Una de las deudas que ya pintan quedará para el año que viene -salvo un imponderable de último momento como es la tradición parlamentaria- es la nominación del candidato a presidir la Defensoría del Pueblo de la Nación, como exigió varios meses atrás la Corte Suprema de Justicia, sería en el 2017. Y esta semana […]
Una de las deudas que ya pintan quedará para el año que viene -salvo un imponderable de último momento como es la tradición parlamentaria- es la nominación del candidato a presidir la Defensoría del Pueblo de la Nación, como exigió varios meses atrás la Corte Suprema de Justicia, sería en el 2017. Y esta semana lo reiteró.
No es para menos, la consagración demanda la aprobación de los dos tercios de ambos recintos del Congreso de la Nación, una cifra que es una utopía para quienes pretenden ocupar ese cargo vacante desde el Gobierno anterior.
Un trofeo para el que se anotan el exdiputado nacional peronista Humberto Roggero, el exdiputado nacional socialista Héctor Polino, el exdiputado nacional tucumano justicialista Alfredo Carlos Dalto, y con una bendición de Cambiemos, la actual legisladora porteña Graciela Ocaña, entre otros y otras.
Sin lugar a dudas, en el marco de la fragmentación política que reina en el Congreso de la Nación, es un objetivo que va demandar más de una negociación de las fuerzas que impulsan estas candidaturas. Cuestión de esperar.
