El jefe del bloque FpV-PJ de la Cámara baja, Héctor Recalde, calificó de “buena coincidencia” el acuerdo opositor alcanzado con el proyecto sobre Ganancias, que consideró “un cambio bastante copernicano, porque desde principio de año muchos sectores de la oposición con el argumento de cuidar la gobernabilidad votaban con el oficialismo. Este fue un límite. También nos pasó con la ley antidespido, pero fue un proceso más rápido”.

En el caso de Ganancias, dijo que fue un acuerdo “más elaborado”, que requirió “llegar a consensos trabajosos, bastante dificultosos, pero primó lo fundamental que fue no dejar a los trabajadores, a los jubilados y monotributistas sin un reforma al impuesto que es bastante inequitativo”. Reconoció que en ese consenso “cada uno tuvo que resignar cuestiones. Yo, por ejemplo, tuve que resignar el título del impuesto. A mí me parece contradictorio que el salario del trabajador sea una ganancia. El título que habíamos puesto a nuestro dictamen fue Impuesto a los Grandes Ingresos. Nosotros creemos en el rol del Estado y para que pueda cumplirlos no podemos dejarlo sin recursos”.

Entrevistado por la TV Pública, Recalde recordó que en la campaña Mauricio Macri “había dicho que si soy gobierno ningún trabajador pagará impuesto a las Ganancias”. Cuestionó “el juego que ahora están haciendo, al decirnos que somos mentirosos e irresponsables, me parece que tendría que ser una autocrítica. Porque si la promesa hubiese sido cierta y al mismo tiempo quitan retenciones, se devalúa y la transferencia de recursos enormes que significa todo eso, ¿cómo creía que iba a sustentar al Estado? Estaba todo mal. Se niega esa promesa y no se disculpan”.

Recalde sostuvo que el kirchnerismo modificó el impuesto salvo en los años 209 y 2014. “Todos saben que pasó en el 2009 el conflicto con las patronales del campo y la crisis internacional que también influyó. En 2014, todo el mundo va a recordar que en los prolegómenos de diciembre hubo una subversión de las policías provinciales con fines desestabilizadores del Gobierno. Y en enero siguiente hubo un aumento de los precios de la canasta alimentaria causada al mismo tiempo por una corrida cambiaria de (Juan José) Aranguren, presidente de Shell entonces, que pudiendo comprar dólar a 7,20 lo compró a 8,70 e hizo que el Gobierno devaluara. Fue un impacto tremendo sobre el bolsillo de los trabajadores que normalmente defendemos. Por esas circunstancias no se actualizó el impuesto que normalmente siempre lo hicimos”.

Recalde aseguró que cuando el kirchnerismo dejó el poder tributaba un millón de personas, y ahora tributan dos millones. “Si se hubiese aprobaba el proyecto del oficialismo iban a pagar 2,5 millones de personas”, observó, precisando que “una de las ventajas que tiene el proyecto (aprobado en Diputados) es las horas extras no contribuyen. El salario de bolsillo aumenta. El presidente le preguntaba a un periodista cómo se hace para aumentar el consumo. Muy fácil: votando esta ley, porque el trabajador deja de pagar impuesto a las ganancias y consume”.

Consultado respecto de un eventual veto presidencial, Recalde replicó: “Hay un canto popular que dice que si tiran la ley al bombo… No se qué pasará, pero la reacción popular será contraria a la decisión del presidente. El veto rebaja el salario. No se si la veta o no el presidente, pero el trabajador no lo va a aplaudir”.

Con relación al desfinanciamiento de las provincias, el presidente del bloque K señaló que “hablamos con los gobernadores y los senadores y las compensaciones están dadas. Pero tuvimos que ceder”. Agregó que “queremos que todos sean iguales ante la ley: los jueces, todos, los actuales y los futuros jueces. Bueno, en la ley quedaron los nuevos jueces a futuro porque había argumentos sobre derechos adquiridos. Para mí los jueces nunca debieron dejar de pagar ganancias”.

“La otra es la renta financiera. El 2013 gravamos la renta a las utilidades y hace cuatro o cinco meses cuando se plantea el blanqueo a los capitales y defraudación previsional se derogó la renta financiera y en este proyecto pudimos ponerla. El juego, la restauramos en la minería. Se buscó un juego de equilibrio. ¿A quién beneficio? Si hay mayor consumo, comienza el círculo virtuoso de la economía: mayores ventas, mayor empleo, mayor actividad y mayor recaudación. Y mayor tranquilidad para la sociedad”, expresó.