Hace un mes se denunció la desaparición de Santiago Maldonado. Como algunos testigos señalan que la misma se produjo en el marco de un operativo de la Gendarmería Nacional, el Gobierno nacional decidió que fuera la Policía Federal la encargada de realizar la investigación.

Hasta hoy esa fuerza nacional y la justicia federal no confirman información concreta: ni sobre el momento en el que se produjo su última aparición pública, ni sobre su paradero.

Mientras la justicia investiga los hechos y la policía el accionar de los agentes de Gendarmería, la búsqueda de Santiago Maldonado fue utilizada políticamente. Aún dentro del secreto de sumario (vigente hasta el 3 de septiembre) el fiscal general de Comodoro Rivadavia afirma que se parte de su desaparición luego de una marcha, aunque no se puede confirmar que Santiago haya participado de la misma.

Los sindicatos docentes propusieron distintas actividades por nivel educativo para tratar el tema de la desaparición, y búsqueda, de Santiago Maldonado en torno a una supuesta persecución política de la que ninguna institución de la República tiene pruebas.

Todos los hombres y mujeres de bien queremos que aparezca Santiago. Y que aparezca con vida, como cada uno de los otros hombres y mujeres que están actualmente perdidos de sus entornos familiares. Querer emparentar esta desaparición con los momentos más oscuros de la historia de nuestro país, es una canallada. No debiéramos permitir “dos bandos” a la hora de buscar a un compatriota desparecido, sea quien sea. No debiéramos desacreditar a una comunidad indígena ni condenar a las fuerzas de seguridad. Sí investigar con rigurosidad y trabajar para que la justicia haga su tarea.