y sus sparrings se han preparado a full desde hace una semana, cuando Cambiemos logró gambetear el recinto y llevar la pelea a las comisiones de Energía del Parlamento. Herencia recibida u ocho meses desastrosos. Esa es la dialéctica esperada.

El ex JDV ha calentado los motores. Como en los tiempos no muy lejanos en que manejaba todas las obras y todo el dinero, ha vuelto a copular con los medios en el fin de semana, encima largo, para repetir como un loro que lo suyo no fue un desastre “porque con esas tarifas atrasadas construimos 12.000megavatios, 2.500 km de gasoductos y 5.500 km de líneas de alta tensión”.

De cómo se manejó aquel presupuesto nacional mejor que hablen los otros. Por eso, desde el gobierno, la andanada ha sido como dar un antibiótico: cada equis horas, han seguido apareciendo en la prensa más noticias sobre causas que tienen como querellado al bigotudo y dineros non sanctos. Más Energía y el Tren Eva Perón han sido los últimos clarines. Sin Lopecito, su mano derecha – hoy negado antes de que el gallo cante por segunda vez y como Lázaro a punto de caramelo de deschavarse – De Vido tendrá que organizar muy bien su agenda para saltar de juzgado en juzgado. Qué tiempos aquellos en que sólo debía resolverse la causa Skanska.

No menos intenso es el planning de JJA, quien viene retrocediendo en chancleta por el Waterloo político del tarifazo. La ostensible mala praxis y la ansiedad de funcionarios y de empresas lobbeadoras han transformado al Minem en carnada de los tiburones peronistas que en amplio arco huelen sangre y afilan sus quijadas. Es una lucha entre la sensatez responsable y la demagogia, reza el mensaje de Mauricio Macri, quien desde los tiempos del Bicentenario se ha puesto al hombro la cruzada pedagógica del consumo responsable y la eficiencia energética.

A doña Rosa no le importa. Lo que quiere es pagar menos luz, gas y agua. que le saquen la soga del cuello, dicen los justicialistas, que olvidaron sus agravios y zancadillas al Tigre Massa (ex Davos) y hoy se prueban las pilchas del 2017.

El ataque es desordenado pero el blanco es la barbilla y el hígado del ex Shell, un ídolo de los petroleros por su resistencia firme al maltrato serial del kirchnerismo, que en la última semana debió pactar con el grupo de Los Ex, bajar las improvisadas audiencias de agosto, afilar el lápiz con las petroleras y volver a recordar vía diversos operadores que el país está en una encrucijada energética y fiscal incomparable.

Razón no le falta, la ecuación de la energía de la Argentina gas dependiente es pésima y las penurias de abastecimiento no han sido mayores por la recesión y la retracción en ramas de la industria y los servicios. Pero no es por ahí por donde le entra la oposición, sino por su pésima administración del sinceramiento tarifario.

Si no estuviera en su rol, Aranguren podría ser el mejor presidente del PJ: logró unirlos a todos en el ataque a su figura. El límite es Cristina, parafraseando a Carrió, cada vez más chavista y al borde de envolver con un pañuelo blanco su rojiza cabellera, cuya audacia inquieta a todos y todas. Para ella también habrá más dosis, nada homeopáticas, de indagatorias y citaciones por los manejos desbordados de la era K.

Parece mentira, pero la crisis de las tarifas lleva ya dos meses en el candelero. Lejos de atenuarse y resolverse, fue complicando a un gobierno que recibió los entes reguladores con sus roles devaluados, y terminó dejando a la Corte Suprema en el centro de la escena. Demasiada responsabilidad para la mujer de la venda y la balanza.

Los consumidores, o ciudadanos, como prefiera llamarse, no saben si tienen que pagar o no las infladas facturas. Mientras las distribuidoras de gas y electricidad advierten que con las tarifas de Nestor y Cristina decididamente colapsarán. Parece mentira II.

Pasó el finde largo. Perdieron Delpo, las leonas, la generación dorada y los gladiadores. La Villa Olímpica de Rio 2016 se va vaciando de argentinos. Es un buen momento para comprar pororó y seguir de cerca la pelea del año en el Congreso Nacional.